NO MÁS DESPIDOS DE TRABAJADORES NI CIERRE DE EMPRESAS!

A todos los trabajadores despedidos de la industria, de la salud, del campo, del Estado, a los que luchan por mantener sus puestos de trabajo, a los que viven en la zozobra de verse despedidos en cualquier momento.

A los desempleados, que ven como cada día el sistema los condena a vivir sin esperanza, arrastrados en la tormenta de la crisis económica actual, del hambre, la desocupación y la ruina, sumidos en el caos de la producción capitalista destinada, no al progreso social, sino a beneficiar y a enriquecer a unos cuantos.

A los condenados a sentir sobre su propia vida las funestas consecuencias de un sistema cruel e inhumano, sufriendo despidos masivos, cierres de empresas, rebaja de los salarios, lesiones de por vida, suspensión intempestiva de los contratos de trabajo, persecución a sus organizaciones sindicales, atentados permanentes a los derechos conquistados, reformas antipopulares a la salud, a las pensiones y a la educación, más impuestos y aumento de las tarifas de los servicios públicos.

A los más de 40 mil obreros despedidos en los últimos meses en la industria del petróleo, en Bayer, Michelin, Cadbury Adams, Craft Foods, en el sector de la salud… A los más de 8 mil que están siendo despedidos en Hyundai, Archies y Pacific… con el beneplácito del Ministerio de Trabajo. A los miles que serán arrojados a la calle con el pretexto de las dificultades económicas, pero con la pretensión oculta de destruir sus organizaciones sindicales, concentrar la producción y monopolizar aún más el negocio, como en Productos Ramo, Nutresa, Colsubsidio…

¡Es hora de ponerse en pie! Los obreros no pueden permitir que se descarguen sobre sus hombros las consecuencias de la crisis capitalista. El despido colectivo en todas las ramas de la producción es un ataque frontal contra los trabajadores, que les quita el trabajo, el salario y la vida misma. Frente a esta atrocidad, los trabajadores del campo y la ciudad deben movilizarse para hacer frente a la clase de los capitalistas en su intento de salvar sus ganancias a costa de la clase obrera.

Los trabajadores no son los responsables de la situación actual. El capitalismo está en crisis porque el carácter social de la producción, el trabajo cooperado de millones de trabajadores, se opone violentamente a la apropiación privada de imperialistas, burgueses y terratenientes; porque la anarquía general de la producción, la competencia entre los distintos capitalistas, se opone también violentamente a la producción planificada en cada fábrica, plantación y explotación minera. Por eso la crisis económica demuestra que el capitalismo es un sistema irracional, por cuanto su producción no obedece a un plan para satisfacer las necesidades de la mayoría trabajadora, sino para agrandar la ganancia de unos cuantos parásitos explotadores.

La indignación y lucha creciente de los trabajadores del campo y la ciudad es una manifestación espontánea de la rebelión de la fuerzas productivas contra el orden social existente y los obreros deben ser conscientes de esto, pues nunca como antes es posible, no solo resistir y poner freno a la avaricia sin límite de los holgazanes explotadores, sino poner fin a la misma explotación asalariada.

Los obreros no tienen por qué sacrificarse para que unos cuantos zánganos sigan viviendo en la opulencia y el derroche. Y si ellos defienden sus intereses, los obreros deben defender los propios. Deben convertir el problema de los licenciamientos, despidos y cierres de empresas en un conflicto social, responder con la movilización y la lucha, con manifestaciones y bloqueos, con el paro y la huelga, con toma de fábricas e instituciones. Solo así podrán defender los puestos de trabajo y los salarios, derrotar la tercerización, conquistar y defender la estabilidad laboral.

