El Primero de Mayo hace 132 años, Federico Engels escribía un nuevo prólogo al célebre Manifiesto del Partido Comunista, en el cual destacaba que por primera vez se hacía realidad la consigna de Carlos Marx y suya: ¡Proletarios de todos los países, uníos! En momentos en que el proletariado de Europa y América pasaba revista a sus fuerzas, movilizadas en un solo ejército, bajo la misma bandera. Era aquella una demostración de fuerza y del grado de madurez de la clase obrera para tomar en sus manos las riendas de la sociedad. En ese sentido, realizar el balance de la jornada internacional de lucha del proletariado es una obligación de los comunistas para hacer conscientes las fortalezas y debilidades de su clase, de donde se desprenden sus propias tareas.
Pues bien, este año nuevamente las fuerzas del ejército proletario mundial marcharon al unísono, y aun cuando no cuentan con su organización internacional como en aquella época, y en gran parte se encuentran dirigidas por partidos reformistas, fueron comunes sus demandas y la proclamación de sus objetivos inmediatos y futuros: contra las reformas antiobreras, contra la carestía o rebaja del salario real… contra la represión y la dictadura de los monopolios, contra la dominación y agresión imperialistas… en fin, contra la explotación y la opresión mundial capitalista y contra los preparativos de una nueva guerra mundial imperialista.
Se realizaron nutridas manifestaciones en las más importantes ciudades, tanto de los países imperialistas como en los países oprimidos. Fue una demostración de la rebelión de la principal fuerza productiva mundial contra las caducas y pestilentes relaciones sociales del sistema capitalista moribundo. En muchas partes las fuerzas del proletariado se movilizaron desafiando regímenes profundamente reaccionarios como el de Turquía o Colombia; en varios países se presentaron enfrentamientos y combates entre los manifestantes y las fuerzas represivas del Estado, incluso en países gobernados por reformistas como en Chile, confirmando en los hechos la agudización de la lucha de clases y la explosividad de la situación.
El Primero de Mayo demostró la fuerza poderosa de la clase obrera mundial, cuya lucha espontánea tiende a romper las cadenas de la explotación asalariada y la dominación imperialista; asimismo mostró la debilidad de los comunistas llamados a dirigir ese ejército que se ha puesto en pie, y que al carecer de su destacamento de vanguardia, de su Partido y de su organización internacional, en la mayoría de países es desviado por el oportunismo que logra enturbiar su conciencia postergando su misión de destruir el viejo mundo y construir el nuevo.
Este año las fuerzas del proletariado revolucionario, emitieron varias declaraciones respaldadas por partidos y organizaciones marxistas leninistas maoístas de distintos países, dejando en evidencia su división y dispersión, siendo esta, la principal debilidad de las fuerzas del proletariado mundial. Un hecho que no corresponde a las exigencias de la lucha de clases y a la responsabilidad que tienen los comunistas como dirigentes de un movimiento internacional que tiende a derrocar las clases dominantes y a enterrar, mediante la Revolución Proletaria Mundial las caducas relaciones que constriñen el avance de la sociedad.
Aun así, y a pesar de la existencia de variados matices, fueron las fuerzas marxistas leninistas maoístas quienes pusieron de relieve la agudización extrema de las más importantes contradicciones del capitalismo imperialista moribundo, destacaron la lucha revolucionaria de las masas en el mundo, denunciaron los preparativos de guerra imperialista y brindaron orientaciones acertadas para enfrentar la situación: construir, reconstruir y fortalecer el Partido del proletariado en cada país y avanzar en la unidad de los comunistas hacia una nueva organización Internacional, dirigir la lucha de las masas en la perspectiva de construir o fortalecer el frente de las clases revolucionarias y de la Guerra Popular para desatar la revolución en cada país como parte de la Revolución Proletaria Mundial, así como oponer a la guerra imperialista la guerra civil revolucionaria. En otras palabras, aprovechar la agudización de las contradicciones del capitalismo imperialista agonizante para avanzar a la revolución y al establecimiento del socialismo en todo el mundo.
Tales identidades ponen de manifiesto la existencia de una base mínima de unidad en los principios y no justifican la actual dispersión, ni la dilación frente a la urgencia de realizar una verdadera Conferencia Internacional Unificada de los Marxistas Leninistas Maoístas, que solo puede explicarse por el sectarismo y el escepticismo, contrarios al espíritu del Manifiesto Comunista, a las exigencias de la lucha de clases en la actualidad y a la responsabilidad del Movimiento Comunista Internacional de constituirse en el estado mayor del ejército proletario mundial.
Construir o fortalecer verdaderos partidos comunistas en cada país, solo es posible si los comunistas se disponen a actuar como Partido elevando a las masas a la comprensión del Programa de la Revolución en el transcurso mismo de la lucha y en medio de la disputa con el oportunismo, por la dirección del movimiento. Actuación que no va separada de la lucha contra el oportunismo internacional y de la unidad–lucha–unidad en el seno de los marxistas leninistas maoístas y las tareas que les son comunes, tales como la lucha contra la embestida ideológica reaccionaria, contra las guerras imperialistas y la amenaza de guerra mundial, en solidaridad con las luchas de los proletarios y pueblos del mundo, y en apoyo a las guerras populares; tareas comunes que resaltan la urgente necesidad de la Conferencia Internacional Unificada de los Marxistas Leninistas Maoístas en la perspectiva de la nueva Internacional Comunista, imprescindible para el triunfo de la Revolución Proletaria Mundial.
Construir y fortalecer el Partido actuando como partido y realizar la Conferencia Internacional Unificada de los marxistas leninistas maoístas son tareas no solo urgentes y necesarias sino también posibles en las actuales circunstancias; son la forma correcta de enfrentar los desafíos de la lucha de clases y de organizar el cuartel general de los comunistas revolucionarios, principal exigencia de la Revolución Proletaria Mundial.
Tales son las conclusiones que se desprenden de las demostraciones del Primero de Mayo de este año, cuando el proletariado mundial nuevamente se movilizó como un solo ejército al cual solo le hace falta su estado mayor para cumplir plenamente la orientación del Manifiesto, ¡Proletarios de todos los países, uníos! que les permitan a quienes no tienen nada que perder, excepto sus cadenas, cumplir con su misión histórica de emanciparse emancipando a la vez a la humanidad.
Comité de Dirección – Unión Obrera Comunista (mlm)
Mayo 5 de 2022