Gran indignación causaron las declaraciones del asesino Uribe respecto a la educación. Se sobreentiende por las sandeces que dice, que su intención es hacerle propaganda a la educación privada desprestigiando la pública y con ello, ir haciendo puntos entre los padres incautos para justificar la privatización de la educación; también es evidente que el propósito del uribismo al atacar la educación, es dominar aún más al pueblo en el terreno de las ideas usando las aulas de clase, donde por supuesto la burguesía ha adoctrinado por cientos de años a la sociedad valiéndose de la religión, de la historia contada a su acomodo y, de la preparación de nuevos obreros disciplinada y dóciles para el capital; en últimas, siempre la educación le ha servido a las clases explotadoras dominantes para adoctrinar la sociedad con el sello de clase burgués.
También los docentes saben que el ataque de Uribe va dirigido a la organización gremial del magisterio, porque el gobierno Duque se ha planteado acabar con el sindicato más grande y sólido de Colombia, es decir, con Fecode.
Pero además de esas declaraciones indignantes de Uribe, están también posiciones que los mismos directivos del gremio docente agitan a viva voz y son incorrectas; fue el caso de lo expresado en la marcha pasada en Bogotá, donde uno de los dirigentes se refería al adoctrinamiento que según Uribe se vive actualmente en las aulas de clase y, denunció esta calumnia con una justificación que da cuenta de la influencia de las posiciones burguesas al interior del sindicalismo.
Decía el compañero que por un lado se quiere acabar con Fecode, cosa que es cierta, pero, por otro lado que la rabia de Uribe hacia los docentes radica en que Fecode y la Ade, son organizaciones pluralistas, abiertas, críticas… en donde caben todos los colores y todos los partidos: Verde, Polo, Cambio Radical y hasta el Centro Democrático, gritaba aquel compañero. Y sí, las bases del gremio docente tienen diversas posiciones políticas eso es cierto, pero lo que no puede permitirse es que la política que guíe al sindicato sea la que promulga uno u otro partido politiquero; el comulgar con ello es lo que ha facilitado traiciones y sucias jugadas de algunos dirigentes que buscan hacer carrera para escalar a puestos burocráticos dentro de este Estado, y con ello desgastan la lucha de las bases sindicales que mantienen la firmeza y fuerza de Fecode.
Si en verdad se quiere luchar porque la organización sindical no se acabe, pues la lucha debe ser por los intereses del magisterio, en solidaridad con los demás sectores en conflicto y con independencia del Estado burgués y sus instituciones; de ahí que no hay tal de pluralismo ideológico y político: si el sindicato no está dirigido por la ideología y la política que sirve a los trabajadores, estará dirigido por la ideología y la política que sirve a los explotadores; en la dirección de la organización sindical deben primar los intereses de los trabajadores; de esta manera, independiente de quien componga la dirección, se garantiza que la política dirigente sea la que favorezca a las bases del sindicato y a los trabajadores en general.
Decía también el dirigente en su agitación que “…somos tan democráticos que cuando llegue el día de juzgar a Uribe, se le garantizará que (…) no pague un solo día de cárcel, eso sí para la historia quedará que es un criminal de guerra”. Qué idea tan ilusa, ya todo el mundo sabe que Uribe es un maldito criminal contra el pueblo y, sabe también que ahora el gobierno uribista está atacando por todos los flancos para hacer pasar a ese bandido como el “salvador” del país, y por ello está en campaña contra todo lo que suene a crítico, progresista o revolucionario, pidiendo la renuncia de los directores de la Biblioteca Nacional, el Museo Nacional, el Archivo General de la Nación y del Centro de Memoria Histórica, además persiguiendo a los docentes que piensan distinto y llamando a los estudiantes a grabarlos y denunciarlos.
El adoctrinamiento es en realidad lucha de ideas y la pelea es por cuáles ideas se hacen más fuertes y se convierten en fuerza material; es un combate que efectivamente compete también a los maestros. Sin embargo, hay que entender que definitivamente lo contrario de adoctrinar no es ser ecléctico; los maestros hacen parte de la clase obrera y la historia les ha legado una ciencia que los representa y los guía en el terreno de la lucha de clases, lo demás es pura ilusión en el Estado de los capitalistas; los maestros deben decidir si contribuyen a defender el sistema o aportan su conocimiento para que la sociedad cambie y no siga siendo como hasta ahora: un infierno de explotación que favorece a muy pocos.
Desde las aulas se deben formar muchachos críticos, jóvenes que no traguen entero, que luchen por sus derechos, que conozcan que el socialismo existió en el mundo y trajo consigo incontables avances, que sepan que el actual orden de cosas no es eterno y se convenzan de que en sus manos está el poder cambiar esta sociedad en favor de la mayoría explotada. “Que se abran cien flores y compitan cien escuelas de pensamiento para promover el progreso en las artes y de las ciencias y de una cultura socialista floreciente en nuestra tierra” fue la orientación del presidente Mao Tse-Tung en 1956 y esa debe ser la labor, lo demás es pura basura burguesa con la que han adoctrinado a los trabajadores desde chicos.