El pasado 2 de marzo, el asesino Ejército del Estado burgués colombiano, bombardeó un campamento guerrillero de las Farc de reclutamiento forzado de menores, ubicado en la vereda Buenos Aires del municipio de Calamar, cerca de la frontera de Guaviare con Caquetá. Allí asesinaron 12 menores de edad y dos jóvenes más de 19 años. Entre los menores asesinados, se encontraban por lo menos dos niños de 9 y 10 años de edad. Aún falta un cadáver por identificar su edad. El Ministerio de Defensa guardó silencio total sobre esta operación, producto de la cual, lastimosamente los padres de las víctimas, ubicaron muertos a sus hijos desaparecidos días atrás.
Sin embargo, después de que se revelaron las identidades de los menores de edad, el régimen en voz del payaso Mindefensa Molano, afirmó que “El único que puede determinar quiénes eran [los abatidos] y qué edad tenían es la Fiscalía”, pero seguidamente condenó a los niños diciendo que “Lo que tenemos son niños que hacen parte de una estructura de guerra capaz de cometer atentados”, eso, agravado con su sentencia criminal de que estos niños y jóvenes asesinados son“máquinas de guerra”.
El régimen y sus fuerzas armadas sabían de la presencia de menores de edad en dicho campamento guerrillero, pues el Mayor General Sergio Alberto Tafur García quien coordinó la operación, en rueda de prensa del 3 de marzo, es decir, un día después del bombardeo, afirmó que dicho campamento “se dedicaba al reclutamiento forzado de menores de edad”, lo que quiere decir que el Estado sabía de la presencia de niños y jóvenes reclutados forzadamente en dicha zona, las fuerzas armadas reaccionarias sabían que estaban bombardeando un campo guerrillero de reclutamiento forzado de menores, sabían que al apretar el botón que descarga las bombas estaban asesinando niños pobres desaparecidos cuyos padres estaban buscando hace meses con desespero. Y aún así, no les importó, cometieron este crimen de forma premeditada contra unos hijos del pueblo víctimas de la guerra reaccionaria.
Las verdaderas máquinas de guerra son los burgueses y terratenientes de diferentes facciones que alimentan la guerra contra el pueblo, en una guerra que desde los años 80 se libra por la renta extraordinaria del suelo que brinda la explotación de mano de obra barata en zonas mineras (oro, esmeralda, etc.) y petroleras, en las plantaciones de coca, amapola, palma africana, caucho, entre otros. Máquinas de guerra las Fuerzas Militares que asesinaron a 6.402 personas que sí estaban recogiendo café. Máquinas de guerra los dueños del capital y los capos de los carteles narcotraficantes que financian grupos armados (guerrilleros y para-estatales) que reclutan forzadamente menores de edad para ponerlos como carne de cañón en esta guerra que no representa los intereses del pueblo. Máquina de guerra el Estado burgués-terrateniente que no garantiza las condiciones materiales mínimas de vida a millones de familias rurales, cuyas niñas tienen pocas opciones para poder sobrevivir: o se casan con algún hombre que las convierte en amas de casa; o se prostituyen; o se enfilan en algún grupo armado ilegal de manera forzada. El Estado no aparece en estas zonas y cuando lo hace, es para asesinar con bombas, con tiros de gracia, con perros entrenados a estos niños y jóvenes, hijos de familias pobres y trabajadoras que los esperaban en casa.
Las evidencias de este crimen son inocultables, pues de antemano se sabía desde hace varios meses que todos los grupos armados ilegales que hacen presencia en la zona, reclutan forzadamente menores de edad. Sin embargo, las humildes familias de los jóvenes asesinados sólo pueden esperar impunidad para los autores intelectuales y materiales por parte de la justicia burguesa que se vende al mejor postor.
Son inútiles los llamados para que renuncie el Ministro de Defensa, pues como en el pasado, si renuncia uno, nombran a otro que continuará con la política de terrorismo de Estado ejecutada por los perros guardianes del régimen. Las masas deben organizarse para la Guerra Popular que en Colombia tomará la forma de una insurrección armada que aniquile las fuerzas que defiendan los intereses de la burguesía y los terratenientes. Basta de que el pueblo desarmado ponga siempre la mejilla para ser golpeado por sus enemigos. Es hora de organizarse políticamente en su Partido revolucionario que organice y dirija la Revolución Socialista, que destruya de raíz el poder político, económico y militar de los explotadores, para evitar nuevas masacres cometidas por las fuerzas armadas reaccionarias que responden a los intereses de los monopolios económicos del país.