Frente a los vientos de guerra imperialista desatar el huracán de la revolución

A propósito del conflicto en el Medio Oriente

Desde el 7 de octubre del año pasado, el genocidio del pueblo palestino y la escalada terrorista de Israel en el Medio Oriente, bombardeando con el apoyo o junto con Estados Unidos la Franja de Gaza, el Líbano, Cisjordania, Yemen, Siria, Irak e Irán, han puesto en segundo plano la tragedia del pueblo ucraniano en medio de la disputa de los imperialistas estadounidenses y sus rivales rusos.

La guerra en el Medio Oriente apunta a convertirse en una confrontación regional total en cuyo trasfondo están los imperialistas estadounidenses y sus socios de la OTAN y los imperialistas rusos y sus socios chinos al igual que en la guerra en Ucrania.

Son dos frentes de la preparación de la guerra imperialista por un nuevo reparto del mundo, confirmando que soplan vientos de guerra imperialista, a la que el proletariado y los pueblos del mundo deben responder desatando el huracán de la revolución que evite una nueva carnicería mundial o en caso de presentarse, esta sea transformada en guerra civil contra las clases explotadoras dominantes en los distintos países. Tal es la única orientación correcta en medio de la situación actual.

Es necesario denunciar y condenar la hipocresía de la ONU imperialista

Recientemente se celebró en Nueva York la Asamblea General de la ONU donde los mandatarios de los países miembros manifestaron nuevamente su disposición a la paz mundial y a resolver el conflicto en el Medio Oriente, pero todos son discursos hipócritas.

Biden habló de paz y de tregua, pero sigue armando y respaldando las acciones del Estado de Israel, dando luz verde a la continuación del genocidio del pueblo palestino y ahora del libanés, a la vez que está alentando a su perro de presa sionista a escalar las acciones contra Irán a nombre de la legítima defensa. No es solamente el apoyo a su perro faldero, sino la intervención abierta disparando antimisiles a los proyectiles iraníes en los últimos días, también a objetivos hutíes en Yemen y Siria.

Igualmente, los genocidas Joe Biden y Kamala Harris, representantes de los terroristas yanquis, siguen surtiendo armas, inteligencia y lineamientos estratégicos a Ucrania, poniendo de presente que ya están involucrados en la guerra contra Rusia, a la vez que preparan el terreno en el sudeste asiático (operaciones alrededor de Taiwán, bases militares con misiles de largo alcance en Filipinas…) para el enfrentamiento bélico con China.

Otro tanto han hecho los gobernantes de Inglaterra, Alemania, Francia e Italia no solo apoyando a sus socios imperialistas yanquis a través de la OTAN, sino también interviniendo en el Medio Oriente, aunque Macron el presidente de Francia se rasgue las vestiduras exigiendo el cese al fuego y condenando la agresión sionista al Líbano en la ONU.

Rusia y China defendieron el llamado a crear un mundo «en donde se respeten los valores de la identidad humana y los derechos de todas las personas para determinar su propio destino» y criticaron el colonialismo de occidente, reclamado su puesto entre los imperialistas: «los días en que solo una o dos potencias tomaban las decisiones a nivel internacional pertenecen al pasado»

Condenaron la agresión al pueblo palestino y se opusieron a la expansión del conflicto en el Medio Oriente haciéndole saber a Estados Unidos que terciarán allí si su perro de presa, Israel, prosigue en su intento de expandir su dominio.

Rusia defendió su invasión a Ucrania con el pretexto de la defensa de gente ucraniana y rusa allí, mientras China dijo que «se opone a toda expansión» de la guerra en Ucrania y al recrudecimiento de los combates con Rusia, a la vez que le anunció a Estados Unidos que Taiwán es «parte inalienable del territorio chino», isla que volverá «al abrazo de la madre patria».

Por su parte, también los presidentes y representantes del progresismo se sumaron a este cinismo hipócrita imperialista, al denunciar, como lo hizo el presidente de España Pedro Sánchez, el «gran fracaso colectivo» de la ONU, la «insoportable espiral de muerte y devastación» en el Medio Oriente, condenar «con rotundidad la muerte de civiles inocentes» y llamar nuevamente a un alto al fuego y a la liberación de todos los detenidos.

Otro tanto hizo el canciller de Venezuela exigiendo que la ofensiva de Israel «sea detenida inmediatamente». La presidenta de Honduras no se quedó atrás «para pedir el fin del genocidio en Gaza. El Líbano no debe convertirse en otra Franja de Gaza».

El presidente Petro merece punto aparte porque expresó más claramente la posición del progresismo en general. Por un lado, denunció el carácter de la ONU donde los que son escuchados son los presidentes de los países imperialistas embarcados en las guerras, en la destrucción de la naturaleza, de la humanidad y de la vida: «por eso no nos escuchan cuando votamos que se detenga el genocidio en Gaza… no nos escucha una minoría de presidentes que pueden detener el bombardeo. Es decir, no nos escuchan los presidentes de los países que pueden destruir la humanidad».

Es de conocimiento que el gobierno Petro rompió relaciones con Israel y ha suspendido algunos tratados comerciales con los autores materiales del genocidio en Gaza y se esperaría en consecuencia con su discurso en la ONU que alguien con tal claridad no toleraría las bases militares yanquis en Colombia, ni apoyaría la construcción de una nueva base en la isla de Gorgona, ni la intervención de una fuerza militar multinacional en la Amazonía comandada por Estados Unidos, los peores terroristas, genocidas y destructores de la naturaleza y de la vida.

