Gran debate se generó en estos días en torno al aborto en el país. Hoy en Colombia el aborto se encuentra despenalizado en tres causales ampliamente conocidas, como también son conocidas las grandes barreras que existen para que una mujer se realice un aborto de forma legal. Sin embargo, de un lado organizaciones financiadas por las iglesias, conservadoras y machistas, pugnan porque se criminalice a las mujeres que aborten y de otro, grupos de mujeres, feministas, científicas, luchan porque el aborto sea parte de la política pública del Estado; es decir, que sea legal, seguro y gratuito.
Frente al aborto los comunistas revolucionarios afirmamos que la causa más profunda para que una mujer decida abortar son las profundas divisiones de clase y la opresión existente en la sociedad capitalista; donde muchas veces tener un hijo significa para la mujer detener sus estudios, despido de su trabajo o imposibilidad de ser contratada si está embarazada; juzgamiento moral por parte de su familia, de su pareja, de la iglesia; en ocasiones enfermedades mentales y físicas; correr el riesgo de tener un hijo con malformaciones ocasionadas, por el entorno ambiental malsano producto del mismo sistema; e incluso tener un hijo producto de una violación.
Aunque cualquier mujer puede ser afectada por estar embarazada, es determinante la condición social de la mujer, la clase a la que pertenezca a la hora de ver las consecuencias que puede tener un embarazo en su vida: es evidente que a las mujeres obreras, desempleadas, desplazadas, indígenas, es decir, a las mujeres del pueblo, les es mucho más difícil sobrellevar un embarazo en óptimas condiciones o afrontar un aborto seguro (hoy en Colombia lo hacen de forma insegura y clandestina siendo esta la primera causa de mortalidad materna); mientras una mujer burguesa o terrateniente puede pagar un médico bajo reserva que le atienda su aborto en las mejores condiciones posibles y guardar reposo por los días que sean necesarios, luego aparentar que no sucedió, pero eso sí salir a condenar a las pro-abortistas.
Los comunistas no somos pro-abortistas, pero nos oponemos firmemente a que las mujeres sean juzgadas, perseguidas, condenadas y se les prohíba decidir libremente sobre el embarazo, o se vean empujadas, por las razones que sean, a realizarse un aborto. La solución a este asunto es la destrucción del capitalismo para abolir la división social en clases sociales, mejorando notablemente las condiciones de vida de toda la sociedad construyendo el Socialismo. Sistema social en el cual no habrá que preocuparse por la forma en que se garantizarán las condiciones de vida de la madre y su hijo, pues en este tipo de sociedad se produce para satisfacer las necesidades de las amplias masas y la crianza de los hijos pasa a ser un asunto social; lo que implica que la alimentación, vestuario, vivienda están garantizadas gracias al trabajo social y a que la mujer ya no estará condenada a tener que esclavizarse en el hogar, cocinando y cambiando pañales, mientras que atiende también a su marido. Todas estas son condiciones que crean un clima social que desincentiva el aborto, pero igualmente, este procedimiento será gratuito, legal y asistido profesionalmente.
Apoyamos la lucha de las mujeres por hacer respetar su cuerpo; por exigir que no se criminalice a quienes son víctimas del propio sistema capitalista; por denunciar el hipócrita moralismo de quienes dicen defender la vida pero les importa un carajo que las mujeres mueran por no tener un aborto seguro, o matan de hambre, sed o enfermedades curables a quienes dicen defender. E invitamos a estas mujeres a unirse a la causa del Socialismo y el Comunismo donde las garantías para las mujeres serán un hecho.