
Producto de un análisis del medio geográfico y social basado en la estrategia maoísta de la guerra popular, el Partido Comunista de Colombia Marxista- Leninista (PC (m-l)) centró gran parte de sus esfuerzos, por medio de su Ejército Popular de Liberación (EPL), en constituir significativas bases de apoyo campesino en zonas rurales, principalmente en el norte de la geografía nacional, en las cuales intensificaron su trabajo político y militar.
El objetivo de las zonas liberadas era consolidar «embriones de poder popular», es decir, una vez eliminado o expulsado el enemigo (el Estado y sus instituciones) en determinadas zonas, estas pasaban a ser autogobernadas por la misma comunidad campesina bajo la guía del PC-(m-l), para lo cual conformaron las Juntas Patrióticas (JJPP). Estas Juntas, de carácter regional y veredal, estaban compuestas por líderes locales y cumplían funciones como el establecimiento de precios de víveres y animales, oficiaban matrimonios y legalizaban divorcios y bautizos, y con el desarrollo del proceso revolucionario de liberación, adquirieron más importancia involucrándose en la vida civil, la producción y otras actividades.

Para el desarrollo del proyecto revolucionario del PC-(m-l) las zonas seleccionadas fueron: la «X» al sur de Bolívar, la «H» en las cercanías de Guacarí, Valle del Cauca; la «Y» en los Santanderes, y la «Flor» en las cabeceras de los ríos San Jorge y Sinú, que comprende los Llanos del Tigre y los municipios de Tierra Alta, Valencia, Montelíbano, entre otras localidades.
En diciembre de 1967 el EPL inició sus primeras acciones armadas en el Alto San Jorge y concentró sus esfuerzos allí en la Zona Flor, también conocida como «El Noro», la cual fue elegida por factores clave como la de por sí virtual inexistencia del Estado y las dificultades de acceso, lo que la hacía una región marginal que dificultaría la acción represiva del régimen oligárquico en la zona, que estaba poblada principalmente por colonos, muchos de ellos refugiados de La Violencia. Además, tenía un carácter estratégico por su tradición de lucha guerrillera liberal, cuyos combatientes también se habían visto llegar tras la amnistía de Gustavo Rojas Pinilla.

En las Zonas Liberadas el EPL actuaba en coordinación con las Juntas Patrióticas conformando milicias populares, las cuales protegían militarmente a las comunidades campesinas y se encargaban de organizar «destacamentos locales», es decir, unidades no profesionales del EPL integradas por campesinos con obligaciones familiares, pero con mayor disponibilidad y preparación política y militar; los destacamentos profesionales, en cambio, estaban integrados por campesinos militarmente organizados con un radio de acción y compromiso mayores. Se realizaban entrenamientos y preparación política y militar en fincas y haciendas grandes constituidas como centros de operaciones.
A finales de los años 60 el Ejército Nacional lanzó un cerco de aniquilamiento brutal contra el EPL, dejando a la milicia casi al borde de su desaparición y hundiendo al PC (m-l) en una crisis política bastante compleja, también producto de contradicciones internas y errores de la dirección. Posteriormente, el EPL entendió que, si bien las Zonas Liberadas constituían bases de apoyo popular significativas en su desarrollo, el objetivo inmediato no era establecer zonas de poder alternativo (muy difíciles de sostener teniendo en cuenta todos los frentes de masas del PC (m-l)), sino fortalecer la organización obrera y popular, avanzando en la construcción del Partido y su Ejército. El Partido optó por evolucionar hacia la formación de un ejército de combatientes profesionales que actuarían en centros agroindustriales y urbanos, en lugar de concentrar sus esfuerzos en tratar de mantener su poder en ciertas áreas rurales.
Las Zonas Liberadas fueron, sin duda, una experiencia única e importantísima de la que poco o nada se habla en la historia de la lucha del movimiento obrero, y de la alianza con el campesinado. Por diferentes razones contextuales y estratégicas no pudieron sostenerse por mucho tiempo, pero mientras existieron se pudo demostrar que, con un Partido Comunista disciplinadamente organizado, ideológicamente correcto y con una profunda convicción y devoción de lucha por nuestra clase y contra el enemigo capitalista y terrateniente; es posible organizar zonas de poder popular en las que el mismo pueblo gobierne e imponga sus esfuerzos sobre las instituciones burguesas. No queremos decir con esto que ahora los revolucionarnos debemos lanzarnos a tratar de hacer lo mismo, no, simplemente se trata de valorar históricamente una de las gestas mejor representativas del poder popular del campesinado revolucionario en nuestro país, y tener en cuenta que se pudo lograr el establecimiento de dichas zonas gracias a la consolidación de un Partido Comunista verdaderamente revolucionario y constituido en vanguardia de nuestra clase, una guía por la que hoy las y los revolucionarios luchamos para volver a constituir, pues solo con el Partido Comunista Revolucionario de Colombia podremos dar una lucha revolucionaria en condiciones para disputar las relaciones de poder en nuestra sociedad.
¡Viva el 60 aniversario del X Congreso del Partido Comunista de Colombia Marxista- Leninista!
¡Gloria a los combatientes del Ejército Popular de Liberación!






