Túnez en rebelión – 4 – ¡En el décimo aniversario del levantamiento popular tunecino, la restauración avanza, la Revolución de Nueva Democracia y la Guerra Popular son necesarias!

Túnez en rebelión - 4 - ¡En el décimo aniversario del levantamiento popular tunecino, la restauración avanza, la Revolución de Nueva Democracia y la Guerra Popular son necesarias! 1

Tomado de MaoistRoad – Traducción de Revolución Obrera

Declaración de MaoistRoad

El 10º aniversario de la caída del régimen de Ben Ali en Túnez (enero 14,2011) toma un significado particular y aclara el presupuesto que se sacará de ese evento tan importante no solo para las masas tunecinas y árabes.

La burguesía tunecina actualmente representada por el gobierno de Meichi (apoyado por los reaccionarios islamistas de Ennahda, por los laicistas de la diáspora post-RCD de Tahya Tounes y Qalb Tounes y por los socialdemócratas de la Corriente Democrática y el Partido Popular) usando de excusa la pandemia han prohibido las demostraciones previstas para el décimo aniversario del Levantamiento Popular y la caída del régimen de Ben Ali, decretando un encierro de 4 días a partir del 14 de enero, asociado a un toque de queda de 16:00 a 6:00 de la mañana. Además, todos los cursos en colegios y universidades de todos los tipos y niveles fueron suspendidos hasta el 24 de enero. El decreto del gobierno también subraya, para no dejar lugar a dudas, que todas las manifestaciones están prohibidas durante este período.

El tipo de política gubernamentales es evidente, por un lado, dirigida a exorcizar el espectro de la revuelta que se manifiesta constantemente en huelgas y barricadas desde los cuatro rincones del país desde hace 10 años, hasta estos días; por otro lado, representa una confirmación más del análisis proporcionado por las fuerzas revolucionarias marxista-leninista-maoístas en tiempos insospechados, de la Revuelta Popular Tunecina de 2010/2011, con la apertura de la fase constituyente y la posterior aprobación de la nueva constitución en 2013 se ha entrado en una fase de Restauración progresiva en la que mes tras mes y año tras año el polo restaurador compuesto formado por islamistas y laicos reaccionarios pero también de útiles “izquierdas” idiotas como los componentes pseudo marxistas y panárabes del Frente Popular, han contribuido a debilitar el polo popular y revolucionario que se mantuvo fiel a las consignas de la Intifada de hace diez años o “Choghl, hurria, karama watania” [trabajo, libertad y dignidad nacional].

Por el contrario, los revisionistas y los socialdemócratas, sacuden inapropiadamente los conceptos de revolución y “transición democrática” (este último engañoso) y no comprenden que la revolución es ante todo una cuestión de conquistar el poder político, han seguido objetivamente a la clase dominante tunecina y al imperialismo alabando también la “constitución entre las más avanzadas del mundo” y construyendo en sus cabezas ese “Túnez como laboratorio de transición democrática” que avanzaría paso a paso a largo plazo hacia la victoria total («democracia»).

En realidad incluso desde un punto de vista revolucionario, los acontecimientos tunecinos pueden considerarse un “laboratorio” interesante, aunque no como lo entienden los partidarios de la “transición democrática”. Los revolucionarios también siguen los movimientos de la historia y de la lucha de clases en una perspectiva de largo plazo. Pero el problema es el punto de vista de clase con el que se interpretan estos movimientos y cómo se intervienen entonces en las relaciones reales de poder en el terreno que choca y determina si la dirección del desarrollo social va hacia la Revolución (transición democrática dirían algunos) o hacia la restauración de una forma de poder más similar al antiguo régimen pero en formas actuales y modernas, sin RCD y sin Ben Ali, sin embargo, fallecido. Un ejemplo práctico de esto fue la actitud de las fuerzas revolucionarias en las recientes elecciones políticas y presidenciales en las que se construyó un movimiento de boicot activo para las primeras y dieron indicaciones para un “voto crítico” a Kais Saied para las segundas.

Pero regresando a los acontecimientos del año pasado desde el fracaso del movimiento Casbah 2, en el que los jóvenes sitiaron la sede del poder precisamente en la Casbah de Túnez, a favor de un intento de enviar a todos a casa con el proceso constituyente, se empezó a poner el polo revolucionario y popular en serias dificultades, encontrándose luchando solo y desprevenido, a un frente restaurador formado por los Hermanos Musulmanes, por el ala transformadora del RCD liderada por el fallecido Essebsi y por los útiles idiotas de “izquierda” del ex PCOT y Watad, todos unidos en el trabajo de normalizar la revuelta o en enviar a las masas a casa y luego recalcando el acto sagrado de la democracia burguesa: en las elecciones de la constituyente.

