La clase obrera rechaza el terrorismo individual como método de lucha, mucho más cuando las víctimas no son los opresores, sino gente trabajadora, como la fallecida en Francia en los recientes atentados.
Los imperialistas son los más grandes y principales terroristas del mundo; el terror fundamentalista reaccionario, es apenas su hijo legítimo en el Medio Oriente. Han sido los imperialistas americanos, europeos y asiáticos quienes a través de la historia han ejercido, sembrado y financiado el terror contra los pueblos de la India, Indonesia, Palestina, Chile, Argentina, Vietnam, Laos, Camboya, Afganistán, Irak, Somalia, Malí, Siria… por mencionar solo algunos, y son los mismos imperialistas quienes hoy alzan sus manos ensangrentadas para señalar a los terroristas de ISIS.
A los imperialistas no les importa la libertad de los oprimidos, sino la subyugación de los pueblos para explotarlos y arrasar con sus riquezas, como lo han hecho recientemente en Afganistán, Irak y Libia, y hoy se lo disputan en Siria.
El problema es político y económico, por intereses de clase entre los reaccionarios y donde el pueblo es quien pone los muertos, como en el caso en que 425 niños sirios que murieron hace 7 meses por aviones franceses cargados con bombas de cloro en la ciudad de Raqqa.
Los imperialistas son los más grandes y principales terroristas del mundo; no llevan liberación a los pueblos sino esclavización, dolor y muerte. Los atentados en Francia legitimarán la opresión imperialista contra el pueblo sirio y demás pueblos del mundo, y también contra el pueblo francés como ya se ve ahora cuando el Estado comandado por un supuesto socialista, se quita su máscara democrática para dejar ver la verdadera dictadura de clase de la burguesía imperialista.
No hay que hacerse ilusiones con la justicia de los imperialistas. Todos tienen sus garras comprometidas en las tragedias y genocidios contra los pueblos. Todos son aves de rapiña que a la vez que transan acuerdos y coaliciones, se preparan febrilmente para disputarse a sangre y fuego una nueva repartición mundial del territorio ya repartido.
El despliegue internacional que dan los grandes medios de comunicación a atentados infames como éstos, no tiene un fin humanitario y desinteresado, sino económico y mezquino. Esta tragedia que sufren también las masas en los países imperialistas como Francia, disparó de inmediato la industria de la muerte, que trepó sus acciones desde viernes de los atentados, tal como Northrop Grumman, asociación de empresas aeroespaciales y de defensa yanqui, que se revalorizó en estos momentos en 6,69% en la bolsa de acciones de Nueva York.
El atentado es un pretexto para aumentar la opresión y no para defenderse contra los terroristas de ISIS. Hoy se intensifica el bombardeo sobre una población que la única culpa que tiene es ser dominada por un régimen reaccionario y habitar un territorio estratégico para el paso de la riqueza energética de los países productores de gas y petróleo hacia los países occidentales. Por esto matan a mansalva a mujeres, niños y a todo el que esté en la zona disputada. El capitalismo imperialista es un régimen en descomposición que comete los peores crímenes contra la sociedad.
Los proletarios y pueblos oprimidos no pueden confiar su futuro a los designios de sus propios enemigos; la esperanza de su emancipación no está ni en la OTAN, ni en el bloque imperialista de Rusia y China, ni en las clases reaccionarias lacayas de uno u otro imperialismo.
La clase obrera debe rechazar el llamado burgués a la unidad de todas las clases contra el terrorismo, porque encubre la agresión imperialista; porque es reaccionario al pretender conciliar las contradicciones entre clases antagónicas, cuya única solución es la revolución socialista. La clase obrera, en alianza con los campesinos, deben inscribir en sus banderas la lucha contra toda la burguesía, contra todo el imperialismo y contra todos los reaccionarios. Los oprimidos y explotados tienen la obligación de levantarse en armas contra sus enemigos; diferenciando las guerras entre los imperialistas y sus lacayos de la verdadera guerra revolucionaria de los pueblos del mundo.
No hay enemigo para escoger entre los genocidas de las masas, tanto en países oprimidos como opresores. No hay amigo para escoger entre los opresores. La clase obrera debe proclamar su independencia de clase frente a todos sus verdugos. Solo la revolución de los oprimidos contra los opresores, de los explotados contra los explotadores, es la solución definitiva al terror imperialista, a sus guerras reaccionarias, a su régimen de esclavización financiera y de explotación asalariada.
El repudio del pueblo a los atentados y a la guerra, que ya moviliza a millones de personas por todo el mundo, muchas de las cuales arriesgan hasta sus vidas poniéndose como blancos humanos en zonas que pueden ser bombardeadas, no puede resolver nada si no hay una oposición auténticamente revolucionaria que los dirija y los arme contra los imperialistas y los reaccionarios. Por esto la clase obrera necesita de su destacamento de vanguardia en cada país y de una Internacional Comunista que agrupe a estos partidos, capaz de lanzar al movimiento revolucionario a una ofensiva contra todo el poder del capital en el mundo.
Terrorismo reaccionario e imperialismo son dos caras del mismo engendro. Estas hienas no pueden salvar a la humanidad porque ellos son precisamente la causa profunda de todos sus males y sufrimientos. La existencia de la sociedad es incompatible con la existencia del imperialismo. Todos ellos y sus huestes lacayas y terroristas deben ser barridos de la faz de la tierra para poder desatrancar el progreso de la sociedad. Solo la Revolución Proletaria Mundial y el camino de la violencia revolucionaria de las masas, son el único poder capaz de oponerse a la guerra imperialista, liberar a los pueblos oprimidos, condenar y ejecutar a los despojadores terroristas, y expropiar a los expropiadores.
La clase obrera en Colombia no está libre de los ataques bélicos en esta guerra, porque el enemigo es mundial y por esto debe oponerse también con solidaridad internacionalista y denuncia permanente, movilizándose contra el lacayo y reaccionario Estado en cabeza del gobierno de Santos, que está dispuesto al envío de tropas mercenarias cuando los socios y amos imperialistas yanquis lo requieran, lo cual será motivo para que uno de los actores en contienda pueda apuntar sus misiles hacia el país y sus principales ciudades. Debe apoyar también irrestrictamente al pueblo francés y al sirio, denunciando y movilizándose contra los infames regímenes opresores que victiman a las masas en ambos países, y que en estos momentos movilizan sus hordas militares contra la juventud y los revolucionarios, so pretexto de los ataques de Isis.
¡Contra las guerras imperialistas, unión y lucha revolucionaria de los proletarios y pueblos del mundo!
¡Fuera todos los imperialistas, de Siria, Medio Oriente y del Mundo Entero!
Comité Ejecutivo – Unión Obrera Comunista (mlm)