Los capitalistas lanzaron un nuevo grito de guerra contra la clase obrera. Las medidas propuestas por el Consejo Gremial al régimen antiobrero de Duque, son una patada en las costillas de los obreros del país. Y bien se sabe que lo que presentan los monopolios como «propuestas» o «recomendaciones» al final son órdenes para el régimen de turno que les esté administrando sus negocios desde el Estado.
Es un grito de guerra pues estos enemigos de la clase obrera pretenden pagar salarios por horas, cotizar a salud y pensión proporcionalmente y no pagar recargos dominicales ni nocturnos. Es un llamado a la acción directa en las calles a los obreros, porque quieren «diferir» el pago de la prima de junio en «cuotas» o en un «plazo mayor», lo que en la práctica es la pérdida de ese derecho laboral, pues es una palabrería volátil que en los hechos embolata dicho pago. Deja al desnudo la falsa solidaridad de los empresarios para con los trabajadores, pues en vez de pagar salarios al 100% mientras dure el aislamiento obligatorio, pretenden hacer pasar dicha medida como incapacidad médica para pagar máximo el 75% del salario.
Entre otras medidas, lo que buscan los capitalistas es acabar con el derecho a la recreación, la cultura y educación de la familias proletarias; afectar a los proletarios agrícolas para superexplotarlos aún más con el «Contrato agropecuario» y la tal «Jornada rural integral» acentuando aún más la contradicción entre proletarios y capitalistas en el campo, para favorecer a los gremios como el cañero, palmero y demás.
Los parásitos burgueses y terratenientes, quieren que los obreros y sus familias carguen con todo el peso de la crisis capitalista que sufren desde el 2008 y que el Covid-19 profundizó aún más. Para ello encuentran en el régimen uribista su socio más fiel, que legisla en contra de la clase obrera, y usa la fuerza represora del Estado para reprimir legal e ilegalmente a aquellos que se levantan contra estas medidas.
Pero además tienen en la socialdemocracia reformista, cuyos representantes se encuentran enquistados en la dirección de las centrales sindicales, la muleta de apoyo que les permite continuar con su reino de opresión y superexplotación. Es la política de conciliación y concertación entre clases antagónicas, la que dirige dichas centrales porque sus jefes están de palabra con los trabajadores pero en los hechos defienden y representan los intereses de los parásitos capitalistas. Por ejemplo, esto se vio claramente cuando, en el conflicto que inició el 21 de noviembre del 2019, desmovilizaron a los luchadores llamando a negociar con Duque, en últimas a conciliar, o se ve año a año en la mesa donde concertan el salario mínimo con los enemigos de los trabajadores, pues mientras se paran de la mesa y hacen declaraciones acaloradas, ni en ese momento ni hoy, les interesa organizar y movilizar combativamente a los proletarios del campo y la ciudad para conquistar por medio del paro, por medio de la Huelga Política de Masas las reivindicaciones más sentidas de las masas populares. Se puede luchar y se debe confrontar al Estado de los ricos para impedir la degeneración física y moral de la clase obrera. Este es un problema no sólo económico sino político, pues en la medida en que la clase que todo lo produce en la sociedad aprenda a luchar por mejoras en su situación material y esté guiada por una política revolucionaria, podrá combatir en mejores condiciones por destruir de raíz el capitalismo, sistema económico fuente de toda opresión y explotación contra la única clase productora de riqueza social.
Llamamos a no confiar en el Estado de los ricos, ni en los jefes de las centrales sindicales, sino a responder a ese grito de guerra de los monopolios chupasangre, desatando la iniciativa creadora de las masas para protestar y parar la producción capitalista aún en medio de la pandemia con medidas de bioseguridad. Sólo así será escuchada la clase obrera y tendrá más posibilidades de echar para atrás las medidas antiobreras que el régimen mafioso de Duque quiere imponer.