LOS VERDADEROS RESPONSABLES DE LA PESADILLA DE LA SALUD PÚBLICA

peñalosa

La reforma a la Red Pública Hospitalaria de Bogotá anunciada por el Secretario de Salud del alcalde Peñalosa, es en realidad la entrega de los hospitales públicos que quedan al capital privado; sería el paso final para culminar la privatización de la salud en la capital. El plan de Peñalosa es acabar con los 22 hospitales de la red pública que todavía sobreviven, de los 32 con que contaba la capital dos décadas atrás. Es un plan de despido masivo de trabajadores y hacinamiento de los usuarios del sistema. Pero este plan es apenas el remate de una política sistemática imperialista a nivel mundial, de convertir la salud en un negocio, de la que no escapan siquiera los países ricos, como EE.UU y Rusia, donde miles de pacientes mueren por desatención y procedimientos médicos mal hechos; es el mercantilismo el dueño del servicio, que pagan los usuarios con un remedio peor que la enfermedad.

Un esfuerzo social grande impulsado por el desarrollo de la lucha de clases y por el ejemplo del campo socialista entre las década del 40 al 60 del siglo pasado, propició y obligó a la burguesía colombiana a resolver el problema de la salud pública. El Estado se vio obligado a inyectarles capital a las instituciones de salud construidas en terrenos donados por particulares en las grandes ciudades. El derecho a la salud fue una conquista social de las masas en lucha y consecuencia de la lucha entre el capitalismo y el socialismo. Los imperialistas se vieron obligados a diseñar planes en sus semicolonias como para establecer un sistema de salud pública financiado en gran parte por el Estado.

Actualmente en Colombia el 68% de más de 22 millones de trabajadores no tienen plena seguridad social; es decir, no están afiliados a la salud pública, mientras tanto, las clínicas de salud y el turismo en este ramo, que tiene exención de impuestos por el Estado y son una realidad en el país, atraen miles de personas de todas partes, quienes tienen la forma económica de tratarse sus problemas médicos y mejorar su calidad de vida a costos más módicos en el país, en comparación con los centros de salud imperialistas.

En su Plan de Desarrollo el gobierno rebajará aún más el presupuesto en salud pública, además no cobrará el robo por parte de las EPS al sistema, lo que significa que los trabajadores que quedan en servicio lo pagarán con el despido, con la intensificación de su trabajo y con la rebaja mayor de sus salarios los que queden.

Por lo anterior es un crimen que el gran capital saquee estas instituciones y las tenga casi listas para su remate a precio de huevo; proceso facilitado con el sometimiento de la lucha por la salud pública a politiqueros de turno y logreros sindicales ligados fuertemente a las actuales centrales obreras.

Los politiqueros de turno y sus partidos se han adueñado de la administración de los hospitales públicos y han saqueado junto a los monopolios del ramo todo el sistema, por esto los trabajadores y usuarios deben ser independientes de estos verdugos de la salud pública; no ir a la cola de ningún Senador o Representante a la Cámara que promete interceder por sus intereses, como lo están haciendo algunos sindicalistas en el Hospital Universitario del Valle, porque han sido estos mismos los que le aprueban al gobierno toda su agenda privatizadora y antipopular.

Las reformas antipopulares a la salud han sido la constante, de administración en administración, que no distingue entre derecha e “izquierda” desde que fue impuesta la Ley 100 de 1993. Por eso desde las alcaldías del Polo Democrático, hasta la de Progresistas, no paran las medidas privatizadoras contra los usuarios y superexplotadoras contra los trabajadores. Este fue el caso de la Bogotá Humana, donde de 8500 trabajadores en la Red Pública Hospitalaria, para la subida de Gustavo Petro en 2012 como Alcalde Mayor, quedaron solamente 6 mil y aproximadamente 16 mil tercerizados.

