-57 +lucha de clases, decadencia cultural ¿Otro mundo es posible?

-57 +lucha de clases, decadencia cultural ¿Otro mundo es posible? 1

El 13 de noviembre se subió canción de reggaetón +57 a las diferentes plataformas digitales audiovisuales. Esta producción fue el resultado de la colaboración entre varios «cantantes» colombianos destacados, del género musical del reggaetón como Karol G, J Balvin, Maluma, Feid, Ryan Castro, Blessd, Ovy On The Drums y DFZM. Para nadie es un secreto que la canción suscitó una polémica a nivel internacional y nacional bastante importante, por un lado, por el mensaje que se transmite a través de su letra, así como el momento en el que sale a la luz, teniendo de presente el contexto de rechazo generalizado de la sociedad en contra del aumento de la vulneración de los derechos de los niños y las mujeres con diferentes casos de desaparición de menores de edad, abuso sexual, feminicidios y comercio sexual infantil en el país.

La indignación popular y las diversas críticas no son para menos. Por ejemplo, al analizar algunos fragmentos de la letra de la canción, destaca la mención a una menor de edad con la frase: “Una mamacita desde los catorce”. Este verso generó un fuerte rechazo, especialmente considerando que varios de los intérpretes son de Medellín, una ciudad que actualmente enfrenta un alarmante índice de comercio sexual infantil. Esto se agrava debido a la imagen proyectada por las clases dominantes sobre Medellín, marcada por la prostitución sin regulación, el consumo de drogas y una atracción hacia la narcocultura o «cultura traqueta», que ha influido profundamente en el imaginario de importantes sectores de la sociedad colombiana.

Además, la letra de la canción también hace referencia a dinámicas asociadas al narcotráfico y al comercio sexual. Versos como «Y ese parcero al lado mío es mero tonto» o «Si está muy loco el fierro, yo se lo monto», refleja una expresión fundamental de la narco-cultura de resolver por la fuerza cualquier dilema y de concebir a la mujer como objeto sexual. Por otro lado, una posible interpretación del comercio sexual se refleja en frases como: «El sexo tiene código, que plata mata canción bonita», lo que refuerza las críticas. Con esto no se pretende culpabilizar de forma simplista al reggaetón como el causante del machismo, el narcotráfico, la explotación sexual, pero lo cierto es que ese tipo de canciones refuerza de forma contundente los imaginarios ideológicos más denigrantes del patriarcado y el capitalismo, especialmente en la niñez, la adolescencia y la juventud, aunado a ninguna responsabilidad social, como se evidencia en la respuesta de Blesd y Ryan Castro de forma desafiante como si tratase de una disputa de sicarios al mejor estilo «lumpen».

La reproducción musical constante del reggaetón en diferentes escenarios auspiciado por la industria musical responde a la perspectiva de la ganancia antes que al mérito artístico. Además, este fenómeno refleja la crisis civilizatoria que enfrenta la sociedad, crisis multifactorial: económica, social, ambiental, política y cultural. A diferencia del pasado, la actual crisis capitalista no es -cíclica-, vivimos tiempos de no retorno en términos ambientales, intensificación de guerras por la búsqueda de recursos, posicionamiento de discursos fascistas, llegada a gobiernos de neofascistas como Milei y en términos culturales, la masificación de lo superficial, donde prima el tener sobre el ser, el parecer sobre el saber.  En ese marco las letras del reggaetón son una pieza ideológica importante para las clases dominantes, en detrimento de los intereses del pueblo trabajador, las mujeres y la niñez.  

Desde los sectores populares y la clase trabajadora consciente tenemos memoria, no olvidamos las reuniones del gobierno mafioso de Iván Duque con varios de los pseudocantantes de Medellín -que supuestamente representaban a la juventud colombiana-, no olvidamos que se mantuvieron en silencio absoluto cuando el Estado colombiano asesinaba la esperanza y la efervescencia juvenil durante el Estallido Social, así como también vemos ante nuestros ojos la injusticia que representa la actual sociedad, reflejada en no bajar la canción en polémica de las plataformas, mientras canciones críticas y combativas son censuradas como ha pasado con canciones del rapero español Pablo Hasél, actualmente preso en las mazmorras del Estado español.

Es evidente que el arte es una expresión indispensable para el ser humano, pues permite expresar emociones, sentires, comprender el mundo circundante y al otro, otorga elementos para el refugio emocional, motiva la creatividad y sensibilidad y preserva la memoria cultural de los pueblos. Sin embargo, cuando el arte se somete a la lógica mercantil, se transforma en un instrumento de alienación más que de emancipación. De manera que, se hace imprescindible cuestionar estas dinámicas y preguntarse: ¿Qué tipo de arte y «música» estamos consumiendo sin crítica o cuestionamiento? ¿Es posible generar una cultura que no tenga como parámetro fundamental la apariencia y el sello de la acumulación sin criterio ético?, y finalmente ¿Es esta la sociedad que queremos y visualizamos? ¡Pues no! Por eso llamamos a los artistas conscientes a luchar desde esta trinchera, pues quienes luchamos por una sociedad distinta estamos convencidos de que ustedes tienen un arsenal que ofrecer a su pueblo, para dignificar el papel de las mujeres, promover el respeto a la niñez, el cuidado de la naturaleza y el deseo de transformar este infierno en el paraíso bello de la humanidad.

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