Las(os) jóvenes de la clase obrera nos encontramos en condiciones precarias a las que debemos poner fin: no tenemos condiciones para acceder a educación superior, no tenemos contratos directos e indefinidos, padecemos todo tipo de enfermedades mentales y físicas debido a las extremas condiciones de súper explotación capitalista; somos asesinados en la calle, en los hogares y en nuestros trabajos; en los campos y ciudades somos reclutados por organizaciones mafiosas; los feminicidas quedan impunes, al igual que las organizaciones armadas que asedian nuestra clase. Y si levantamos la voz, si paramos y protestamos: nos matan.
En Amazonas, Arauca, Casanare, Chocó, Guainía, Guaviare, Putumayo, Vaupés y Vichada el porcentaje de mujeres jóvenes que no han podido acceder a empleo formal ni a educación superior supera el 75 %.
Esta situación puede y debe cambiar. Si solo nos detenemos por un momento a pensar: ¿Por qué existen tales condiciones? Nos encontramos con que se debe a la existencia del imperialismo y las alianzas que sostiene con las diferentes capas de la burguesía. Esto condena a la juventud de nuestro país a la producción y al consumo de psicotrópicos, a la explotación de nuestros propios recursos, a la existencia de condiciones precarias en el trabajo, al desempleo, al embrutecimiento, a la exacerbación de enfermedades mentales y, sobre todo, a la sumisión.
¿Qué podemos hacer, si cuando peleamos contra nuestro enemigo, a lo menos se nos asesina? Bueno, respecto a esta afirmación se esconde una realidad desfigurada que debemos desenmascarar. Y digo debemos, porque la interpretación objetiva de los hechos depende solo de nuestra clase, la cual debe empezar a comprender de manera rigurosa el marxismo. Porque el marxismo es la ciencia de la lucha de clases y, por ende, es la ciencia que conduce a la Revolución Proletaria.
Esta realidad desfigurada es la que pone lo secundario como lo principal, como correcto lo erróneo, como revolucionario lo reaccionario. Es la que señala de enemigos a los amigos y de amigos a los enemigos. No permite que se observe más allá de la apariencia de las cosas, para entender además: ¿por qué a pesar de nuestros sacrificios como jóvenes no se ha avanzado hacia la revolución? Debemos estudiar a Marx, Engels, Lenin, Stalin y Mao. El estudio de estos grandes maestros hará que se transforme nuestro conocimiento de las cosas, a la vez que limpiará las concepciones burguesas sobre la revolución.
Si vamos a Stalin, una de las razones de nuestro fracaso se debe a la inexistencia de un Estado Mayor que dirija la lucha revolucionaria, que sea capaz de organizar los intereses del pueblo y pueda dar golpes certeros en los momentos oportunos: «La cuestión de si es necesario o no el Partido del proletariado y su papel. El Partido es la oficialidad y el Estado Mayor del proletariado, que dirige todas las formas de lucha del proletariado, en todos los aspectos de la lucha, sin excepción, y que une las diversas formas de lucha en un todo único. Decir que el Partido comunista es innecesario significa decir que el proletariado debe luchar sin Estado Mayor, sin un núcleo dirigente que estudie de un modo especial las condiciones y elabore métodos de lucha; significa decir que es mejor combatir sin Estado Mayor que con él, lo cual es estúpido».
Compañeros, antes de la acción viene la organización. Actuar sin organización es un grave error que nos está cobrando factura. Ver las cosas como son es reconocer la necesidad del Partido Revolucionario en Colombia. Ser un verdadero revolucionario es actuar más allá de la pasión, es actuar de manera racional y consciente. Marx dijo: «La libertad es la consciencia de la necesidad». La libertad no es hacer lo que uno desea, sino que es actuar según la necesidad, según las condiciones materiales, es reconocer el papel determinante de la materia.
Para poder ver las cosas como son Mao decía que los intelectuales, como los estudiantes, deben de intensificar la labor ideológica y política. Es decir, a la par que estudiábamos nuestras especialidades debemos de estudiar el marxismo, los problemas políticos y de actualidad. Esto es salir más allá de la esfera universitaria, saber cómo está nuestro proletariado agrícola, en qué situación está el proletariado industrial, cuánto trabaja una mujer en el hogar, cómo viven y crecen las infancias de nuestro país, los pasos que da la burguesía a nivel político, el estado de fuerzas de nuestros enemigos.
Las y los jóvenes, intelectuales o no, no podemos quedarnos en luchas gremiales, como ocurre con la bandera de la lucha estudiantil, porque lo que determina el deterioro de nuestra educación es el capital y el imperialismo, suponer como jóvenes que la lucha estudiantil es la más importante es un fatídico error, porque no se cuestiona el modo de producción imperante. Las asambleas que son organizadas por estudiantes que ignoran las condiciones de nuestros compañeros de clase están condenadas a dividir al pueblo, es por eso que a la vez que intentamos solucionar nuestros problemas debemos de atender los problemas del pueblo, porque existen y tienen relación.
Compañeros nuestra movilización y nuestro esfuerzo deben de apuntar a la toma del cielo, solo así llegaremos a la revolución, debemos de apuntar al partido para construir el socialismo, salvo el poder todo es ilusión.
Apuntar todos juntos al partido, es apuntar a resolver los problemas del pueblo y esto empieza por organizar un Encuentro de Jóvenes Revolucionarios al servicio de la revolución, este encuentro debe de ser un paso adelante en la construcción del partido, porque ninguna revolución se hará sin nuestras manos.
Los compañeros que han caído en batalla no están muertos, sus corazones laten con el nuestro, por eso laten tan fuerte cada vez que hablamos de la revolución, porque solo faltan nuestras manos y nuestra conciencia en el cimiento del Estado Mayor que necesita nuestro pueblo.