En Ecuador, un importante movimiento revolucionario indígena y campesino ha venido creciendo fuertemente en algunas regiones. Los meses finales del 2016 fueron especialmente convulsionados gracias a las acciones encabezadas desde el 21 de noviembre por las comunidades indígenas, quienes se tomaron por la fuerza las instalaciones de una empresa minera china que viene devastando la tierra con el permiso del reaccionario gobierno de Correa.
Las comunidades indígenas han sido expulsadas de sus territorios, para entregarlos a la empresa china Explorcobres S.A. que desde el mes de agosto irrumpió con maquinaria y el respaldo de ejército y policía en el territorio indígena. El gobierno de Correa, quien posa de socialista y revolucionario no es más que un cipayo que refunfuña en contra del imperialismo yanqui, mientras se arrodilla y abre las puertas al imperialismo chino para que acabe con la naturaleza y extraiga plusvalía a montones de los indígenas, campesinos y proletarios agrícolas y en general de toda la clase obrera ecuatoriana.
Las masas han encontrado el rumbo correcto desarrollando una sostenida lucha directa que ha tomado la forma de enfrentamientos armados con un importante saldo de heridos, e incluso muertos. Su valerosa combatividad está creciendo, se va extendiendo y encontrando adeptos y apoyo en todo Ecuador y por varias partes del mundo.
Reproducimos a continuación un valioso artículo de los compañeros del Frente de Defensa de Luchas del Pueblo de Ecuador, que da buena cuenta de esta avanzada.
¡VIVA LA LUCHA POR LA TIERRA!
La lucha por recuperar las tierras en Nankints, Morona Santiago se mantiene firme.
El patrimonio que se arroga para sí el estado de la tenencia y uso de las armas, y con ellas de la violencia, ha sido quebrantado de manera certera y contundente por parte de los indígenas y campesinos del pueblo Shuar.
Un nuevo intento de los campesinos e indígenas pobres por recuperar las tierras que de manera alevosa el régimen extractivista y corporativista de Correa le entregó a la minera ExplorCobres, dejó como saldo una baja mortal (policía), 5 policías más heridos, uno de ellos de gravedad y dos militares también heridos.
Acostumbrados a que sean los estudiantes conscientes, los obreros, o los campesinos e indígenas pobres los que pongan su cuota de sangre en las justas movilizaciones y luchas populares, hoy la reacción ha tenido que pagar su cuota. Es la condición dialéctica de una contradicción que solo puede ser resuelta con violencia revolucionaria.
La reacción del régimen ha sido virulenta y masificada. La primera respuesta: declarar estado de excepción a la provincia de Morona Santiago y sobre la marcha el desplazamiento a la zona en conflicto de grupos élite de la policía y del ejército para reprimir la legítima lucha de los campesinos que no se resignan a dar por perdidas sus tierras.
El régimen fascista, tratando de estigmatizar a los campesinos ante la opinión pública, sostiene que éstos «están organizados en grupos irregulares». Que no van a permitir este tipo de acciones y que por el contrario, aseguran que «vamos a capturar a los agresores y los someteremos a la justicia ordinaria». Para sostener su perorata, Correa manifiesta que se puede no estar de acuerdo con las decisiones del gobierno pero la única vía para dirimir estas contradicciones es el diálogo.
Pero vale preguntarse: ¿Acaso las 15 mil hectáreas que ha venido ocupando el pueblo Shuar en Nankints no ha sido reconocido por todos los regímenes indistintamente de su naturaleza política?
¿Acaso los miembros de la nacionalidad Shuar no han venido manifestando pacíficamente que fueron expulsados de sus tierras y que debía retirarse la concesión a la empresa china?
¿Acaso no se adelantaron charlas a través de las distintas organizaciones indígenas y campesinas solicitando se revea la situación y se desmilitarice la zona?
Lo que pasa es que el régimen está convencido de que con su emprendimiento fascista va a intimidar a las organizaciones campesinas, populares y sindicales. Si bien es cierto la coerción y persecución le ha dado resultado con cierta dirigencia cobarde, rastrera y oportunista, de ninguna manera ha podido doblegar la legítima reivindicación y lucha del campesinado pobre que históricamente ha bregado incansablemente por la revolución agraria.
Que sepan los traidores y aquellos dirigentes oportunistas que trafican con estas luchas del pueblo, con el revisionismo que meterá la mano para arrastrar estas luchas a su consolidado político en las elecciones burguesas; a los aparatos represivos del viejo estado, a los grandes burgueses y grandes terratenientes, que esta revolución no se la hará en la asamblea, ni en fatuas mesas de diálogo, sino bajo el furor de las violencia revolucionaria que inevitablemente devendrá en guerra popular.
Saludamos la acción de estos valerosos campesinos y al pueblo Shuar. Y el régimen debe saberlo, lejos está que la lucha por la tierra pueda ser doblegada con la militarización, patrimonio de la fuerza y/o persecución de dirigentes coherentes y responsables con las tareas del pueblo y sus demandas históricas.
Rechazamos las declaraciones de la dirigencia oportunista de la CONAIE quienes no quieren asumir la responsabilidad política de la valerosa acción de los campesinos e indígenas pobres en Nankints. Rechazamos también su llamado al diálogo interponiendo de por medio a organizaciones de Derechos Humanos y a la iglesia, dejando ver su miopía política y su subordinación ideológica ante los viejos símbolos de la feudalidad en el país. Consideramos que los intentos armados por recuperar las tierras del pueblo Shuar son suficiente argumento para que el régimen defina la salida de la minera china, la desmilitarización de la zona e interrumpa la persecución de campesinos consientes que luchan por sus derechos: ¡LA TIERRA!, caso contrario, que asuma con sangre sus errores y decisiones corporativistas.
¡VIVA LAS ACCIONES ARMADAS POR RECUPERAR LA TIERRA PARA EL CAMPESINADO POBRE EN NANKINTS MORONA SANTIAGO!
¡VIVA LA REVOLUCIÓN AGRARIA!
¡LA TIERRA PARA EL QUE LA TRABAJA!
¡FUERA MINERAS CHINAS!
¡ABAJO EL VIEJO ESTADO BURGUÉS-TERRATENIENTE!