El PCC, el reformismo y el parlamentarismo revolucionario

El PCC, el reformismo y el parlamentarismo revolucionario 1

En el Semanario Voz, órgano del Partido Comunista Colombiano (PCC), se publicó recientemente un artículo que reflexiona sobre la participación en el parlamento por parte de sectores de izquierda, relacionándolo con la experiencia del Pacto Histórico, organización política que integra el PCC[1].

El autor del artículo, Alfredo Holguín M., compara el parlamento burgués, específicamente las curules, con la kriptonita (aquel elemento que era lo único que podía afectar y herir de muerte a Superman). Nos dice que, al igual que la kriptonita afecta al superhéroe, las curules afectan a la izquierda, pues la burguesía tiene mecanismos para su cooptación; por tanto, las gentes de izquierda al ocupar una curul pueden terminar siendo afectados por esa kriptonita politiquera, claudicando ante el «micropoder» del «ego parlamentario». Partiendo de esa comparación, Holguín pasa a realizar una autocrítica alrededor de las debilidades de la bancada del Pacto Histórico.

Estamos de acuerdo con el autor cuando señala que los comunistas no negamos la importancia de la lucha parlamentaria -pues nuestra participación en el congreso burgués no es una cuestión de principio, sino de táctica-, pero, esa participación de los comunistas es diferente a la de los demás partidos burgueses o pequeño burgueses; el uso del parlamento por parte de los comunistas se realiza como una «tribuna de lucha» que «no busca embellecer el Estado burgués sino destruirlo».

Lo que principalmente nos llama la atención del artículo -del cual se podrían comentar muchas otras cuestiones- es: ¿qué le hace pensar al PCC que los congresistas del Pacto Histórico deben hacer uso del parlamento desde una perspectiva revolucionaria? Decir que los parlamentarios de izquierda acceden al parlamento «con nobles objetivos leninistas» es falso, al menos no lo han hecho los congresistas del PH.

El Pacto Histórico no es una organización comunista o revolucionaria, sino reformista y pro capitalista. Eso es una verdad evidente. El mismo Petro ha renegado abiertamente del socialismo en televisión nacional, y durante campaña electoral y a lo largo de su mandato siempre ha expresado que su objetivo es impulsar un «capitalismo humano». La mayoría de las organizaciones y partidos políticos que conforman el PH no son comunistas o socialistas, salvo el PCC que se declara como tal. Por consiguiente, es pedirle peras al olmo que los congresistas del PH actúen en el Congreso guiados por «nobles objetivos leninistas» y con el fin de destruir el Estado burgués. Plantear eso es no comprender el carácter de clase del progresismo, no ser conscientes de sus limitaciones.

Es más, el PCC -que es al menos de palabra la organización que se proclama comunista- ni siquiera se puede decir que participa dentro del Congreso desde una perspectiva comunista y revolucionaria. Sus congresistas Gabo Becerra, Aída Avella, etc., nunca se han expresado en sus intervenciones legislativas a favor del socialismo, de la revolución o denunciando el Estado burgués y planteando su destrucción. Becerra, por ejemplo, ha afirmado en varias ocasiones que en el Congreso (burgués) de la República (burguesa) «reposa la democracia» (sic).

El PCC tiene todo el derecho de exigir cambios en cómo el PH está adelantado la acción parlamentaria: que las listas electorales no sean mediante bolígrafo, sino por democracia; que los candidatos sean del movimiento obrero y popular y no de sectores de la política tradicional; que los congresistas estén sometidos a la organización y den respuestas de su actividad ante las bases, etc. Pero eso es una cosa y otra muy diferente es el uso revolucionario del parlamento.

Claro que el parlamentarismo revolucionario tiene varios aspectos mencionados anteriormente, por ejemplo, que los candidatos a ocupar curules sean del movimiento obrero y popular, la Internacional Comunista recomendaba que los candidatos electorales de los Partidos Comunistas fueran dirigentes obreros y no abogados o intelectuales. Pero, la cuestión principal del parlamentarismo revolucionario radica realmente en que se concibe no como un fin en sí mismo, sino como una tribuna, como una lucha más, incluso secundaria, de la lucha de clases, donde no se envían «generales» sino «trompeteros», y en donde el objetivo es no distanciarse del programa revolucionario, ni «embellecer al Estado burgués sino destruirlo». Por consiguiente, si el PH llega a adoptar algunas de esas exigencias que hace el PCC con relación a la acción parlamentaria, no significa que hagan uso revolucionario del parlamento, pues el PH no tiene como objetivo la lucha por el socialismo y el comunismo, porque su objetivo -y hemos sido testigos en estos años de gobierno- es reformar el capitalismo, no superarlo.

