Desde hace tiempo, el capitalismo imperialista viene atravesando una crisis de sobre producción de mercancías generado por una producción social a gran escala, las cuales son para la mayoría inasequibles por los bajos salarios que en la mayoría de los casos no llegan ni al mínimo y el índice de desempleo que sobrepasa el 10% según cifras oficiales, lo que lanza a millones de trabajadores al rebusque y en esta época de pandemia al hambre y la miseria.
Esta situación se agudizó con el Covid-19 que ha generado toda una crisis sanitaria en el mundo y en Colombia, simplemente le ha servido al capitalismo y a los títeres como Duque que sólo benefician los intereses del capitalismo brindando gran capital al sector financiero, entregando a las grandes empresas dádivas como exoneración de impuestos e inyección de capital, supuestamente para solventar las nóminas de los trabajadores, mientras que realmente son despedidos y sometidos a vejámenes por parte de las empresas, como rebajas salariales, vacaciones no pagas y artimañas como los famosos planes de retiro voluntario, tal es el caso de Indupalma y Ecopetrol por ejemplo. Mientras por los medios de comunicación el títere de Duque demagógicamente dice ayudar entregando dinero dizque para evitar despidos, realmente lo que hace es salvar empresas privadas y favorecer al sector financiero, dejando al pueblo viendo un chispero con ayudas que tampoco llegan o que se embolsillan los intermediarios corruptos.
En la época del coronavirus la lucha de clases no solo se hace más vigente, sino que además se agudiza por las condiciones a las que han sometido al pueblo: hambre, encierro y hasta la muerte, provocada por la incapacidad de atender una emergencia; eso es lo que viven los obreros; casos como el de los trabajadores de Brinsa, Ecopetrol y los trabajadores del sector de la salud, que además de ser infectados por el virus, han fallecido ante la falta de elementos de bioseguridad.
Y sigue vigente la lucha de los desposeídos, porque además de las tragedias propias del capitalismo imperialista y de la actual pandemia, los representantes de los parásitos burgueses como Vargas Lleras se vienen lanza en ristre contra la clase obrera y el pueblo colombiano, con su declaración de una nueva emergencia económica para hacer posible la arremetida por parte del gobierno Duque en defensa de los intereses de todos los capitalistas y los monopolios, que pretenden imponer una nueva reforma laboral dizque transitoria, para arrebatar a los trabajadores los derechos adquiridos; y de esta manera hacer trizas el contrato laboral directo e indefinido, a los pocos que aún lo conservan, generalizando la tercerización laboral; arrebatar las conquistas logradas en las convenciones colectivas; suprimir primas y cesantías, que hacen parte del salario, pues es lo que el trabajador merece ante el desgaste de vender su fuerza de trabajo, además de imponer el trabajo por horas quitando los festivos y los recargos nocturnos. Este es todo el paquete de reforma laboral, que ya se venía por orden de la OCDE, el Banco Mundial y en general por el imperialismo desde antes del Covid-19, así como la nueva reforma pensional y tributaria, que por supuesto afecta principalmente a las masas laboriosas. Por último y para que no quede duda, bajo el embeleco de generar “empleo” pide flexibilizar los costos de despidos de los trabajadores, dejándole totalmente las manos libres al capital para despedir como quiera y cuando quiera.
De ahí que la lucha sindical, en las condiciones actuales deba intensificarse, luchando por la reestructuración del movimiento sindical, un sindicalismo dominado actualmente por la ideología burguesa y dirigido por una política socialdemócrata de conciliación y concertación de clases, que traiciona los intereses de los trabajadores por una ciega confianza en las falsas buenas voluntades de los capitalistas y en las mesas de negociación. Aprovechándose de esa debilidad del movimiento sindical, es que el actual ministro de trabajo dice que esta reforma laboral y anti obrera hay que concertarla con las centrales obreras, porque saben que en últimas los dirigentes arrodillados están de su parte y harán lo propio para desviar la lucha de masas, traicionándola como ya se ha demostrado en otrora (por ejemplo paro del magisterio en 2015). Es así como pretende que la clase obrera siga cargando sobre sus espaldas la crisis capitalista, apoyándose en sindicatos patronalistas y en la dirigencia sindical vendida y traidora. Por ejemplo, el caso del sindicato de Cruz Verde que llamó a los trabajadores a renegociar la convención colectiva, porque “pobrecita la empresa”, ha perdido por la pandemia, cuando este es un monopolio que siendo farmacia no ha tenido que cerrar, así que no es cierto que haya perdido un centavo.
El llamado es a la lucha y a la organización con independencia de clase, las organizaciones sindicales no se pueden prestar para que se imponga esa nefasta reforma laboral, ni para que se renegocien convenciones colectivas con la disculpa del Covid-19, exigir que las centrales obreras no se presten a estas posibles mesas de concertación con el gobierno de Duque. Las bases deben rebelarse en contra de esta política burguesa y luchar por conquistar la independencia de clase con respecto al Estado, la ideología burguesa y los partidos politiqueros que engañan a los obreros con la vana ilusión que desde el Estado burgués se puede hacer lo que necesita la clase obrera, desmovilizando a todos los trabajadores. En medio de esta pandemia se requiere de la lucha directa por los derechos de los obreros que de la mano de los campesinos deben prepararse para una transformación social y política, donde se destruya el Estado burgués y se construya un Estado dirigido por los obreros y campesinos.