Sólo en el año 2016, murieron 88 niños Wayuu por causa de desnutrición, según las cifras que aportan los medios oficiales de comunicación; además de la atención de cientos de niños en centros hospitalarios por la misma causa. Muchas son las denuncias y exigencias para que este genocidio pare, pero en últimas, continúa, el sistema capitalista de hambre y miseria con el respaldo del Estado de los burgueses mata niños a punta de hambre.
Ante esta tragedia, la sociedad y los mismos indígenas Wayuu se manifiestan, denuncian la corrupción, protestan y exigen sus derechos, pero ya es hora de mirar la profunda esencia de esta situación, porque solo así puede pensarse en una solución pronta y definitiva.
Por un lado es necesario mirar la actividad económica del departamento de la Guajira, que se centra en la explotación minera de carbón y gas. Por lo tanto actividades como la agricultura y la ganadería no tienen mucho peso, es el gran desarrollo industrial el que domina la economía de la región. Sin embargo, si este departamento es tan diverso y rico en gas y carbón, ¿por qué prevalece la miseria, la pobreza y el hambre? Pues bien, la zona en la que se encuentra la mina El Cerrejón de explotación a cielo abierto más grande del mundo, está habitada principalmente por el pueblo indígena Wayuu, también por otras comunidades de campesinos y otros grupos indígenas.
Antes de que iniciara la explotación minera, según el portal lapluma.net, estos habitantes vivían de la pesca, la ganadería, la caza y la agricultura destinada a la alimentación, pero luego todo se convirtió en un infierno de desplazamiento violento, enfermedades a causa de la terrible contaminación ambiental, hambre porque el polvo que levantan las explosiones dañó la tierra antes cultivable, e incluso con el poder de los monopolios BHP Billiton y Anglo American al mando, han logrado desviar ríos (como el Ranchería), sometiendo a muerte a la población que no tiene siquiera acceso al agua.
Todo esto lo sabe de sobra el Estado, desde las alcaldías, la gobernación de La Guajira, hasta el senado, la presidencia y etc., y ¿Qué hacen al respecto estas instituciones? ¡NADA! Al contrario, los funcionarios corruptos buscan la mejor tajada a costa del sacrificio del pueblo, ya sea de forma económica o utilizando el sufrimiento de las familias sometidas al hambre para conseguir votos. Todos, sin ninguna excepción, se benefician de las afujías del pueblo y aunque algunos tengan la buena intención de ayudar desde el establo parlamentario, no lo lograrán, porque esta maquinaria estatal así funciona. Entonces, el Estado capitalista nada hará en favor del pueblo; de hecho de las divisas que genera El Cerrejón, a la nación solo le queda el 7,9%. Aun así este inservible Estado legisla y permite que el monopolio imperialista acabe con los recursos naturales y por ahí derecho con las vidas de hombres, mujeres y niños.
De otro lado, está la corrupción, también en el seno de las instituciones del Estado, basta recordar casos como el de la administración de Jorge Pérez Bernier (2008-2011) quien supuestamente abanderó el programa Guajira sin Jamusiri (Guajira sin hambre), y en el que según Semana.com
, se habrían invertido 400.000 millones de pesos, pero de acuerdo con el informe del Secretario de Planeación César Arismendi, este período fue en el que más niños murieron a causa de desnutrición. Y así, durante 20 años, las regalías al departamento de La Guajira cercanas a los 5 billones de pesos, han desaparecido, dejando a su paso miles de niños muertos, hambre, miseria, sequía y pobreza.
Todo esto también lo sabe la gobernación, quien con sus 9 secretarias, 2 departamentos de planeación, 7 direcciones operativas, 2 direcciones administrativas, 2 direcciones técnicas de salud, 5 asesores de gobernación, almacenista, tesorero y 2 jefes de oficina asesora, además de 15 alcaldías cada una con su estructura, no han hecho absolutamente nada por detener la corrupción y mucho menos por aportar soluciones a la problemática del pueblo guajiro, en particular de los niños Wayuu que mueren de hambre.
Toda esta estructura, costosa y burocrática es inservible para el pueblo, no lo representa, no soluciona sus necesidades, ni las atiende, ni les importa. En la misma página de la Gobernación de La Guajira puede verse los miles de millones de pesos en regalías, destinadas a proyectos que en su mayoría no calman el hambre y la sed de los niños Wayuu y, los que pretenden hacerlo, seguramente terminarán con el dinero embolatado como ha sucedido hasta ahora. La única solución para impedir la muerte de estos niños y la degradación del pueblo guajiro, es unir las luchas, la de los indígenas Wayuu con los obreros de El Cerrejón, la de ellos con los obreros de diferentes sectores, con los sectores en conflicto, con los maestros, estudiantes, recicladores; organizar esa unidad en encuentros o asambleas obrero-populares y ejecutar sus planes parando la producción y exigiendo al Estado soluciones reales. Solo así, tanto el pueblo guajiro como todo el pueblo colombiano, generará las condiciones necesarias para desterrar a todos los corrompidos del Estado, pero no cambiándolos por otros ¡NO! Sino destruyendo todo el viejo aparato estatal con su burocracia, cambiándolo por un Estado de nuevo tipo con una administración sencilla que resuelva los problemas de la mayoría, lo cual sólo el posible si los obreros y campesinos están al frente de esta tarea.
Y ¿cómo hacerlo? Poniendo al frente a los mismos obreros, indígenas y campesinos; aboliendo la estructura burocrática y cara, y cambiándola por una administración simple que seguramente pondrá en primer plano las necesidades de la mayoría y, sobre todo, sometiendo por la fuerza a los explotadores, esa es la forma de destruir este asqueroso sistema que mata de hambre e imponer la dictadura proletaria, esa sí capaz de resolver los asuntos más básicos de la mayoría, explotada y oprimida.