En cualquier parte y frente a cualquier atentado contra el empleo y los puestos de trabajo, los obreros deben atacar a donde más les duele: a su ganancia, denunciando por todos los medios posibles los atropellos de los empresarios y al Estado por el abandono y la complicidad con éstos. Con la huelga deben conquistar y reconquistar sus derechos, siguiendo el ejemplo de los trabajadores de Palmas del Cesar, de Sintracerromatoso, de los corteros de caña en el Ingenio Risaralda, de los obreros petroleros en Campo Rubiales, de los corteros de los ingenios en el Valle del Cauca, de Asonal Judicial… Recurrir a la Huelga de Solidaridad para hacer valer los intereses comunes de los trabajadores, unificando fuerzas para luchar contra toda la política antiobrera y antisindical de los capitalistas por cuanto los tribunales internacionales, la Corte Suprema de Justicia, los jueces y la mayoría de abogados, todos, actúan como agentes del capital.

Se hace necesario aislar las posiciones concertadoras y conciliadoras con los patronos, rechazar especialmente a los que, con la disculpa de defender los puestos de trabajo, llaman a unirse con los empresarios, con la consigna de defender la “industria y la producción nacional”.

A tener siempre presente, la hipocresía del Gobierno, los capitalistas, los jefes guerrilleros, los jefes de todos los partidos reformistas y los dirigentes vendeobreros, pues mientras hablan de paz y postconflicto, de reconciliación y justicia social, intensifican la guerra contra quienes sostienen la sociedad con su trabajo.

A tener siempre presente que los jefes de los partidos reformistas y las camarillas dirigentes de las centrales sindicales, se encuentran atravesados en las organizaciones del pueblo y se oponen a la unidad, mantienen las luchas aisladas y dispersas, pues su función es proteger la ganancia de los capitalistas y no los intereses de los obreros y campesinos. Por esto los trabajadores deben persistir en el camino de la unidad para la lucha, directa e independiente de los politiqueros y el Estado, movilizándose por sus propios medios, valiéndose de la solidaridad nacional e incluso internacional como lo han enseñado los valerosos obreros lisiados de GM Colmotores en Bogotá.

Por esto es necesario tener una base de unidad, fundamentada en la lucha contra los despidos, contra la suspensión de los contratos de trabajo, contra el cierre de empresas, por conquistar la contratación directa y mejorar las condiciones de salario y trabajo.

Por esto es necesario, crear los comités y organizaciones coordinando con los sindicatos y sus federaciones la lucha por impedir los despidos, la suspensión de los contratos y demandando el pago de salarios a los obreros licenciados y despedidos.

Por esto es necesario, ante la amenaza de cierres, investigar permanentemente la situación de las empresas, cuantificando el inventario, las mercancías en existencia, las maquinarias, las materias primas, las demandas y los recursos depositados en los bancos, para en caso de ocurrir, impedir, incluso con la toma de la empresa, que sean desmanteladas las instalaciones, robadas las acreencias laborales y la entrada de esquiroles a producir.

Por esto es necesario, responder a las medidas de las empresas imperialistas, con la organización inmediata de acciones internacionales por empresas e industrias. Fortaleciendo los lazos y la unidad internacional de los trabajadores para la lucha contra sus enemigos comunes.

Por esto es necesario, trabajar en la creación de las organizaciones de los despedidos y desempleados, haciéndolos partícipes de la unidad con todas las organizaciones sindicales, de la lucha por las reivindicaciones comunes y por un subsidio permanente al desempleo, equivalente por lo menos al salario mínimo.

Por esto es necesario, además la unidad con todo el pueblo, para persistir en la lucha por la salud y la educación, contra el aumento de las tarifas de servicios públicos, contra la carestía de los productos de primera necesidad y por alza general de salarios. Lo cual a su vez permitirá avanzar en la unidad y organización de los mejores hijos del pueblo en el Partido de la Clase Obrera, para entre todos derrotar el capitalismo e instaurar el nuevo Estado de obreros y campesinos, única forma de sacar la sociedad del atolladero a que la han llevado los capitalistas.

Así, uniendo en un solo y poderoso movimiento las fuerzas invencibles de las masas trabajadoras a la conciencia socialista de los obreros de vanguardia, se acercará el día de las batallas decisivas y la victoria sobre los enemigos del pueblo colombiano, despejando el camino para construir la verdadera paz.

IV Reunión Plenaria del Comité de Dirección – X Asamblea
Unión Obrera Comunista (mlm)
Enero 2016

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