Venezuela: ¡Ni paz entre clases, ni guerra entre pueblos!

Días previos a la posesión de Nicolás Maduro como presidente, la burguesía de América Latina alineada con los intereses de Estados Unidos comenzó a agitar el discurso de que lo que estaba ocurriendo en Venezuela era un golpe de Estado y que el chavismo no podía volver a asumir las riendas del Estado. Toda la acción fue coordinada desde redes sociales, medios de comunicación de la burguesía y gobiernos de extrema derecha como el de Milei en Argentina, pero después de una gran expectativa de que sucedería algo que desestabilizara al gobierno chavista, todo fue un fracaso, las marchas opositoras en Venezuela no fueron tan masivas y Maduro se posesionó con un fuerte respaldo de las fuerzas armadas y de masas en las calles. Las convocatorias de la oposición en algunos países fueron masivas como el caso de Argentina, pero incluso en ciudades de Colombia la participación fue media o baja.

Igualmente, Edmundo González, el nuevo Juan Guaidó de la oposición derechista venezolana, no pudo ingresar a al país a realizar el espectáculo de posesionarse con el respaldo de algunos expresidentes de la región como Pastrana. Por su parte, la líder opositora de ultraderecha María Corina Machado buscó generar caos regando la falsa noticia de que había sido “secuestrada por el régimen” buscando una justificación para que EE.UU. invadiera Venezuela. Sin embargo, todos esos planes fracasaron.

En esos días de tensión en relación al tema venezolano, la posición del gobierno del Pacto Histórico fue expresada por el canciller, Luis Gilberto Murillo, quien manifestó que «Colombia no reconoce los resultados de las elecciones», pero, a pesar de ese reconocimiento, el país «va mantener las relaciones bilaterales con Venezuela». Esta posición del gobierno de tratar de conciliar a los dos sectores enfrentados en Venezuela y de no cerrar la frontera ni romper relaciones con el vecino país, le pareció ambigua a la oposición derechista colombiana, que aprovechó para acusar al gobierno de ser igual que el gobierno chavista, y de paso, para hacer propaganda electoral pensando en las elecciones presidenciales de 2026.

Por parte de los imperialistas, Donald Trump recientemente dijo que reconocía a Edmundo González como presidente de Venezuela, desconociendo a Nicolás Maduro. Aunque no ha hecho declaraciones sobre las relaciones de ahora en adelante con Venezuela, ni sobre la posible invasión militar.

Luego del fracaso de la oposición derechista para impedir la posesión de Maduro, se ha comenzado a agitar por diversos medios la propuesta de una intervención militar en Venezuela. La ultraderecha colombiana, encabezada por Álvaro Uribe Vélez, en un mitin que celebraron en Cúcuta, manifestaron que se debía realizar una intervención militar internacional avalada por la ONU. Le han secundado a esta propuesta derechistas de varios países, tanto líderes políticos, como periodistas.

Maduro respondió a esas declaraciones de la ultraderecha colombiana, en su discurso en el Festival Mundial Antifascista, declarando que está trabajando con Nicaragua y Cuba una defensa armada en caso de presentarse una intervención militar. El gobierno chavista cuenta con un fuerte respaldo de las fuerzas armadas venezolanas, con la milicia bolivariana, con colectivos armados y un respaldo entre amplios sectores del pueblo, si bien no tan masivos como en los tiempos de Chávez, sigue siendo fuerte en general; por el lado internacional, al apoyo cubano y nicaragüense se le suma el de los imperialistas rusos y chinos.

Lo que está ocurriendo en Venezuela no es una lucha entre “democracia” contra “dictadura” como hipócritamente afirman los capitalistas y sus políticos y periodistas, tampoco es una lucha entre un gobierno “socialista” contra el “imperialismo” como dicen los pseudo revolucionarios partidarios del chavismo. Lo que estamos presenciando es una lucha entre dos facciones de las clases dominantes venezolanas, que cuentan con apoyo de burguesías imperialistas. Por un lado, la vieja burguesía oligárquica alineada con los imperialistas occidentales, encabezados por Estados Unidos; por el otro, la burguesía bolivariana, surgida en el seno del Estado y sus fuerzas militares, con el apoyo de los imperialistas rusos y chinos. Ambos bandos se enfrentan para hacerse cargo del control del Estado, y lo más importante, de los dineros que obtienen de la renta petrolera. En esa cruenta lucha arrastran a sectores del pueblo. En definitiva, ninguna de las opciones, ni la chavista liderada por Maduro, ni la derechista liderada por Corina Machado, representan los intereses de los trabajadores venezolanos.

El gobierno chavista no marcha hacia el socialismo, es un gobierno burgués, represivo y autoritario, que encarcela y reprime a dirigentes políticos obreros y de izquierda, incluso usa la represión contra aliados en su momento como el caso del Partido Comunista de Venezuela. Por eso, cualquiera que realmente se considere a sí mismo comunista o revolucionario no debe apoyar a un gobierno de ese carácter. De igual forma, no se puede caer, como han caído algunos gobiernos y políticos «progresistas», en ver la oposición derechista como una alternativa. No. Nuestra posición debe ser la de denunciar a ambos bandos de las clases dominantes y plantear la necesidad de que los trabajadores y revolucionarios venezolanos construyan una opción revolucionaria obrera e independiente de esos sectores burgueses.

Asimismo, es menester oponernos por todos los medios ante una invasión militar en Venezuela. A pesar de tener presente el análisis anterior de nuestra actitud frente al gobierno chavista, una invasión militar en el vecino país no es una solución para el pueblo trabajador venezolano, ni va a significar su libertad y/o mayor democracia, una invasión militar tal como lo plantea la ultraderecha es reaccionaria, y es en función de los intereses de los imperialistas yanquis y de la facción burguesa de derecha venezolana. Y con mayor razón, en Colombia debemos oponernos, por si pretenden que nuestro país sirva de base de apoyo para esa invasión. Nuestra consigna debe ser: ¡Ni paz entre clases, ni guerra entre pueblos!

Comité Ejecutivo – Unión Obrera Comunista (mlm)
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