Desde hace tiempo tuve en mis manos un ejemplar titulado “La protección de la salud en la Polonia Popular” editado en 1957, un libro donde se relata con pormenores y datos, la lucha por construir un auténtico sistema de “salubridad pública” en un Estado de democracia popular que en su tiempo perteneció al campo socialista dirigido por la Unión Soviética; un libro olvidado pero que ahora con el tema de la gravísima crisis médica que se avecina en Colombia con la pandemia del covid-19, (crisis de antaño reconocida pero que el nuevo desafío epidémico volvió a recordar y poner al desnudo, convirtiéndose ahora en un tema sobre la mesa de la lucha de clases), decidí desempolvar a ver qué datos interesantes contenía y qué orientaciones se podrían extraer de él.
Si hacemos memoria, Polonia fue una nación que perteneció al gran imperio ruso hasta la Primera Guerra Mundial como una nación subyugada por el despótico zarismo, en la guerra civil rusa de 1917 a 1923, como una forma de arrebatarle Polonia al naciente Estado de obreros y campesinos, los ingleses aliados a los terratenientes polacos organizaron un ejército mercenario que logró socavar la rebelión de los obreros polacos y arrebatarle al Ejército Rojo y al pueblo soviético aquel país que permaneció bajo la esfera del imperialismo anglosajón hasta la invasión nazi en 1939. La situación del pueblo polaco era completamente deplorable, tanto cuando fueron dominados por el zarismo ruso como con la dominación de los imperialistas ingleses, ocupando los últimos escalafones en las estadísticas europeas en cuanto a los indicadores de bienestar social, por ejemplo, en la cuestión de la “salubridad pública” las estadísticas eran aterradoras, un año antes de la guerra, es decir, en 1938 solo existían 12.000 médicos por todo el país, una tasa de 3.7 por 10.000 habitantes. Solo el 14% de la población gozaba de “Seguros Sociales” conquistados por la lucha obrera a través de los sindicatos, un sistema que cojeaba debido a que se cotizaba con los aportes de obreros y patronos, pero estos últimos evadían constantemente sus obligaciones; por lo tanto, las organizaciones médicas se adaptaron solo a aquellos ciudadanos que pudieran pagar sus honorarios, es decir, a los más acomodados, estableciéndose un sistema que defendía la práctica privada de la salubridad pública.
Tras la liberación de Polonia por el Ejército Rojo en 1945 y la posterior instauración de un Estado Popular regido por los principios del socialismo, se abrió una nueva era sin precedente para el pueblo polaco, ya que una de las banderas más agitadas era precisamente la de la Salubridad Pública y para ese mismo año se creó el Servicio de Sanidad de Polonia, como la forma revolucionaria de resolver en la práctica y con la movilización del nuevo Estado y de las masas el problema de la salud. El sistema de Sanidad Pública y el nuevo Estado debieron afrontar dificilísimos retos pues después de la guerra los fascistas alemanes lograron destruir casi gran parte del país, destruyendo 295.400 casas, 466.900 isbas (casas) campesinas y la mitad de los establecimientos industriales, teniendo especial saña para estropear y destruir los hospitales y sus instalaciones interiores, todos sus aparatos radiográficos y microscópicos. Este hecho adverso sin embargo no fue obstáculo para que en pocos años se obtuvieran resultados favorables y positivos, como por ejemplo, en 1955 ya el 65% de la población estaba protegida por un auténtico sistema de Seguridad Social, a diferencia del 14% del periodo de preguerra que contaba con un casi nulo sistema de “Salubridad Pública”, igualmente antes de la guerra existían solo 78 centros médicos y ya para 1955, gracias a los grandes esfuerzos existían 1099, con otra gran victoria que se tradujo en comenzar a expandir la atención médica al campo donde para ese año funcionaron además 1213 puestos de salud, atendidos por médicos practicantes, cuando antes de la guerra no existía ninguno.
Los cuantiosos recursos para la salubridad pública salieron de las formas socialistas emuladas del sistema soviético que permitió recuperar la economía en pocos años a través de los famosos “planes quinquenales”. El socialismo permitió destinar los recursos necesarios para la instrucción gratuita y pública de nuevas generaciones de médicos con la creación de centros de enseñanza profesional y de personal médico secundario; según cifras, en 1938 existían 3.872 estudiantes de medicina y en 1955 fueron 16.000, en 1938 existían 481 estudiantes de odontología y en 1955 ya eran 4.372, en farmacia existían 1.182 estudiantes comparados con los 2.741 respectivamente. Todos los gastos derivados de la instrucción, la alimentación y la vivienda de los futuros médicos y de todo el personal médico secundario corría a cargo del Estado, inclusive en las especializaciones médicas el Estado corría con todos los gastos, pagándole al médico en instrucción sus honorarios como sí este continuara en labores, quien también recibía su alimentación, alojamiento, etc., una vez especializado, el médico recibía del Estado un monto del 10% adicional en su salario por cada especialización terminada.
El gran esfuerzo y gasto se tradujo en resultados positivos en la reducción de las tasas de mortalidad infantil, de los índices de tuberculosis, tracoma, fiebre tifoidea, tifus exantemático, la disentería, etc. como además se crearon secciones especiales para comenzar a dar las primeras puntadas en la lucha contra el cáncer.
El libro está lleno de datos valiosísimos que evidencian cuán fácil es resolver el problema de la Salud bajo el socialismo, cuan fácil le resulta a los trabajadores y campesinos mediante un Estado Popular resolver en pocos años un asunto que lleva agobiando por muchos años a los más pobres, un problema que causa miles de muertes y sufrimientos traducido en dinero bajo el sistema capitalista, un claro ejemplo de cómo esas clases, las más explotadas y oprimidas, las que no tienen el afán de la ganancia, son las más indicadas para actuar y resolver el problema revolucionariamente y sin ningún tipo de truco, dilación, excusas y sinfín de maniobras que aplica este sistema. Una acción que requiere conquistar el control y las riendas de todo cuanto existe en la sociedad mediante una meticulosa planificación, para transformarlo en favor de la sociedad.
En Colombia no existe como tal un sistema de salud, pues en su lugar existe el “Negocio de la Salud”, una situación que pone a todo el pueblo en una posición más que vulnerable frente a la Pandemia, que requiere como medida radical y de fondo una Gran Revolución Socialista, pero como medida urgente es necesario luchar por la liquidación de las EPS’s, defendiendo un verdadero sistema de Salud Pública, Universal y Gratuita sin el manoseo de los monopolios e intereses privados.
Att. Un defensor de la Salubridad Pública