Muchas personas creen que la conmemoración del 8 de Marzo como el Día Internacional de la Mujer, fue aprobada por la ONU o por alguna institución gubernamental de los capitalistas. ¡Mentira! Ellos han pretendido adueñarse del 8 de Marzo para ocultar su verdadera significación y convertirlo en una celebración burguesa de utilización mercantil de la Mujer.
La verdad es muy otra. El 8 de Marzo es una dolorosa recordación de la hoguera humana que prendieron los dueños de una fábrica de confecciones en Nueva York, con 129 obreras incineradas por iniciar una huelga desde el 5 de marzo de 1908 para exigir la disminución de la jornada de trabajo. Pero también es una conmemoración revolucionaria desde 1910, cuando el II Encuentro Internacional de Mujeres Comunistas en Copenhague Dinamarca declaró el 8 de Marzo DÍA INTERNACIONAL DE LA MUJER.
Económicamente las Mujeres ya no son solo explotadas amas de casa como fue su destino por muchos años; ahora el capitalismo las ha esclavizado directamente con los grilletes de la explotación asalariada. Los defensores de esa explotación afirman que la condición de ser trabajadoras asalariadas, libera a las Mujeres de su esclavitud en los embrutecedores oficios domésticos. ¡Mentira! Lejos de disminuir la jornada laboral, a las Mujeres se les duplicó el trabajo: una jornada en la fábrica y otra en la casa. Y lo que sí es verdad, es el avance que proporciona a las Mujeres esa condición de ser directamente trabajadoras asalariadas, porque les permite también participar personalmente en la lucha sindical de resistencia a la explotación capitalista, y en la lucha política por acabar la esclavitud asalariada, sin la cual no puede hablarse ni existir una verdadera y real emancipación económica de la Mujer.
Políticamente el Gobierno y todos los representantes de los patronos explotadores, sostienen que su «democracia» burguesa es ya el reino de la «igualdad» para todos los ciudadanos, y por tanto de la «igualdad» para las Mujeres, quienes gozan de derechos «igual» que los hombres, tienen oportunidades «igual» que los hombres y son «iguales» a ellos ante la Constitución que es la madre de todas las leyes burguesas. ¡Mentira doble! Las Mujeres bajo el capitalismo lejos de ser libres e iguales, son doblemente oprimidas, son víctimas de la opresión de clase por los patronos, el Gobierno y el Estado, y son víctimas de la opresión machista, en las fábricas y empresas, en la calle y en la casa, de la opresión de sus propios compañeros, esposos, hermanos y padres, incluso de la opresión de sus propios camaradas en las organizaciones revolucionarias.
En este sistema capitalista la igualdad se mide en capital, y aunque los asalariados son quienes lo producen y acrecientan con su fuerza de trabajo, quienes se lo apropian y disfrutan son las clases que no trabajan porque tienen el privilegio de la propiedad privada sobre los medios con los cuales se produce el capital. Y como si eso fuera poco, el capitalismo heredó la desigualdad entre el hombre y la Mujer y está edificado sobre esa desigualdad real de la Mujer en toda la vida económica, política y cultural de la sociedad. La «igualdad» que alegan los ricos entre hombres y Mujeres es solo en la letra de las leyes, es una «igualdad» escrita sobre papel mojado.
Los partidos politiqueros que se dicen de «izquierda», junto con todos los partidos reformistas que dicen estar contra toda discriminación social, incluida la de la Mujer, todos le hacen el coro a las mentiras burguesas de la «democracia y la igualdad». Todos reducen la lucha por la Liberación de la Mujer, a la lucha política y jurídica para hacer valer los derechos de las Mujeres y hacer realidad la «igualdad» de la Mujer dentro del sistema capitalista.
Son justas y necesarias las protestas, movilizaciones y huelgas femeninas que se levantan en el mundo y se resaltan con motivo del 8 de Marzo, porque el sistema imperialista es un sistema mundial de opresión y explotación de hombres y Mujeres; porque en su avanzado estado de agonía y descomposición este sistema se ensaña especialmente contra la Mujer sobre quien descarga los peores horrores en todos los países, donde la desigualdad, el acoso y la perversión machistas, el maltrato físico, la mutilación y asesinato de mujeres, el abandono y la carga económica de los hijos, han dejado de ser casos aislados y familiares, para convertirse en uno de los más grandes problemas sociales mundiales. Una contradicción que no puede abordarse como un problema de género, como propone el movimiento feminista burgués, sino como parte de la Revolución Proletaria Mundial.
Es necesaria la lucha de resistencia contra la opresión y discriminación machista de la Mujer en la sociedad capitalista. Pero prometer la igualdad real para la Mujer bajo el capitalismo es un gran engaño, y una gran mentira pretender la liberación femenina sin tocar el poder del capital. Para lograr la verdadera y real liberación social de la Mujer, es indispensable acabar con la dominación y la explotación de clase, y esa que es la misión histórica de la clase obrera exige la participación de las Mujeres, en la lucha económica de resistencia sindical y en la lucha política revolucionaria para derrocar el poder de los explotadores, lucha política que no es en el podrido y corrupto establo parlamentario, sino en la movilización masiva callejera de hombres y Mujeres hoy, y con las armas en un futuro próximo, terreno en el cual, las Mujeres siempre en la historia de las revoluciones han dado ejemplo de más coraje y valentía que los hombres.
¡EL ÉXITO DE LA REVOLUCIÓN DEPENDE DEL GRADO EN QUE PARTICIPEN LAS MUJERES!
¡LA EMANCIPACIÓN DE LAS MUJERES FORMA PARTE DE LA LIBERACIÓN DEL PROLETARIADO!
Comité Ejecutivo – Unión Obrera Comunista (mlm)
8 de Marzo 2017