El Estado de Colombia no tiene cuarentena, con su terrorismo de estado sigue asesinando los líderes sociales para proteger los negocios de los grandes capitalistas que siguen delinquiendo y cultivando sus alucinógenos y destruyendo la naturaleza acabando las reservas naturales, porque solo le importa sus ganancias.
En lo que va de este año son más 110 líderes asesinados que pertenecían a organizaciones nacionales campesinas, indígenas, comunidades negras y de otros movimientos. Los departamentos más afectados han sido Cauca, Antioquia, Valle del Cauca, Norte de Santander, Putumayo, Nariño, Córdoba, Meta y Caquetá, donde justamente están los cultivo de coca y marihuana y las zonas, llamadas por el gobierno ZEDE (Zona Especial de Desarrollo Económico). El estado hipócrita dice desconocer los autores de algunos de estos hechos, pero se sabe que ha sido con el auspicio de las fuerzas militares y entidades del Estado que los sicarios han ubicado el sitio de vivienda y el de las familias de los dirigentes.
Está más que demostrado que este Estado en descomposición no da soluciones, solo medidas reaccionarias en detrimento de la clase obrera y los campesinos, donde su ejército asesino junto con los paramilitares no tienen cuarentena para asesinar y tirar del gatillo en contra de lo más preciado que tiene Colombia, los líderes sociales que son los que ponen el pecho por la defensa de los derechos de los trabajadores en campos y ciudades.
Hoy el pueblo en general debe unirse en rechazo de todas las políticas del gobierno de turno, rechazar rotundamente todo atropello en contra del pueblo laborioso uniendo todos los conflictos en uno solo; con la certeza que el pueblo unido jamás será vencido y que actuar como un solo hombre nos hará grandes para defender el porvenir y no dejar mas que nos individualicen y nos maten como si estuviéramos solos.
Es muy importante que las organizaciones sociales, actúen con independencia del Estado, no confíen en la supuesta seguridad de sus entidades y, por el contrario, organicen su propia vigilancia protección y defensa de sus comunidades, organizaciones y dirigentes, similar a lo que viene haciendo la guardia indígena y cimarrona. Así mismo hay que denunciar la situación o el conflicto que se presenta en la región y advertir quienes pueden ser los responsables de lo que les pueda pasar. Además se necesita el respaldo del resto del pueblo, nuevamente tomando las calles para preparar un paro más contundente que el del 21 de noviembre del año pasado.