En Algeciras, Huila, varios actores armados disputan el control del territorio, ya que conecta el centro con el sur del país, es el cruce obligado de cuatro corredores estratégicos: el Sumapaz, la Amazonía norte, la Amazonía sur y el corredor del Pacífico; además de ser zona minera. Estas fuerzas luchan por el dominio del territorio lo que ha dejado este año miles de desplazados y asesinados.
El domingo 5 de julio fue asesinado Gentil Pasos Lizcano, agricultor, representante y defensor de los derechos de los campesinos, quien venía ejerciendo como Presidente de la acción comunal de la Vereda El Puente, municipio de Algeciras. En la tienda donde ocurrieron los hechos, sus victimarios dejaron un panfleto para la familia, obligándola a abandonar la región.
En una cruzada que realizaron el 13 de julio los funcionarios de esa zona, solo revisaron las medidas de seguridad y atención inmediata a las víctimas, cosa que no es nueva; solo refuerzan su falsa paz y le hacen creer al pueblo que ellos los van a cuidar o les prestarán seguridad, pero a la larga esto no coincide con la realidad pues ya se han desplazado varias familias.
Queda claro que el Estado no hace nada por el desarrollo de las zonas en conflicto y contra la muerte de los dirigentes populares -no más en los primeros días de julio han sido asesinados nueve, en las regiones del Cauca, Chocó y Huila- y son las clases dominantes las más beneficiadas con los desplazamientos para poder desarrollar sus planes de minería, proyectos agroindustriales y de paso usurpar ríos y fuentes de agua, establecer rutas de narcotráfico, entre otras prácticas.
Los dirigentes sociales han denunciado, ante las entidades estatales, a las bandas criminales y empresas que las financian creyendo que el Estado los respaldará, pero en realidad, éste siempre ampara a los campesinos ricos y terratenientes, especialmente ahora, que lo administra el régimen narco paramilitar de Duque.
El Estado parásito y moribundo no representa los intereses del pueblo, por lo tanto, hay que barrerlo con el poder revolucionario de las masas trabajadoras, construyendo un Partido de la clase obrera que dirija su lucha y la de los campesinos hacia la conquista del poder, tomando en sus manos su futuro y no esperando salvadores supremos, ni en héroes ni politiqueros “progresistas”.
Lectora de Revolución Obrera