Ese acto que algunos interpretan como el inicio de la «transición democrática» después de la huida de Ben Ali, que en realidad marca el primer paso en la restauración del antiguo poder de las formas adecuadas al nuevo contexto, es decir, la burguesía tunecina que desde el 20 de marzo de 1956 hasta el 14 de enero de 2011 estuvo esencialmente representada por el mismo partido en el poder ( aunque cambios de etiqueta formales) encabezada primero por Bourghuiba y luego por Ben Ali, luego de la fase de transición de 2011-2013, amplió su base social a exponentes de la gran burguesía representada por los Hermanos Musulmanes, así como a sectores de la media y pequeña burguesía profesional e intelectual que en realidad ha arrebatado a los jóvenes de las calles para entregarlos a decenas de ONG europeas y americanas drogándolos con su financiación, incluso con la ilusión de esta transición fantasma hacia la “democracia”.

Para disipar esta verdadera perorata, están los arrestos y abusos policiales que se han intensificado gradualmente en los últimos seis años, alcanzando su punto máximo en las últimas semanas, dirigidos a activistas políticos y sociales de manera selectiva. Pero por otro lado en el mismo período hubo dos disturbios que estuvieron muy cerca de alcanzar la magnitud del 2011: uno en 2016 y otro en 2017, ambos estallaron en la región marginal y fronteriza de Kasserine que bien pronto contagió a las demás regiones incluida la capital y en ambos casos obligando a los gobiernos de la época a decretar toques de queda nacionales.

A todo esto hay que añadir que han habido innumerables revueltas a escala regional y local, solo por nombrar una parte recordemos a los pescadores y trabajadores petroleros en las islas Kerkennah, los trabajadores petroleros y los desempleados de Tataouine, los trabajadores y desempleados en la región minera de Gafsa, los agricultores el Oasis de Jemna en la región de Kebili, los agricultores y ganaderos de Beja, los levantamientos juveniles y proletarios en las banlieues de la capital, en particular Ettadhamen, Kram, Hammam Lif, el sector y las huelgas generales en el sector público, entre estudiantes, entre jóvenes médicos y abogados, basta con mirar los informes anuales de FTDES para darse cuenta del barómetro social de la protesta en esta década posterior a la revuelta.

En el décimo aniversario del gran levantamiento popular tunecino, lo que queda es una vez más la confirmación de que la historia la hacen las masas, los pueblos. El pueblo tunecino con una revuelta violenta (no la “Revolución Jazmín”) y con sus mártires, aún hoy no reconocidos oficialmente, derrocó al gobierno autocrático en el poder desde hace más de 20 años. Hoy la asociación de beatos y mártires familiares de la Revolución fueron los únicos que desafiaron el decreto del gobierno y marcharon a las calles enfrentándose a la represión policial.

Los objetivos de la Revolución no se han cumplido pero en estos diez años el recuerdo de aquellos meses entre el 17 de diciembre de 2010 y el 14 de enero de 2011 y los meses siguientes se ha mantenido vivo en muchos sectores populares que luchan y han luchado a diario contra los 9 gobiernos “Revolucionarios o demócratas» después del 14 de enero de 2011.

La contradicción entre el imperialismo (y sus lacayos tunecinos) y el pueblo tunecino está ahí lista para alcanzar su consecuencia lógica tarde o temprano … No se sabe cuándo estalla la próxima Revuelta Popular, lo que podemos aventurar es que:

La próxima vez la Hermandad Musulmana y los revisionistas de «izquierda» serán conocidos por el papel que jugaron contra los intereses populares,

La próxima vez no cometerán el error de entregar sus armas al ejército para volver a apuntarlas después de un par de años por la misma policía con Ben Ali y sin Ben Ali,

La próxima vez, la UGTT no podrá frenar la fuerza de los trabajadores para defender su papel en el actual estado dominado por la burguesía compradora tunecina,

La próxima vez, reforzados por la experiencia de los últimos años en Túnez y la experiencia reciente de los pueblos argelinos, los sudaneses no serán ni “transición democrática” ni intifada derrotada ni toda la basura interpretativa típica de la degradación posmoderna que niega ideológicamente la existencia y el papel de las clases sociales del partido revolucionario, sembrando confusión e ilusión entre las masas populares y contribuyendo así a su derrota. Las experiencias revolucionarias más avanzadas de hoy, la Guerra Popular en India, Filipinas y Turquía muestran el camino a los pueblos de todo el mundo: será una Revolución de Nueva Democracia en marcha hacia el Socialismo y el Comunismo.

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