Un evento politiquero, distractor de la verdadera lucha por la emancipación de la mujer
“Sin las mujeres la democracia está incompleta”, así comienza el manifiesto de la Convención Nacional Feminista realizada el pasado 5 de abril en Honda, Tolima. Evento al que fueron invitadas Francia Márquez y Ángela María Robledo, candidatas a la presidencia: Márquez por el Movimiento Soy porque Somos y Robledo por la Coalición de la Esperanza.
¿Cuál democracia, la de los ricos?
El evento fue un acto politiquero en el que se pretendió mostrar que las dos candidatas están por la defensa de los derechos de la mujer y que si son “elegidas”, “nuestra acción política irá encaminada a robustecer el Estado como primer cuidador y defensor de la dignidad y la integridad de la ciudadanía”. Lo que en lenguaje llano significa que harán parte del mismo “Estado violador” que tanto se agita en las manifestaciones feministas. Que harán parte del Estado y del gobierno burgués, administrador de los negocios de los explotadores, responsables de la situación económica y social que viven las mujeres del pueblo que, como Francia Márquez, han vivido y marcado su vida. Que mantendrán la democracia burguesa sin destruir el aparato represor de las Fuerzas Militares, columna vertebral del Estado, lo que significará para las mujeres la continuación de las violaciones, las masacres, el desplazamiento y la discriminación de las minorías.
Y aunque digan que: “Lucharemos con fuerza y en unidad contra las exclusiones históricas que han mantenido a una minoría con intereses privados en el poder, lo que implica abanderar el antirracismo, la paridad, la redistribución económica y la descentralización del poder”. Ello solo expresa una idea utópica de la pequeña burguesía pues mientras subsista el capitalismo imperialista la riqueza y el poder se concentrarán cada vez más en una minoría holgazana y privilegiada, así como la miseria y la opresión en la inmensa mayoría trabajadora. Abanderar la redistribución económica sin destruir el sistema, creer que se puede acabar la exclusión histórica y la descentralización del poder sin destruir el poder del capital, es un sueño iluso y un engaño. ¡Y la verdad, no se le puede pedir nada diferente a estas dos mujeres representantes de dos organizaciones políticas que defienden la explotación asalariada y la democracia burguesa, que es dictadura para el pueblo!
En repetidas ocasiones se ha recalcado que la única forma de lograr una verdadera emancipación de la mujer es si vamos a la raíz, al origen de su desigualdad: el surgimiento de la propiedad privada sobre los medios de producción y su consecuencia, la división social en clases sociales. Mientras aquella exista, como en la actualidad, la sociedad burguesa solo garantizará la igualdad formal y jurídica. No importa quien esté en el poder del Estado burgués, si Francia Márquez o Petro o los dos o quien sea, mientras el poder económico esté en manos de la “minoría” parásita, la opresión y la explotación de las mujeres del pueblo continuará, así los candidatos a la presidencia tengan las mejores buenas intenciones.
Los objetivos de la Convención en el fondo distraen a las mujeres de su verdadera lucha para conquistar unos derechos parciales, por ahora, que se pueden conquistar si mujeres obreras y campesinas se unen y hacen parte de los preparativos de la Huelga Política de Masas, del Paro General Indefinido, en vez de desgastar esfuerzos en la campaña electorera del 2022.
Sumado a esto, si las mujeres proletarias hacen parte de la vanguardia que organice la insurrección de los explotados contra los explotadores y su podrido Estado, así como lo hicieran las obreras de la Comuna de París hace 150 años contra el sistema opresor y explotador, podrán junto con sus hermanos hombres explotados y oprimidos, conquistar la verdadera igualdad y sentar las bases para su liberación definitiva.