¿Será que el régimen uribista de Duque se ha preguntado cómo van a sobrevivir los indígenas Wayú en La Guajira? El pueblo sabe que no, porque simplemente a las clases dominantes esta comunidad no les interesa en absoluto. Para los opulentos de este país, La Guajira solo es valiosa porque engorda sus bolsillos gracias a la explotación de la mina de carbón a cielo abierto El Cerrejón, propiedad de los imperialistas que la explotan: Glencore, Anglo-American y Billiton-BHP.
Los imperialistas que explotan la mina y la burguesía colombiana, socia y lacaya de los primeros, son los culpables de que los obreros de la mina y las comunidades cercanas a la misma sufran de enfermedades respiratorias -por el polvillo del carbón- y gastrointestinales por el consumo de agua contaminada; como del sufrimiento diario de miles de guajiros por obtener agua potable para cocinar, calmar la sed o bañarse las manos, gracias al desvío del río Ranchería y del afluente que llegaba a las comunidades, el río Arroyo Bruno, cuyas aguas son utilizadas por la mina y devueltas al río ya contaminadas con arsénico y manganeso por encima de los límites permitidos.
Además, con la orden de confinamiento, los indígenas que venden sus mochilas y demás tejidos en diferentes pueblos, están siendo criminalizados por la policía que descaradamente los mandan «a dormir» cuando los ven caminado, como si los alimentos, el agua potable, los medicamentos y demás, les fueran a caer del cielo o por obra y gracia del Estado de los ricos que por décadas los ha condenado al hambre, a la sed y a las enfermedades curables.
Las contradicciones entre el pueblo y el Estado de los ricos, entre el proletariado y la burguesía se agudizan por doquier. Rechazamos la condena a muerte a la que el podrido Estado burgués condena a la comunidad Wayú y en general a gran parte del pueblo colombiano. Es hora de exigir agua, alimentación, salud y educación para el pueblo por medio de la solidaridad de clase y la fuerza organizada de la lucha popular. Y si este Estado no es capaz de garantizar estos mínimos, llamamos a que esa fuerza organizada se prepare para sacar del camino a los capitalistas, terratenientes y su Estado, por medio de una revolución donde sean los que todo lo producen, quienes todo lo gobiernen.