De un total de 26.905 trabajadores de la red pública hospitalaria al finalizar el 2015, 19.311, es decir, el 71%, tenían un contrato por servicios, renovados algunos mensualmente; 5.574, el 21% eran empleados, y apenas 628, equivalentes al 2,3% estaban como trabajadores oficiales. Mientras tanto el robo de los hospitales por las EPS’s y la corrupción administrativa siguió como si nada y el cobro de la salvación del sistema, lo pagaron con creces los trabajadores de la salud. Así que el problema en la administración de Peñalosa es la continuidad de una política criminal del imperialismo y la burguesía colombiana que ya deja muertas en las puertas de las clínicas y hospitales a más de 130 personas en Bogotá en lo que va de 2016.

El Secretario de Salud de Petro despidió 800 trabajadores tercerizados de la red pública hospitalaria, siendo hasta este momento el mayor despido masivo en los últimos 10 años en Bogotá. Esa es una lección que deben aprender los obreros, pues no hay gobernante menos malo. Todos los gobiernos de la burguesía son igual, aparezcan como de “izquierda” o de derecha, obedecen a una misma política monopolizadora, corrupta y dictatorial impuesta por las clases dominantes y el imperialismo.

El reformismo representado en partidos como el Polo Democrático y Progresistas han aplicado la orientación del imperialismo y la burguesía para privatizar la salud, son cómplices y corresponsables de los paseos de la muerte que dejan a cientos de usuarios muertos, como de otras atrocidades cometidas como producto de la privatización de la salud.

El Polo Democrático ahora propone mejorar los servicios de salud y cuantifica el robo al sistema que han hecho las EPS’s, pero en su última administración durante el 2010, se presentaron en la capital 1200 casos de tuberculosis, una enfermedad que se suponía erradicada. La red pública de hospitales de Bogotá se desplomó: los hospitales de tercer nivel terminaron en ese año con 30.000 millones de déficit. Y la EPS que se creó, Capital Salud, luego de que les resolvió el problema a otras EPS’s que se salieron del negocio y les recibió a sus pacientes, fue diezmada. Ahora Robledo pretende encausar la indignación contra Santos porque le salva el pellejo a la familia Uribe Moreno, dueña de Saludcoop. ¿Qué dijo del problema cuando su partido tuvo la administración?

Durante la administración del partido Progresistas, la regla fue la tercerización laboral (al cierre del mandato de Petro el 80% de los trabajadores de la salud continuaron tercerizados) y así mismo se dio el cierre de servicios preventivos, como vacunaciones. La deuda de las EPS con la red pública hospitalaria de Bogotá se duplicó entre 2011 y 2014, cuando el reformismo de Progresistas administraba la ciudad, al pasar de $282 mil millones a $562 mil millones, sin que Petro o el gobierno hiciera algo serio. Hoy este señor y su partido levantan las banderas de la defensa de la red pública hospitalaria como uno de los bastiones de su próxima campaña electoral por la presidencia. Pura hipocresía y demagogia de aprendida de sus aliados y amos capitalistas.

Es el reformismo el que se muestra como adalid de la lucha contra el desmonte de la red pública hospitalaria en la capital actualmente, enarbolando la bandera contra la privatización y los despidos masivos de la administración Peñalosa, cuando estos han sido cómplices de la privatización del servicio, de la superexplotación de los trabajadores de la salud y artífices de masacres laborales.

Que no vengan los falsos amigos del pueblo a esperanzar a los trabajadores en un frente contra Peñalosa, so pretexto de que esto salvará la estabilidad laboral y la red pública hospitalaria en la Capital. Cada partido burgués y pequeño burgués que aspire a la administración del Estado, no puede más que reproducir los mismos vicios de la política putrefacta que envuelve el poder de los explotadores. Si éstos quieren de nuevo la administración de la “izquierda”, es para hacer lo mismo: despedir a trabajadores públicos de anteriores administraciones y así poner su propia cuota burocrática, nombrar como funcionarios a quienes deben favores políticos para que las saqueen como los anteriores, ganar con la firma de contratos favores políticos y económicos de los monopolios que se lucran con el negocio de la salud, etc.

