Con ocasión del día internacional del fotógrafo queremos recordar en particular a lo que fue conocido como el movimiento de Fotógrafos Obreros, que se desarrolló en 1926 entre Alemania y la URSS. Este movimiento fue impulsado entre otras cosas, por directivas de la Tercera Internacional y se extendió por Europa y América.
El movimiento estuvo compuesto por fotógrafos aficionados, principalmente comunistas a quienes se les impulsó a usar el lente de sus cámaras para develar las injusticias y los males sociales del capitalismo.
Varios de estos fotógrafos, son artistas reconocidos que desarrollaron una poderosa y despiadada denuncia de los que sus ojos atestiguaban y de las lucha y esfuerzos del pueblo por mantenerse en pie haciendo de la fotografía un destacado e indispensable medio de propaganda en la lucha de clases revolucionaria.
Aunque este movimiento no fue específicamente un grupo organizado fue un estilo en la forma de hacer sus fotografías, en el cual para nada puede decirse que se trate de un estilo homogéneo en la forma de capturar la vida de la clase obrera, mucho menos entre algunos de los fotógrafos más recordados. Lo que desmiente las ideas mal fundadas de quienes plantean que el arte nutrido por las ideas socialistas es homogenizante.
Por supuesto, el foco de la fotografía era principalmente los trabajadores y su entorno más inmediato, su vida cotidiana y sus trabajos. Es así que se retrató la vida de los pequeños agricultores, los trabajadores rurales y el hogar era el foco de unos mientras que los fotógrafos urbanos tendían a elegir motivos más industriales.
La mayor parte de esta fotografía, por ser amateur y de Comunistas militantes, resulta lógicamente anónima, no obstante, ha sido posible reconocer a algunos artistas y fotógrafos profesionales como Max Alpert, John Heartfield, Irena Bluhova, Ernst Thormann, Ferenc Haar, Kata Kalman, Kurt Beck, Eva Besnyö, Hans Bresler, Edith Tudor Hart, Erich Meinhold, Walter Ballhause, Kurt Otto Burghardt, Albert Hennig, Richard Peter, Eugen Heilig, Oldrich Straka, Erich Rinka.
También hubo importantes fotógrafos que, sin ser comunistas, registraron con sus lentes la situación de los trabajadores explotados y oprimidos desde una mirada humanista, aunque no abiertamente afín a una ideología política revolucionaria podrían incluirse en el estilo que promovió este movimiento.
Estamos seguros que dentro de nuestros lectores hay muchos artistas visuales, plásticos y por supuesto fotógrafos que son conscientes del poder de la imagen como elemento crucial para desarrollar también la lucha revolucionaria y por ello los invitamos a que consideren la decisión de sumar esfuerzos con este portal y contribuyan con su valioso oficio a denunciar la opresión y hacer propaganda a las ideas revolucionarias, los invitamos incluso a que consideren la decisión de vincularse a las tareas de construcción del partido.
Todas las fotografías compartidas en esta nota pertenecen a la obra de Max Alpert del cual dejamos una pequeña reseña por ser uno de los artistas reconocidos de este movimiento.
Max Alpert
Fotógrafo y reportero fotógrafo soviético recordado por su seudónimo de Kombat. Su trabajo es más conocido por reportajes en los que participó en primera línea durante la Segunda Guerra Mundial.
En la década de 1920 se hizo miembro de la asociación de reporteros fotográficos de la imprenta de Moscú, a su vez trabajó en el periódico Pravda, donde se realizaron retratos de casi todos los principales dirigentes políticos soviéticos y muchos extranjeros, militares, escritores y jugadores de ajedrez. Max era conocido como un prolífico fotógrafo de retratos.
Al terminar la Guerra Civil se vinculó como reportero gráfico en el Periódico de los Trabajadores en Moscú, posteriormente trabajó en la revista ilustrada URSS en construcción, fundada por Gorki y publicada entre 1930 y 1941 donde presentó unos 50 ensayos fotográficos.
El soviético de la pistola
A veces quienes curiosean entre archivos históricos sobre la segunda guerra Mundial se encuentran con esta fotografía que retrata un soldado a punto de ser abatido; se trata del comisario político del Ejército Rojo, Alexey V. Yeremenko.
Era julio de 1942, nuevamente el Ejército Rojo retrocedía. Era ya una derrota la ofensiva que se había lanzado contra Jarkov y después de meses de lucha aparentemente inútil los soldados retrocedían desangrados.
Los soldados del 220.º Regimiento de Fusileros, 4.ª División de Infantería, se encontraban en la primera línea y pretendían contraatacar. En ese momento son descubiertos por los alemanes que lanzan su artillería. Los obuses llueven sobre los soldados del Ejército rojo quienes regresan al suelo para escapar de la metralla.
Entonces, un oficial que se había refugiado de las bombas se levanta, toma en su mano una pistola, da dos tiros al aire, se gira hacia sus hombres y grita ¡Adelante! ¡Adelante! Sin dudarlo un instante Alpert toma la fotografía.
Ahora, los fusileros se suman, gritan ¡Hurra! ¡Hurra! y se levantan. Se abalanzan corriendo contra el enemigo. Los alemanes reinician el bombardeo. Restos de metralla golpean y destrozan la cámara. Milagrosamente el reportero salva su vida, tumbado en el fondo de su agujero, aturdido y confundido. No puede oír nada, ni ¡Hurra! ¡Hurra! ni el ¡Adelante! ¡Adelante!
Cuando el reportero se asoma sobre su agujero para contemplar el campo de batalla, unos pasos más allá, reventado por un obús yace el oficial y los fusileros abrazan el suelo. Fracasó el ataque.
Como puede, Alpert regresa al cuartel general y en el cuarto oscuro, logra salvar solo dos fotografías, Una de ellas, la del comisario político del Ejército Rojo, Alexey V. Yeremenko que grita ¡Adelante! ¡Adelante!