Hace algunos años fui testigo del trabajo de un viejo revolucionario y su organización entre un sindicato de obreros en la capital del país. Allí las condiciones de trabajo eran terribles. Los trabajadores laboraban arriesgando sus propias vidas y su estabilidad laboral estaba en vilo, mientras el salario era cada vez más bajo.
En esa misma organización influía el Moir, quien tenía un militante en la junta directiva nacional del sindicato. Los revolucionarios empujaron la línea de la movilización directa y revolucionaria de la base, así como la formación política pro partido marxista leninista maoísta. Por su lado el Moir, en un momento crucial puso a un cuadro de su dirección regional al frente de la dirección del conflicto, que a su vez hacía las veces de asesor jurídico del sindicato.
Fueron muchos los esfuerzos por elevar a los trabajadores desde la base al nivel de la conciencia socialista por parte de los revolucionarios, quienes enseñaron cómo fortalecer los mítines, hacer denuncias revolucionarias, dando a conocer las relaciones de la lucha de resistencia con la lucha política por la liberación de los trabajadores. De un momento a otro, los dirigentes más aguerridos del sindicato se tornaron esquivos con esta posición de lucha y sus representantes… Tiempo después fue entendido que el Moir propagó el infundio entre los dirigentes que los revolucionarios eran aliados de los guerrilleros terroristas, que estaban ayudando al sindicato con el interés de delinquir en la empresa usando a los amigos desde dentro, lo que ponía en riesgo la integridad de algún trabajador que tuviera relación con ellos.
El relato viene al caso, porque mientras los revolucionarios que solo tenían en común con las organizaciones guerrilleras la reivindicación de la lucha armada, nada tenían que ver con esas organizaciones que participaban en la guerra contra el pueblo colombiano; por el contrario, denunciaron sus métodos extorsivos y utilitaristas con los obreros, así como su opresión y hasta el asesinato de los propios campesinos que decían representar; mucho menos compartían un programa burgués como el de las Farc o reformista como el del ELN o el EPL. En cambio el Moir, hoy ha demostrado que no solo tiene como arma la intriga contra los revolucionarios, sino la alianza con el partido político de los paramilitares y mafiosos como el Centro Democrático y coincidentemente sus cuadros trabajan libremente, sin amenazas, ni asesinatos, en regiones de dominio paramilitar, como las zonas mineras de Antioquia.
De eso trata la denuncia hecha en estos días por sus contradictores en el Polo politiquero volviendo a sacarle los cueros al sol al senador del Moir y actual precandidato a la presidencia Jorge Robledo por la reunión realizada con el odiado asesor uribista José Obdulio Gaviria y el exministro Carlos Holmes Trujillo en el céntrico restaurante El Virrey del Hotel Tequendama en Bogotá el año pasado (ver: Alcances del “Pacto de El Virrey” entre Jorge Robledo y José Obdulio Gaviria y El MOIR, su aparente compromiso con la paz y sus andanzas con la extrema derecha colombiana). Gaviria y Trujillo son agentes de la cúpula del régimen paramilitar y mafioso que antecedió al actual gobierno, del cual el Polo y Robledo fue dizque furibundo opositor.
Qué tan lejos llega esta alianza no se sabe a ciencia cierta, pero salta a todas luces que el Moir, sin escrúpulo alguno, se abraza ahora con este siniestro sector de las clases dominantes, cuyo partido es el representante de los asesinos de la motosierra; el mismo partido del que emergen las bestias que diseñaron el plan de asesinatos de la llamada Seguridad Democrática; el mismo que encabezó los crímenes de Estado mal llamados falsos positivos; el que rebajó a más no poder el salario de los obreros; el que subió el impuesto del IVA del 8% al 16% al pueblo, el que aumentó el desplazamiento y fortaleció el dominio paramilitar en el país…
Ese partido Moir, que se dice obrero, independiente, revolucionario y hasta maoísta, en realidad va a la cola de la burguesía, y en este caso, de la facción mafiosa y paramilitar; es un partido que le teme como el diablo a la cruz a la lucha revolucionaria popular y a la lucha armada. Ese no es ningún partido obrero sino un vulgar partido burgués conformado por académicos e intelectuales que le hablan al oído a los trabajadores a nombre de la ideología del proletariado, para que protejan la producción nacional de la burguesía y jamás recurran a formas de lucha revolucionaria. Esto explica su alianza con el uribismo y no solo para las elecciones a la presidencia el próximo año como dicen sus contradictores del Polo; existen muchas coincidencias que les permiten a antiguos militantes de este Partido como Libardo Botero, Carlos Valverde, Gonzalo España, Fernando Alameda y otros exdirigentes del Moir, hacer parte del Centro de Pensamiento Primero Colombia, que dirige el primo del narco Pablo Escobar, el senador José Obdulio Gaviria. He aquí una muestra de cómo el oportunismo en general es la causa de la prolongación de este asqueroso sistema en agonía y cómo el oportunismo de derecha colombiano, es un complemento de la dominación burguesa y es por esto que lo tolera hasta la exterminadora derecha burguesa mafiosa y paramilitar. El Moir es otra cara de la burguesía colombiana.
“Defender los intereses de ASOCAÑA, FENALCO, la ANDI, del conglomerado económico de Ardila Lulle, de RCN, de los intereses de los Caicedo, los Lloreda, Botero, Garcés, Eder, Holguín, Cabal, y otras prestantes familias de la oligarquía vallecaucana, con el sofisma de que se está defendiendo la industria nacional y el ingreso de los pobres, demuestra el grado de compromiso del MOIR con sectores de la extrema derecha uribista”. (EL MOIR, su aparente compromiso con la paz y sus andanzas con la extrema derecha colombiana. Colombia Plural).
La denuncia de los contradictores de Robledo en el Polo sirve para mostrar a los obreros y a quienes quieren una verdadera oposición, denuncia y lucha política revolucionaria, que deben rechazar a los partidos oportunistas como el Moir y sumarse al esfuerzo de los comunistas por preparar un Congreso de Partido, que una a los revolucionarios alrededor de un verdadero programa socialista, que golpee todo el poder del capital y acabe para siempre con el infierno de la opresión imperialista y la explotación asalariada. Pero además sirve para preguntarle a la base engaña del Polo politiquero ¿Por qué los señores que denuncian ahora en sus artículos las andanzas del MOIR con la extrema derecha, han convivido todos estos años con él y no lo denunciaron antes?
Aporte de un obrero comunista.