La salud pública no escapa a la voracidad de los capitalistas que preparan el golpe de gracia para adueñarse por completo del jugoso negocio de la salud, cerrando los pocos Hospitales y Clínicas públicos que quedan en el país. Un claro ejemplo es el Hospital Universitario del Valle, el más importante del suroccidente del país que atiende a la población más pobre de esta región, ahogado por la falta de recursos económicos para funcionar, pagar la nómina atrasada a los trabajadores, comprar insumos, etc., y ahora sometido por los mercaderes de la salud a la privatización, mientras las traficantes EPS’s no pagan sus deudas, con el beneplácito del Estado.
A petición de la gobernación del Valle encabezada por Dilian Francisca Toro, el H.U.V. fue sometido a la ley de insolvencia económica o Ley 550 por parte de la Superintendencia de Salud, alegando que era la única manera de salvar el hospital según unos tales estudios técnicos; pero en el fondo se trata de privatizarlo, pues según la ley, el hospital tiene siete años para salir de la crisis económica, advirtiendo eso sí que será administrado por los proveedores (entre ellos los bancos ladrones) durante este periodo de tiempo, por lo cual no se puede esperar que salga de la crisis. El propósito es claro: una de las primeras medidas ordenadas fue el despido masivo o masacre laboral de más de 547 trabajadores, un paso más que da la burguesía en la tercerización de la planta de quienes allí laboran y así allanar el camino para cuando sea privatizado totalmente pagarles a los trabajadores salarios miserables y hacer el negocio extraordinariamente más rentable.
Esta es una intervención criminal de la burguesía representada por la gobernadora Dilian Francisca Toro, quien está aprovechando la oportunidad para privatizar el principal centro hospitalario del suroccidente del país, a costa de las desgracias del pueblo y los trabajadores. La crisis del HUV fue provocada por la misma burguesía con su politiquería, corrupción y latrocinio, siendo los principales afectados tanto los trabajadores que han estado hasta cinco meses sin salarios y sin primas, como los usuarios de la región que no reciben atención adecuada por falta de insumos.
Un crimen de la gobernación que ha contado con el contubernio del sindicalismo burgués, como es el caso de la presidenta de uno de los sindicatos de trabajadores del Hospital Sinspublic, Alba Lucia Campas, que en estos momentos más parece funcionaria de Dilian Francisca Toro que representante sindical, quien entre otras y sin ningún reparo declaró en Telepacífico: «más allá de que estemos de acuerdo o no con la ley quinientos cincuenta, nosotros consideramos que hoy es una opción para que el hospital continúe siendo alternativa de vida para la población más vulnerable del suroccidente del país, y también sea fuente de empleo para los trabajadores de Hospital Universitario del Valle». Seguidamente, de manera desfachatada llama a la conciliación entre los trabajadores y la burguesía, habiendo una masacre laboral de por medio.
Uno de los aspectos más relevantes del sindicalismo burgués es que dice, en teoría, representar los intereses de los trabajadores pero en la práctica defender los intereses de los patrones: apoyan masacres laborales, venden o entregan las convenciones colectivas de los trabajadores, apoyan las campañas de los politiqueras con los recursos de los trabajadores; además le hacen eco a lo que le conviene a la burguesía en contra de los trabajadores, como el apoyo a la farsa de la paz, diciendo que no apoyan al gobierno de Santos, sino la propuesta de paz, que en la práctica es lo mismo: legalización de las tierras arrebatadas a sangre y fuego a los campesinos. Apoyar la paz de los ricos es apoyar al gobierno de Santos, así como apoyar a Uribe, a toda la burguesía, los terratenientes y los imperialistas.
Por eso son las bases las que tienen que mandar en las organizaciones de trabajadores, para defender sus intereses y no los de la burguesía que es la enemiga de clase. En el caso de las trabajadoras y trabajadores del H.U.V debe plantearse la manera de contener la arremetida de la burguesía contra el Hospital; es decir, la forma para darle consistencia a un gran movimiento en pro de salvar el hospital que concentre todas las fuerzas y acciones, evitando así la dispersión y el degaste. La forma más adecuada de hacerlo es conformando un Comité amplio en el que estén incluidos trabajadores, médicos, estudiantes, usuarios, etc., para así propiciar un gran encuentro obrero y popular regional y nacional, donde además de la defensa de la salud para el pueblo, se alcen consignas contra los salarios miserables, contra los despidos de trabajadores, por educación gratuita, por empleo, por la restitución de las tierras y la reparación de los desplazados… todo esto como parte de la preparación de un verdadero paro nacional y no la simbólica “jornada nacional de protesta” que convocan los dirigentes de las centrales, que solo distrae la indignación de las masas trabajadoras y no afecta en nada los intereses de los capitalistas.
La experiencia demuestra que mediante los Comités de Paro, o de Huelga o de Lucha, que las mismas masas hace un buen tiempo vienen impulsando, se han llevado a cabo las más grandes luchas organizadas del pueblo colombiano obteniendo victorias en sus reivindicaciones propuestas; un ejemplo de ello es el Paro Cívico Nacional del 14 de septiembre de 1977 con el cual se consiguió entre otras cosas, un alza de salarios del 60%.
El periódico Revolución Obrera se solidariza con el pueblo del suroccidente y los trabajadores del H.U.V., dispone sus páginas al servicio de la lucha por impedir el cierre del Hospital y llama a las masas y al pueblo en general, a manifestar su solidaridad con las trabajadoras y trabajadores del H.U.V. y a unir la lucha de los distintos sectores en una sola confrontación contra los enemigos comunes.