Lo sucedido en la campaña electoral y las votaciones del 13 de marzo dejan importantes lecciones para el quehacer de los proletarios y reafirman la necesidad de preparar el levantamiento popular.
Aunque la prensa oficial se ha encargado de poner en primer plano la nueva farsa electoral durante estos meses, es deber de los revolucionarios destacar los hechos que han corrido paralelos a ella, pues mientras se ensalza la “fiesta de la democracia y la libertad”, y se prometen grandes cambios desde todas las orillas, no cesa el horror y la persistente violencia contra el pueblo, dejando al desnudo la mutilada democracia de los ricos, el carácter dictatorial del Estado y la catadura criminal del régimen mafioso: ocurrieron 23 masacres de enero al 17 de marzo; fueron asesinados 41 dirigentes populares y 9 excombatientes de las Farc hasta el 16 de marzo; no cesan las amenazas y el encarcelamiento de luchadores populares; a lo cual se agrega la censura de prensa, y se remata la supuesta democracia con la reciente legitimación por parte de la Corte Constitucional de la “asistencia militar” (intervención del ejército) en las protestas, en respuesta al descontento frente a la angustia del hambre, la miseria y las violaciones de los más elementales derechos del pueblo trabajador.
Una “fiesta democrática” marcada además por las ya conocidas maquinarias y clanes que “eligen” a conocidos personajes corruptos y representantes abiertos de las mafias y el paramilitarismo, con las violentas restricciones impuestas por ellos en varias regiones; a las cuales se sumó ahora el infame y descarado hecho de que Rodrigo Tovar Vélez, hijo del jefe paramilitar “Jorge 40” (Jorge Rodrigo Tovar Pupo) saliera “elegido” para las curules otorgadas a las víctimas de la guerra, siendo obligados a renunciar 20 de los aspirantes a esa curul por la Sierra Nevada de Santa Marta; pero este no es el único hecho: Leonor Palencia, James Mosquera, Jhon Fredy Núñez, Diógenes Quintero y Haiver Rincón, apoyados por las maquinarias estatales, jefes mafiosos y clanes expropiadores y beneficiarios de la guerra contra el pueblo, también fueron “elegidos” como representantes de las víctimas en Córdoba, Chocó, Caquetá, Tolima y Catatumbo respectivamente.
Una “fiesta democrática” rematada con el escandaloso fraude ya anunciado, poniendo de presente la falsedad de la transparencia e imparcialidad de las instituciones del Estado, la ineptitud del gobierno al dejarse “pillar” y el descaro de los representantes del régimen criminal al endosarle el fraude a los contradictores; a la vez que hace más evidente la debilidad y desprestigio del régimen y la división de las clases dominantes.
Este es el panorama que le da la razón a la mayoría del pueblo, asqueada de la politiquería y desconfiada del Estado burgués; por eso su actitud frente a las elecciones es abstenerse de votar. A pesar de la avalancha de propaganda, de la intimidación de todos lados y las lisonjas, el pueblo nuevamente dejó clara su posición e incluso una parte de quienes por la presión se vieron obligados a votar lo hicieron en blanco, anularon el voto o no lo marcaron, alcanzando entre ellos más de un millón, frente a los 223.167 votos alcanzados por Miguel Uribe, el senador “más votado”.
El hecho de que el “Pacto Histórico” haya alcanzado más curules tanto en el Senado como en la Cámara de Representantes, indica que esa coalición logró canalizar una parte de la indignación general del pueblo, manifiesta en el levantamiento popular del 28 de abril pasado; es decir, logró convencer a una parte del pueblo de darle una salida institucional burguesa a la profunda crisis económica, social y política que vive la sociedad colombiana, ante la incapacidad e impotencia del proletariado revolucionario que sigue siendo una fuerza marginal en la lucha de clases que desgarra el país.
Sin embargo, es ya evidente, para quienes quieren ver, que Petro y las fuerzas del “Pacto Histórico”, se acercan cada vez más a los rancios sectores de las clases dominantes y a las maquinarias de los viejos partidos reaccionarios, donde los sueños de cambio de quienes se dejaron seducir por sus cantos de sirena, se verán frustrados, confirmando la advertencia de los comunistas de que tal pacto se propone cambiarlo todo para que todo siga igual.
La “fiesta democrática” del 13 de marzo deja claro que quien quede en la presidencia tendrá que seguir gobernando con la mafia y el paramilitarismo, y cumpliendo los planes del imperialismo y las clases dominantes explotadoras, reafirmando la verdad de que el Gobierno en el Estado burgués es la junta que administra los negocios comunes de los capitalistas. Por eso, aun en el caso de que las clases dominantes acepten ser gobernadas por Petro desde la presidencia, la angustiosa situación del pueblo no será resuelta (como demuestra la virulenta reacción inmediata de los grandes capitalistas a la tímida propuesta de entregar el pírrico subsidio de 500 mil pesos a los ancianos no pensionados) y hará necesario volver a las calles, a la huelga política, al levantamiento popular para conquistar sus aspiraciones con la lucha directa y revolucionaria.
Conquistar las reivindicaciones populares exige entonces de los revolucionarios, comunistas, dirigentes y activistas que desean de verdad cambiar la situación, preparar el levantamiento popular, haciendo conscientes y generalizando las formas de organización y de lucha destacadas en la huelga política iniciada el 28 de abril como las Asambleas Populares, las Primeras Líneas, los Grupos de Choque, las Guardias y Milicias Populares, para tumbar el gobierno de los explotadores y establecer un nuevo gobierno basado en la alianza de los obreros y campesinos, que haga cumplir con la fuerza del pueblo organizado y armado, el Programa Inmediato, ¡Por un gobierno de los obreros y campesinos, no de los explotadores!, propuesto por la Unión Obrera Comunista (mlm) el cual recoge las aspiraciones inmediatas más sentidas de los explotados y oprimidos en Colombia.
Ese es el único camino cierto y seguro para avanzar a la Revolución Socialista, la solución definitiva a los problemas que agobian al pueblo colombiano, quien no puede seguir esperando salvadores supremos, sino contar con las propias fuerzas que proporcionan su unidad, su organización, movilización y lucha: Ni el Estado ni los politiqueros, ¡Solo el pueblo, salva al pueblo!
Comité de Dirección – Unión Obrera Comunista (mlm)
Marzo 22 2022