El PCC cae en la actitud errónea -que en su momento uno de sus miembros acusó (falsamente) a los «ultra izquierdistas» (palabra preferida de los oportunistas contra los revolucionarios) que no se sumaban al proyecto político del PH- de «exigirle al progresismo que tenga posiciones revolucionarias». En otro artículo, escrito por el secretario general de la Juventud Comunista (JUCO), se plantea que el progresismo debe convertir el Pacto Histórico en un «instrumento del pueblo trabajador para construir poder popular y socialismo»[2]. Nuevamente, ¿qué les hace pensar que a los progresistas defensores del capitalismo y de sus instituciones políticas les interesa el poder popular y el socialismo?, ¿de qué manera, bajo el capitalismo, puede construirse el socialismo? El PCC pasa a exigirle posiciones revolucionarias al progresismo al tiempo que cubren con un barniz rojo las posiciones reformistas y limitadas del mismo.

Fundirse en una organización policlasista, pluralista ideológicamente, reformista, y que no lucha por el socialismo es un grave error que evidencia la falta de independencia política clasista, y también es un error pretender convertir un aparato político de esas características en un instrumento político al servicio de la revolución socialista, pues eso no va terminar ocurriendo y lo que sí va suceder es que los obreros revolucionarios que ingresen a ese aparato serán subordinados a un proyecto político que no representa realmente los intereses de la clase obrera.


[1] https://semanariovoz.com/son-las-kurules-la-kriptonita-para-la-izquierda/

[2] https://semanariovoz.com/pacto-historico-los-desafios-de-la-unidad/

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3 respuestas

  1. HA SIDO MUY DIFICIL CONSTUIR UN PARTIDO QUE REPRESENTE NO SOLAMENTE LOS INTERESES DE LA CLASE OBRARA.
    ESE PARTIDO DEBE CONECTARSE CON LOS SECTORES CAMPESINOS Y CON LOS SECTORES POPULARES QUE SON SECTORES DE TRABAJADORES COMO LOS ESTUDIANTES,LAS MADRES COMUNITARTIAS. UN PARTIDODEBE ENCHUFRSE CON SECTORES PROFESIONALES QUE SON DECISIVOS PARA MOVER LOS CIMIENTOS DEL SISTEMA, COMO LOS MEDICOS QUE HOY TIENEN SALARIOS POR DEBAJO DE LOS DE UN TAXISTA, CON LOS VENDEDORES AMBULANTES Y SECTORES INFORMALES. SE NECESITA UN PARTIDO QUE ORIENTE A LOS DESEMPLEDOS QUE EL DANE FELIZMENTE LOS REDUCE A CIFRAS DE UNO O DOS DOGITOS PERO SON MILLONES CON HAMBRE,QUE PIDEN LIMOSNA PARCOMER O PAGAR UNA HABITACION EN EL TMilenio.CON LOS SECTORES CIVICOS ,CON LOS INDIGENAS,LOS PEQUEÑOS NEGOCIANTES QUE VIVEN TAN APRETADOS POR B ANCOS,ARRENDADORES DE LOCALES…
    MI CONCEPTO ES PROFANO PERO EN EL CONGRESO NO HAY UN PARTIDO QUE REPRESENTE ESOS CONGLOMERADOS PORQUE SON DE UNA IZQUIERDA SIN EFECTO ALGUNO,COMO LO ES UN PLANO ARQUITECTONICO EN EL PAPEL,CON MUCHAS EXACTITUDES »CIENTIFICAS» PERO SIN CONSTRUIR UNA EDIFICACION.

  2. Gracias por leer el voz, lo que les falta es comprensión lectora, esperemos que pronto el voz saque una escuela para que se sumen y gracias por dedicarnos al menos un párrafo todos los días, nunca nadie se había preocupado tanto por el PCC y la Juco

    1. Apreciado lector

      Muchas gracias por leernos y tomarse el tiempo de comentar nuestro artículo. Nos gustaría que fundamente mejor su acusación respecto a que nos falta «comprensión lectora», pues es poco serio hacer un juicio de ese tipo sin dejar siquiera un argumento. Respecto a la escuela, si es abierta a las masas, si se puede dar la discusión de forma pública a través de los medios de comunicación oficiales, nos gustaría conocer sus documentos. Ahora bien, sólo nos queda recordar que diferenciamos entre los jefes de los partidos revisionistas y sus bases: con los primeros los criticamos y desenmascaramos abiertamente ante las masas; con las bases de esos partidos, usamos el método de la clarificación ideológica, les tendemos la mano, especialmente porque por experiencia han llegado Camaradas a nuestras filas provenientes de esas organizaciones denunciando su política de conciliación y concertación con las clases enemigas del proletariado; casos de opresión contra la mujer por parte de los jefes; malos métodos de trabajo en los que se privilegia lo electoral con algún candidato sobre el trabajo de base con el pueblo, etc.

      Nuevamente, gracias por leernos y comentar.

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