La preocupación del Estado por los niños oprimidos es nula e hipócrita. Más de 4000 de ellos murieron en los últimos años solo en la Guajira a causa de la deshidratación y consecuente desnutrición, como repercusión del despojo violento y de la privatización del principal afluente de la región, el rio Ranchería.
A Septiembre de 2015, al menos 15 niños habían muerto de hambre en Riosucio Chocó, mientras su región es devorada por el capital que tala indiscriminadamente el bosque y envenena el agua de las fuentes hídricas en busca de oro y otros minerales, bajo los permisos de explotación concedidos por el gobierno.
Según el Instituto Nacional de Salud -INS-, en 2015 habían muerto en promedio por desnutrición 6 niños por semana en todo el país. Esta es apenas la punta del iceberg, pues el capitalismo es un sistema devorador de hombres y destructor de la naturaleza. La situación es especialmente dramática en el pueblo Wayúu en La Guajira, con tasas de mortalidad infantil similares a las de Ruanda y de desnutrición como las de Etiopía, con la diferencia de que Colombia es un país rico en fuentes hídricas y apto para la producción de todo tipo de alimentos.
Las víctimas son principalmente hijos de indígenas y desplazados, que se concentran en Córdoba, Nariño, Chocó, La Guajira, Sucre y Boyacá. Pero el gobierno solo está para hacer demagogia de la paz, comprar cortinas por 600 millones de pesos y aumentar el sueldo a los congresistas que aprobarán sus «iniciativas» por 3.5 millones de pesos por mes al 2016 (incluyendo el reajuste del 2015).
Santos y su séquito solo piensan en vender a precio de huevo empresas públicas como Isagen, entregarle el agua a las empresas mineras y petroleras, hacer otra reforma tributaria para continuar cargando las pérdidas a los obreros y cumplir con las exigencias imperialistas. El incremento de más impuestos a los productos de primera necesidad para la subsistencia, el aumento de las cotizaciones de la salud y la reducción de las pensiones, están en la baraja de opciones para financiar la corrupción Estatal y pagar los empréstitos a las entidades financieras imperialistas.
La tributación indirecta, la privatización de la salud y el traslado de las pensiones a los fondos privados constituyen más reformas descaradas para fortalecer el robo fiscal, mientras el funcionamiento de parásitas entidades como Congreso y la Cámara de Representantes se comen más de 227 mil millones de pesos anuales en funcionamiento. Pero el Ejecutivo solo piensa en subir las asignaciones en estos antros de corrupción y cargarle al pueblo todos los gastos, por esto los oprimidos y explotados deben oponerse con las vías de hecho, de manera independiente y revolucionaria, en huelgas políticas de masas por todo el país y en los más importantes sectores de la economía nacional, contra el hambre y la superexplotación, como parte de la Plataforma de Lucha del Pueblo Colombiano que reúne muy bien los Comités de Lucha en varias ciudades del país y que define las exigencias a negociar con los representantes del Estado capitalista.
El recorte presupuestal para los medianos y pequeños campesinos se prevé que sea 38,5 % para el 2016, para los pequeños productores de 9,1 %, y ciencia y tecnología en 20 %…, lo que dice a la pequeña burguesía y a los estudiantes que deben estar del lado de la clase obrera sumando fuerzas contra enemigos comunes, no del lado del capital y su Estado putrefacto. Ese es parte del plan que ejecuta un gobierno antiobrero y antipopular para quitarle a los que trabajan en 2016, dándole durante todo el año a los zánganos explotadores que no lo hacen.
Los obreros y campesinos deben comprobar que los gobiernos bajo este régimen, sean de derecha como el de Santos, o se vistan de «izquierda» como los de Mujica en Uruguay o Maduro en Venezuela, no favorecen sus intereses, porque el sistema imperialista está en agonía y la economía de un país oprimido como Colombia está umbilicalmente atada a éste parásito mundial.
Solo un sistema socialista construido bajo la Dictadura del Proletariado, podrá dar derechos efectivos y mejorar la vida del pueblo, porque se suprimirá la propiedad privada y el derecho de vivir de la explotación del trabajo asalariado; porque se proclamará la completa independencia del imperialismo y no se le pagará deuda alguna a institución financiera nacional o internacional; porque los manantiales de riqueza social, retornarán íntegramente a los trabajadores, al cesar toda forma de explotación y opresión.
Los servicios públicos, de salud y educación en los otrora países socialistas del siglo XX eran gratis o a un costo bajo, y se regían por principios de cooperación e igualitarismo. Esto se volverá realidad en este siglo bajo el auténtico socialismo. En unos cuantos años o décadas los logros en el bienestar del pueblo eran impresionantes en países como la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas o en la República Popular China. Hoy el mercantilismo mata y enferma a cientos de miles en Colombia y en el mundo, los trabajadores en el campo y la ciudad producen enormes riquezas, pero a cambio reciben miseria, superexplotación y muerte. Estas son algunas de las razones por las que hay que luchar contra este sistema hasta destruirlo.