¡MASACRES! ENCANTO DEL RÉGIMEN URIBISTA

¡MASACRES! ENCANTO DEL RÉGIMEN URIBISTA 1

Según datos del seguimiento hecho por la ONG INDEPAZ, al 23 de diciembre sumaban 88 las masacres ejecutadas durante el 2020, esto es, una masacre cada 4 días y 4 horas para un total de 367 asesinados.

Las masacres en Colombia son una expresión terrorífica de la ya larga guerra contra el pueblo. El viejo pretexto de los gobernantes, fuerzas militares y empresas imperialistas y nacionales financiadoras del paramilitarismo, de justificar las masacres como un efecto colateral de la guerra “antisubversiva”, ha quedado sin piso, pues los grupos armados, sean las guerrillas degeneradas o sus disidencias o bandas de mercenarios, no tienen carácter subversivo. Todos son ejércitos mercenarios al servicio de las mafias, son instrumentos de los muy rentables negocios de la producción y tráfico de sicotrópicos, y de la explotación minera.

Los móviles de la guerra contra el pueblo, son netamente económicos: lucha por la ganancia extraordinaria en esas ramas de la economía colombiana, cuyos réditos son “lavados” en los negocios legales de los bancos, las industrias y los dueños de la tierra.

El Estado, máquina de la fuerza organizada de los explotadores, y el régimen uribista administrador general de sus negocios, no pueden más que proteger también los negocios de las mafias.

He ahí la razón económica de la vía libre para las masacres, de su ejecución también por las fuerzas del Estado, de la libertad de movimientos e impunidad de los asesinos. Con razón pobladores e indígenas de las zonas de guerra, han denunciado el pacto de no agresión entre las fuerzas armadas del Estado y los ejércitos al servicio de las mafias.

Las masacres son terror sanguinario contra el pueblo, son actos de la paz burguesa o paz de los cementerios, son el tétrico ENCANTO del régimen uribista, que ha instituido una tramoya macabra: pacto de no agresión – ejecución de masacres para escarmentar a la población, expropiarla, desplazarla… – despliegue de la noticia acostumbrada – declaración del Ministro y los comandantes – oferta de recompensa – promesa de exhaustiva investigación… y salen para la siguiente masacre.

La guerra contra el pueblo es una terrible tragedia principalmente para los pobres del campo sometidos por el hambre a cultivar hoja de coca, a trabajar en la minería ilegal, y sometidos por los fusiles a trabajar para beneficio de determinadas mafias so pena de ser desterrados y asesinados.

La participación de las fuerzas armadas del Estado directamente en masacres como la de Bogotá el 9 de septiembre, y su confabulación son los asesinos al servicio de las mafias, enseña que el pueblo no puede pedir justicia y protección a las instituciones del Estado y del Gobierno, pues ellas sirven a las mafias y patrocinan las masacres.

Para que esta guerra contra el pueblo no sea una tragedia sin fin, es necesario que el pueblo salve al pueblo, que decida defenderse con sus propias manos, con sus propias fuerzas, movilizándose contra el Estado ante cada hecho de la guerra, fortaleciendo la unión entre los pobres del campo y la ciudad, organizando la guardia campesina, indígena y obrera para enfrentar también con las armas a los ejércitos de los opresores, y como un paso adelante en la preparación de la guerra popular que contenga y derrote a los ejércitos mercenarios, que derrote y destruya las fuerzas armadas, pilar central del Estado reaccionario, que haga añicos todo el aparato de la fuerza organizada de los exploradores.

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