Salvar el sistema de salud pública en Colombia es posible, porque hay modernos y eficientes sistemas, así como personal calificado. Pero no basta resistir al robo de la salud, porque mientras siga siendo un negocio persistirá la corrupción y la politiquería burguesa. La salud bajo este sistema cuanto más será un centro de corrupción estatal y de enriquecimiento de unos pocos. Ahora es abiertamente un negocio privado de acceso solo para los que poseen dinero.

Mientras persista el dominio de clase de la burguesía y el poder del capital esté en pie, la salud solo será para los que tengan con qué pagar. Son la burguesía y el imperialismo, los principales responsables de la muerte del pueblo por falta de atención médica, porque han sometido este servicio al interés del lucro privado. Es una enseñanza para los trabajadores y usuarios, el que donde se concentra la mayoría de la población y el gran poder económico y político de la nación, sea donde el hacinamiento de pacientes y el servicio público de salud estén peor. Esto muestra que la salida no es atraer más capital al país, como lo muestra el gobierno. Ese es precisamente el problema. Porque este sistema progresa acumulando y concentrando capital en unas pocas manos, mientras en el resto de la sociedad no deja más que miseria general, superexplotación y muerte.

El Estado capitalista, su burocracia corrupta, privilegiada y sus partidos políticos, así como los intereses de los reyes del dinero, han llevado la salud pública a lo que es hoy: un botín saqueado por unos cuantos zánganos, que cuesta enfermedad y muerte para el pueblo. Por lo anterior un gobierno reformista no cambiará la situación. La Bogotá Humana y las sucesivas administraciones del Polo Democrático así lo han demostrado. El control público y la remoción de cargos para los altos directivos de la salud no modificará el fondo del problema, porque este servicio es una oportunidad para multimillonarios beneficios y ni la burocracia, ni los monopolios renunciarán a hacerse más ricos enfermando y matando al pueblo laborioso.

Pero ni siquiera los ladronzuelos de la salud puestos como responsables y hoy detenidos por robo, encubriendo el gran enriquecimiento que han tenido los monopolios con el sistema, pagaran sus merecidas penas. Con grandes privilegios en la cárcel o con detención domiciliaria, están los Moreno, los Emilio Tapia, los Montecinos, etc., dedicándose a dilatar sus procesos. El pueblo no verá justicia en este sistema por los crímenes cometidos contra sus enfermos y muertos en los hospitales públicos.

Y lo peor es que estos mismos bandidos se ríen en la cara de los afectados declarando, como lo dijo Emilio Tapia, por experiencia propia de la corrupción de la salud en la Capital: “todas las EPS son un negocio. Giran una plata por afiliado y realmente se gastan menos de la mitad”. Por lo anterior es que el arma de la huelga en las instituciones de salud, la independencia de los politiqueros que dividen a los trabajadores y la unidad con los usuarios de la salud, es la única e inmediata esperanza para que no se agrave de manera tan dramática la situación.

Reiteramos que solo la lucha independiente y revolucionaria de trabajadores y usuarios, así como la unidad de estos con el movimiento obrero y de masas, mejorará la situación inmediata; solo la Huelga Política de masas, uniendo los paros en los hospitales y clínicas con las manifestaciones y paros del pueblo colombiano, obligará al gobierno a cargarle a los ricos la mayor parte de la crisis que han ocasionado y a derogar la reaccionaria Ley 100 que convirtió la salud en un negocio.

Pero en definitiva cuando el Estado opresor y explotador haya sido abolido mediante la revolución socialista, como ocurrió en los países socialistas el siglo pasado, se podrá levantar bajo el gobierno de los obreros y campesinos un sistema de salud pública universal, eficiente y gratis, que de verdad otorgue mejor calidad y tiempo de vida de los trabajadores. Mientras en los países socialistas como en la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas y en China se demostró que la sociedad moderna está en capacidad de tener un sistema de salud pública eficiente, gratuito y que cubra a todos los miembros de la sociedad garantizando su salubridad y prolongando su vida, hoy el mercantilismo mata y enferma a cientos de miles en Colombia y en el mundo. Por esto la Revolución Socialista y la Dictadura del Proletariado siguen vigentes y son una necesidad.

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