La muerte de George Floyd víctima del racismo y la brutalidad policial fue la chispa que incendió la pradera desde el pasado 25 de mayo en los Estados Unidos, dando paso a históricas jornadas de protesta que no se veían allí desde hace décadas. Se registran enfrentamientos violentos con la policía en al menos 140 ciudades y en casi todos los estados en los cuales se decretó el toque de queda y han tenido que recurrir al Ejército para poder contener las justas protestas que se han marcado por la quema de estaciones policiales, bancos, iglesias, saqueos a grandes centros comerciales e incluso enfrentamientos en las inmediaciones de la Casa Blanca. A su vez se realizan manifestaciones en Canadá y algunos países de Europa como Alemania y Reino Unido, en forma de apoyo al pueblo estadounidense.
A esto también se le suma el descontento popular por la pésima gestión del gobierno de Trump en dicho país para combatir al coronavirus, que al día de hoy tiene más infectados y muertos en el mundo, además de los 30 millones de empleos que se han perdido a causa de la pandemia; quedando al desnudo el verdadero carácter de la sociedad imperialista estadounidense en crisis, donde solo importan las ganancias de los banqueros y empresarios, pero no la salud, ni los trabajos dignos, ni la vida del pueblo.
El racismo en los Estados Unidos no es algo nuevo, es un problema que ya data desde hace varios siglos y que no tiene solución en el capitalismo, pues el racismo es fomentado por este sistema socioeconómico, que lo utiliza para mantener a la población dividida, peleando entre ella por ser negra, blanca, amarilla o latina; es un factor distractor con el fin de que no se den cuenta que la verdadera guerra es de ricos contra pobres, de proletarios y campesinos contra burgueses y terratenientes, y no entre las distintas etnia.
Solamente el comunismo puede eliminar este mal de la faz de la tierra, así como lo logró en su tiempo el socialismo en la Unión Soviética entre 1917 y 1956 y en China entre 1949 y 1976, donde convivieron en paz y armonía diferentes pueblos. Esto fue posible debido a que en el socialismo las relaciones entre los seres humanos son de cooperación y ayuda mutua; así como también mediante las instituciones educativas se les mostró la gran verdad de que la patria de los obreros es el trabajo y por ende todos pertenecen a la misma familia.
No es para nada descabellado pensar que las protestas se puedan radicalizar aún más y llegar incluso a una insurrección popular; debido a la agudización extrema de las contradicciones del capitalismo en su fase imperialista y que han hecho que el mundo esté maduro para la revolución. Contando además con el hecho de la facilidad para adquirir armas legalmente en Estados Unidos y la familiaridad que tienen las masas con el uso de ellas.
Es por esto que es una necesidad vital la construcción del Partido Comunista Revolucionario en los Estados Unidos, guiado por la ciencia del Marxismo Leninismo Maoísmo, que dirija la rebeldía de las masas hacia la destrucción del sistema capitalista imperialista y al establecimiento de la dictadura del proletariado, para que no sea vendida ni desviada hacia la participación electoral que este año se desarrollará en dicho país. Afortunadamente en la actualidad existen diversos grupos comunistas que se encuentran trabajando por la construcción de dicho Partido.
¡El tiempo nos pertenece, derrumbaremos los viejos muros del viejo orden!
Menoquio V.