
La justa y combativa movilización del magisterio en Risaralda, Caldas y Quindío por el servicio de salud los pasados 3, 4 y 5 de septiembre dan signos de que la lucha por la salud puede convertirse en un Paro Indefinido de los docentes de esta región y que tarde o temprano tendrá que volverse un Paro Nacional Indefinido.
La crisis de la salud en el Eje Cafetero demuestra el abandono estatal a las regiones. La situación que viven los pueblos de estos departamentos no es un hecho aislado del padecimiento de los maestros a nivel nacional. Es la expresión concreta de la crisis orgánica del modelo de salud que afecta a todo el proletariado en Colombia.
El sentir general entre los docentes es de decepción con la gestión del gobierno en lo que a la salud del magisterio se refiere. El Acuerdo 003 de 2024, presentado como una transición hacia un modelo de atención más «democrático y amplio» fue recibido con esperanza por la mayoría de los maestros, quienes confiaban en una mejora real del servicio. No obstante, a la fecha el acuerdo no solo ha tenido una aplicación parcial e insuficiente, sino que, incluso si se implementara por completo, no podrá solucionar el problema de fondo.
De ahí que la frustración de los docentes hacia las promesas del gobierno sean en realidad un síntoma de una enfermedad mayor: la confianza en el Estado burgués y la predominancia de las ideas reformistas en el movimiento. Los docentes sienten como un fracaso la lucha que han dado, el esfuerzo que hicieron para poner en el gobierno individuos dispuestos a promover las reformas que anhelaban.
El régimen de salud que cobija al magisterio lleva 35 años afectando la vida de los docentes y sus familias, desde su creación con la Ley 91 de 1989 y ratificado por la Ley 100 de 1993. Este sistema disfrazado de un régimen especial y «privilegiado», funciona bajo un esquema propio y excluido del Régimen General de Seguridad Social que hasta el momento ha «evitado el colapso financiero» como el que afecta al sistema de salud de millones de proletarios del régimen subsidiado y contributivo. Sin embargo, esto no quiere decir que no haya sido permeado precisamente por las consecuencias de la administración de las EPS y la crisis de la red pública.
El modelo de salud del magisterio depende de la existencia de la Fiduprevisora, la prueba viviente de la fusión entre el capital financiero, la salud y el Estado. Esta institución, administra los dineros aportados con el salario de los docentes de los colegios públicos de todo el país con el propósito de garantizar el derecho a la salud y se rige como una institución financiera de carácter privado.
La Fiduprevisora responde al carácter del Estado Burgués: servir a los explotadores, lo que la convierte en una entidad de mucho interés para los capitalistas y los politiqueros a su servicio. No por nada los gerentes y administradores de esta fiducia, aún en el gobierno del cambio, han sido delegados de los partidos de las clases dominantes como el Centro Democrático y el Partido de la U, Cambio Radical…, fieles a un sistema diseñado para el lucro con los inmensos recursos del Fondo de Salud del Magisterio.
Esta es la razón por la cual la propuesta de reforma al régimen de salud del magisterio con el Acuerdo 003 del 2024 no ha podido ser cumplida. Se trató en realidad de un bienintencionado parche reformista que no cuestiona la esencia del problema. No se puede «regular» o «mejorar» en beneficio de la clase obrera el infierno de la Ley 100 o los intereses del capital financiero en la salud; hay que abolirlos y enterrarlos completamente.
La agudización del problema de la salud aumenta el sentimiento de fracaso y decepción en el magisterio. Un sentimiento que es consecuencia de las ideas del sindicalismo burgués, que no forma sindical ni políticamente a los obreros, ni les explica que el Estado no es neutral y es su enemigo. No obstante, que el movimiento siga capturado por sindicalismo burgués es también de responsabilidad de los comunistas, de los docentes más revolucionarios que tienen la tarea de luchar por la independencia de clase del movimiento sindical.
La solución no está en la firma de un decreto, sino en la lucha organizada, independiente y revolucionaria. Es por ello que los docentes deben ser sinceros consigo mismos, analizar y cuestionar los caminos que se han tomado como movimiento sindical en esta lucha a lo largo de las últimas décadas. El magisterio, como un sector fuerte del proletariado, debe romper toda atadura política y programática con los partidos de la burguesía y la pequeña burguesía como los que actualmente participan de la administración del Estado y sus instituciones y que deben cumplir con salvaguardar los intereses de los Capitalistas.
La salud de los docentes y del pueblo no se resuelve con reformitas o cambios cosméticos. Se resuelve arrancando del poder a los capitalistas que convierten todo derecho en mercancía. Es por ello que la Fiduprevisora y su funcionamiento junto al Fomag es la expresión de un sistema que odia a los docentes. Sus gerentes, vinculados a los partidos de la burguesía no están ahí por casualidad o incompetencia; están ahí porque su misión es garantizar que el dinero de la salud enriquezca a los capitalistas y mercaderes de la salud.
El paro de 72 horas emprendido por los valientes docentes del Eje Cafetero en los primeros días de septiembre no es solo una protesta más, es un grito que debe resonar en todo el país contra un sistema podrido, contra un modelo de salud que prioriza el lucro sobre la vida. Se debe seguir alzando la voz desde las aulas, desde las calles, con la rabia de a quienes se les niega un derecho tan elemental como la salud.
La lucha del magisterio es la lucha de todo el pueblo y el problema de la salud es solo uno de los tantos que nos afecta. A pesar de contar con un «régimen especial en salud» este no responde a los problemas que afectan la vida de los maestros y sus familias. Esto exige combatir dentro del movimiento sindical todas las ideas del sindicalismo burgués arrodillado, que promueve la concertación y la conciliación con el Estado y los capitalistas, en lugar de la lucha y la confrontación directa con los responsables de las deplorables condiciones en las que se somete al pueblo.
La lucha por la salud es una lucha de obreros y campesinos. Y como tal, exige independencia política total. No podemos seguir atados a pactos y acuerdos con quienes nos explotan. Necesitamos un movimiento magisterial revolucionario, unificado desde la base, que no le tema a la lucha, a la movilización, al paro y a la huelga cuando es necesario llevando como bandera la consigna Gobierne quien Gobierne los derechos del pueblo con lucha directa se defienden.
Por lo anterior llamamos a los sindicalistas honestos, a los que aún creen en la lucha a romper con la burocracia sindical que los vende por migajas y apoyar las tareas por la Restructuración del Movimiento Sindical, sumarse a las organizaciones que avanzan en la centralización del movimiento sindical hacia federaciones sindicales independientes y revolucionarias y de manera organizada disponer toda la fuerza proletaria del movimiento sindical para las Asambleas Populares.
¡Adelante con la Reestructuración del Movimiento Sindical Magisterial!
¡Por un sistema de salud público, único y al servicio del pueblo Asambleas populares!






