Rifirrafe entre dos HP´s

Rifirrafe entre dos HP´s 1

Por estos días ocupan los medios el rifirrafe entre los “honorables presidentes”, “honorables padres de la patria”, “honorables próceres”… o simplemente HP´s, Ernesto Samper y Andrés Pastrana. Un hecho que revive viejas polémicas sobre la injerencia del narcotráfico en la política colombiana, donde todos los HP´s dignatarios de Macondo tienen “rabo de paja”, salvo contadas excepciones que le ha costado la vida a los detractores de esa manguala, como es el caso de Luis Carlos Galán.

Para quienes conocen un poco de la historia no tan lejana, es un hecho que desde los años 70 del siglo pasado, la burguesía y los terratenientes colombianos, con la anuencia de los imperialistas yanquis, sellaron una alianza criminal con la naciente burguesía dedicada al negocio del narcotráfico.

Alianza que tenía que extenderse a las esferas del Estado, pues el gobierno en el Estado burgués es el administrador de los negocios comunes de las clases explotadoras; en otras palabras, quien tiene el poder económico es apenas natural que intervenga directamente en el poder político del Estado.

De ahí que todas las campañas, incluidas las de la llamada izquierda y de la oposición estén untadas de los dineros del narcotráfico. Por consiguiente, las cartas de los confesos narcotraficantes Rodríguez Orejuela solo destapan secretos conocidos a voces, agregando solamente los actos delictivos de soborno y corrupción en Dragacol y Chambacú, también de conocimiento público.

Tras las acaloradas declaraciones de los HP´s Samper y Pastrana se esconde la hipocresía de las clases dominantes que posan de santurronas e inmaculadas tratando de ocultar lo inocultable: el Estado burgués está podrido hasta la médula y debe ser destruido con la fuerza de la insurrección popular. Las clases explotadoras no deben seguir dirigiendo la sociedad.

Igualmente, el rifirrafe de estos dos HP´s es una muestra de las contradicciones entre esas clases reaccionarias, indicativas de la debilidad en que se encuentran junto con todas las sacrosantas instituciones del viejo Estado; planteando en consecuencia, no solo la necesidad de destruir la vieja máquina de dominación al servicio de la explotación asalariada, sino la posibilidad de acometer esa tarea y, por tanto, la obligación del proletariado revolucionario de prepararse para ello.

Más temprano que tarde, el gobierno de los HP´s será reemplazado por el gobierno barato de los obreros y campesinos, donde los funcionarios del Estado, liberados del soborno del capital, no tendrán ningún privilegio y no se necesitará de la farsa de las elecciones burguesas que serán reemplazadas por la democracia directa del pueblo armado.

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