El capitalismo en su fase imperialista se encuentra en crisis y la pandemia del Covid-19 ha contribuido a revelar que es un sistema inservible a la sociedad; quienes más se benefician son un puñado de parásitos opresores y explotadores; mientras los obreros, son la mayoría y sostienen con su trabajo la vida de la sociedad, son los que generan la riqueza a los capitalistas y terratenientes; y por esa contradicción necesitan transformar de raíz dicha sociedad, necesitan hacer la revolución socialista, porque de lo contrario el capitalismo acabará con la humanidad y con el planeta.
Los pueblos del mundo deben entender que el virus del Covid-19 es un mal menor, porque el “virus” que mata masivamente es el capitalismo que nada bueno brinda a los trabajadores.
Al capitalismo no le importa la vida del pueblo trabajador, veamos algunos ejemplos:
Sus representantes políticos son de lo más retrógrado, por ejemplo Trump y Bolsonaro se burlan abiertamente de la pandemia y no la asumieron como un problema grave.
Trump con payasadas dice que al virus se le podía noquear con desinfectante o luz ultravioleta, que no era tan necesario el aislamiento, que en unas semanas se debía volver a la normalidad para no afectar la economía. Luego Dan Patrick funcionario de Trump manifestó que no importaba que murieran los ancianos en aras de salvar la economía del país.
Bolsonaro es otro monigote que manifiesta que el virus es una simple gripita. En menos de un mes destituyó a un ministro de salud por desacuerdos con el aislamiento y el que eligió le renunció porque Bolsonaro sacó un decreto para que funcionaran salones de belleza y gimnasios. Dicha situación ha sido considerada como una vergüenza nacional; ahora Brasil tiene más contagiados que España e Italia, hay ciudades donde ya los hospitales están al borde del colapso como Manaos y Sao Pablo.
Y en Colombia, el títere Duque por evitar que se afectaran las ganancias de Avianca, se demoró más de un mes en cerrar el aeropuerto, permitiendo que el Covid-19 llegara al país.
Todos los decretos que ha sacado el gobierno en la época de pandemia han sido para favorecer los intereses del Capital financiero de los bancos, EPS y los grandes monopolios de la industria y del agro. En televisión todos los días el títere maquilla la realidad, y según él ¡los problemas quedan resueltos! En la práctica el ingreso solidario y los mercados se los roban, pues a la mayoría nunca le llegaron ayudas. El personal de la salud fue convertido en la primera línea del matadero por falta de recursos y despidos laborales. A la clase obrera se le confina para que se muera de hambre y al sector productivo de la clase se le obliga a trabajar con el riesgo del contagio, por ambos lados se llega a un callejón sin salida. Estos son unos pocos ejemplos que ilustran lo ineptos y retrógrados que son los gobernantes de los países Imperialistas y semicoloniales; finalmente esa ineptitud no significa nada para las clases dominantes siempre y cuando beneficie sus intereses económicos en plena pandemia.
Y para que quede claro que lo de ineptos como gobernantes no importa, se puede apreciar con los desalojos presentados en Bogotá y Cali, donde sus Alcaldes fueron elegidos por ser los “menos peores”, los del Partido Verde. Tampoco importa que estos sean “populistas” o “inteligentes”. En la práctica demuestran defender los intereses de los sectores de la clase burguesa que los eligió, actuando salvajemente a la hora de golpear al pueblo.
En Bogotá, la Alcaldesa Claudia López (Partido Verde) hizo demagogia politiquera en la época de elecciones prometiendo en los barrios populares solución a los problemas de los más pobres. Pero en plena pandemia a comienzos de mayo no dudó en arremeter durante varios días contra mil familias de un asentamiento de Altos de la Estancia en Ciudad Bolívar en Bogotá.
En Siloé, Cali también fue desalojada la comunidad por un grupo del Esmad de la Policía que llegó usando bombas de aturdimiento, gases lacrimógenos y hasta disparos fueron utilizados de forma salvaje contra la comunidad sin importar su condición de niños, enfermos o ancianos. Y la orden la dio Jorge Iván Ospina también del Partido Verde.
Estos son algunos ejemplos de la sevicia con que actúan los gobernantes que deben cumplir con los intereses económicos y políticos de sus amos y socios capitalistas; no importa si es del Partido Verde o del Centro Democrático, no importa si es Republicano o Demócrata, todos usan el Estado como máquina de dominación y explotación contra el pueblo. Para los intereses del capital, no es importante si es un títere como Iván Duque o un Payaso como Trump siempre y cuando garantice su sed de ganancia.
Por todo lo anterior se convirtió en una verdad de apuño que ¡Solo el Pueblo Salva al Pueblo!
La solidaridad debe convertirse en un punto de partida para unir las luchas en pro de potenciar su poderosa fuerza contra sus enemigos de clase representados en el Estado. El pueblo necesita unir, organizar y movilizar sus fuerzas por la defensa de sus derechos, por echar atrás el propósito del gobierno de aplicar el paquetazo de reformas, como lo viene haciendo a través de decretos que vocifera hipócritamente como temporales para luego dejarlos como leyes permanentes, tal como se presentó con el 4 por mil que lleva 22 años de ser aplicado.
El pueblo necesita unirse en estos momentos principalmente para enfrentar la hambruna, exigir un mejor sistema de salud y frenar todas las leyes antiobreras que están aplicando a manera de decretos. Debe aplicar de manera firme sus formas de luchas como la Huelga, el bloqueo y parar la producción pero debe ser una Huelga Política de Masas nacional. Algunos dirán que es absurdo hablar de huelga o de Paro, pero así es, sigue siendo la forma de lucha principal en estos momentos porque se golpea la ganancia de los capitalistas que es realmente donde les duele.
Finalmente el llamado es a formar un sistema de Comités de Lucha o Paro en las barriadas, en los centros industriales, las veredas, por regiones y de cobertura nacional, donde las masas puedan tener la dirección de su lucha en sus propias manos con independencia de clase, que donde sea golpeada una comunidad o un trabajador sin importar el gremio, el pueblo inmediatamente se levante. Esta es la manera de potenciar poderosamente las fuerzas.
No podemos permitir que nos maten de hambre, a plomo y garrote o contagiados, basta ya de tanto atropello, el pueblo se hará sentir contra sus enemigos, el pueblo no debe dejarse degradar, pues su tarea histórica es barrer al actual sistema inservible para la humanidad, se necesita el nuevo Estado de Obreros y Campesinos.
La actual pandemia, y sobre todo la manera miserable como los gobiernos actúan contra el pueblo trabajador, traerá nuevamente un caudal de lucha de masas cada vez más creciente, cada vez más beligerante, cada vez más masiva; las calles serán nuevamente tomadas y la lucha de clases tomará nuevamente protagonismo, y esa nueva oleada, será una magnífica oportunidad para que los revolucionarios empujen, no solo la lucha de resistencia, sino, sobre todo el camino de la lucha revolucionaria, de la construcción del Partido político del proletariado para que encauce toda esta rebeldía por la senda de la Guerra Popular, para avanzar hacia la destrucción de este podrido Estado y la construcción de uno gobernado por los obreros y campesinos, ya no en beneficio de la ganancia, sino en bien de quienes todo lo producen.