Esta es la actuación común del progresismo y del reformismo en la arena internacional: duros discursos contra los males engendrados por el capitalismo imperialista, pero en los hechos, siguen manteniendo relaciones de servilismo con los imperialistas.

Por eso hay que condenar y denunciar la hipocresía de la ONU, porque es una organización al servicio de los imperialistas, donde simplemente les dan voz a sus lacayos o de vez en cuando habla algún demócrata de un país oprimido, pero los votos los tienen los grandes imperialistas que cuentan con poder de veto en el Consejo de Seguridad.

Se necesita desatar el huracán de la revolución

A las mentiras e hipocresía de los imperialistas y sus lacayos, el proletariado y los pueblos del mundo deben responder con la movilización revolucionaria contra la agresión a los pueblos, contra los preparativos de guerra imperialista, que solo busca un nuevo reparto del mundo por las fuentes de materias primas, recursos naturales, mercados y fuerza de trabajo en el desespero por mantener su sistema de opresión y explotación, a cuenta de destruir las dos únicas fuentes de riqueza: los hombres y la naturaleza.

La crisis actual del capitalismo imperialista (económica, social, migratoria, medioambiental, política…)  muestra su avanzado estado de agonía y le plantea al proletariado y a los pueblos del mundo la exigencia de darle sepultura con la revolución proletaria mundial.

No es casual que a las mentiras, a la hipocresía, a las bombas y la muerte desplegada por los gánsteres imperialistas y sus secuaces, los pueblos hayan respondido con la movilización en todos los países en solidaridad con la resistencia del pueblo palestino y condenando el genocidio y los preparativos de guerra mundial.

Pasando por encima de la represión de los Estados reaccionarios, las masas han realizado mítines y grandes movilizaciones exigiendo parar la agresión, impulsado el boicot a las empresas israelíes o aquellas que apoyan a los sionistas, exigiendo el rompimiento de relaciones y tratados de sus gobiernos con el Estado de Israel. Bajo esta presión algunos gobiernos han roto relaciones y han obligado a promover acciones jurídicas por parte de organismos internacionales, ordenando a los sionistas detener de inmediato las operaciones militares sobre la Franja de Gaza, como lo dice la declaración internacional conjunta por Palestina firmada por 16 partidos y organizaciones comunistas de los 5 continentes.

Declaración que llama a intensificar las acciones y hacer avanzar cada vez más poderosamente el movimiento militante de masas en apoyo a la causa palestina.

La presión popular debe avanzar a huelgas de solidaridad y a acciones cada vez más contundentes contra los gobiernos que apoyan Israel y las Embajadas Israelíes en cada rincón del mundo.

Los partidos y organizaciones comunistas marxistas-leninistas-maoístas deben jugar un papel cada vez más de primera línea en este movimiento, en torno a demandas de masas compartidas:

• Exigir que las tropas israelíes abandonen la Franja de Gaza y Cisjordania;

• Exigir que las tropas imperialistas abandonen la región y cesen sus acciones militares en Medio Oriente en apoyo al Estado de Israel y contra las fuerzas solidarias con el pueblo palestino, en el Mar Rojo, en el Líbano, etc.;

• Exigir la ruptura de relaciones diplomáticas, comerciales y militares con Israel;

• Exigir que los gobernantes sionistas sean juzgados por crímenes de guerra y genocidio.

Declaración que llama también a movilizarse contra la operación genocida Kagaar en la India llevada a cabo por el fascista Narendra Modi con el apoyo del imperialismo yanqui con la cual pretenden ilusamente poner fin a la Guerra Popular que está instaurando el nuevo Poder de los obreros y campesinos, echando por tierra los planes imperialistas en ese extenso país.

Los fieros imperialistas son gigantes con pies de barro, son una minoría insignificante de parásitos que solo pueden oxigenar su sistema moribundo recurriendo al genocidio para repartirse el mundo. Son débiles por que representan las aspiraciones e intereses de esa minoría reaccionaria frente a la inmensa mayoría de la humanidad que ya no puede y no quiere seguir viviendo como hasta ahora, y por eso en todos los rincones de la tierra se rebela contra la explotación y la opresión, contra la guerra y la devastación de la naturaleza.

Pero no basta con ello, frente a los actuales vientos de guerra imperialista se necesita desatar un verdadero huracán revolucionario, que no deje piedra sobre piedra de este horror infernal que padece la humanidad y la amenaza de una nueva guerra imperialista, que tendría consecuencias desastrosas para la sociedad mundial y la naturaleza.

Se necesita de una dirección revolucionaria que lleve la revolución hasta el final, al establecimiento del socialismo, necesidad histórica para superar las contradicciones del capitalismo moribundo.

Los comunistas, representantes de la clase obrera en todo el mundo, debemos acelerar los encuentros, hallar los puntos de unidad y resolver la manera de actuar como un destacamento a nivel mundial, para impedir que los imperialistas desaten su guerra de rapiña, y esa actuación debe hacerse educando, organizando y dirigiendo a las masas populares, preparándolas para que la revolución  impida la guerra o para transformar la guerra imperialista en guerra civil contra los explotadores y opresores, acelerando el triunfo de la Revolución Proletaria Mundial.

¡Proletarios y pueblos del mundo, uníos contra el imperialismo!

Comité Ejecutivo – Unión Obrera Comunista (mlm)
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