El Nacimiento de la Clase Obrera

Del continente europeo, les correspondió a Italia, Inglaterra, Francia y Alemania ser los países donde el capitalismo se impuso por vez primera como el modo de producción dominante de la sociedad, y por vez primera colocó como protagonistas en la lucha de clases de esa sociedad a la burguesía y el proletariado.

Durante el siglo XVI, Inglaterra había sido sacudida por varias revoluciones políticas y sociales como parteras del nuevo modo de producción capitalista, nacido de las entrañas del vetusto modo de producción feudal. Aún en el siglo XVII el trabajo se hacía a mano, pues aún no se aplicaba el vapor a la producción, la electricidad estaba por descubrirse y apenas se fraguaban las condiciones sociales para la invención de las máquinas que transformarían la producción.

Y fue justo en Inglaterra donde a partir del siglo XVIII se desató una poderosa Revolución Industrial que reemplazó el trabajo a mano por el trabajo con máquinas, sustituyó el taller del artesano y de la manufactura por fábricas que debían concentrar un capital y una gran cantidad de obreros a condición de que fuesen libres (no siervos atados a la tierra) y expropiados (sin propiedad privada). Las pequeñas aldeas se convirtieron en ciudades y pulularon por doquier grandes inventos tales como: la lanzadera de Key (1733), la hiladora mecánica «Jenny» de 16 a 18 husos (1764), la hiladora Crompton (hilo fino y fuerte) (1799), el telar mecánico de Cartwright (1785), la máquina de vapor de James Watt (1767) (que a su vez obligó a aplicar la ciencia y la investigación a la industria, así como a perfeccionar la metalurgia, la minería y la fundición), el buque a vapor de Fulton (1807), la locomotora de Stephenson (1812).

Por su parte, en Francia, la Revolución Industrial tuvo lugar más tarde y más lenta que en Inglaterra, tanto así que en la época de la Gran Revolución Burguesa (1789) un 8,7 % de la población se distribuía en las ciudades y un 91,3 % en el campo: la mayoría de la población estaba compuesta por campesinos medio siervos que dependían de una forma o de otra del señor feudal. La revolución industrial era imposible sin acabar con el régimen absolutista feudal, esto es, sin liberar la mano de obra de los campesinos. Sólo a comienzos del siglo IXX se extiende el uso de máquinas en las distintas ramas de la producción. La industria de la seda se desarrolló gracias al telar mecánico de Jacquard, perfeccionado luego por Breton, y de 1830 a 1848 el número de máquinas a vapor pasó de 616 a 4.853.

Y mucho más tarde que en Inglaterra y Francia llegó la Revolución Industrial a Alemania, y con ella el capitalismo. Hasta 1848, el estamento principal, era la aristocracia feudal. Las causas fundamentales del atraso de los estados alemanes eran: el fraccionamiento político del país y el dominio del orden de cosas feudal y semifeudal. El capitalismo se desarrolló sobre todo en la industria textil y minera, y principalmente en las décadas de 1830 y 1840; pero la naciente industria alemana, sólo podía competir con la experimentada industria inglesa, atacando brutalmente el nivel de vida de los obreros.

La revolucionarización de la producción impregnó a la sociedad con dos consecuencias principales: 1) Aparecen dos clases nuevas: proletarios y burgueses; y 2) coexisten en lucha irreconciliable.

La configuración del proletariado industrial arranca con el despojo a los campesinos. Es cierto que en Inglaterra desde el siglo XV había comenzado la liquidación del régimen de servidumbre, pero los campesinos eran económicamente independientes tan sólo en la forma, pues la tierra seguía perteneciendo a los terratenientes. Debido al auge y demanda de producción de lana y paños, tanto en Inglaterra como en el continente, el proceso de desalojo lo aceleró el capitalismo a fines del siglo XVI y principios del XVII, siendo los campesinos completamente despojados durante el siglo XVIII. Así quedaron doblemente “libres”: de la opresión feudal y de los medios de producción, esto es, quedaron convertidos en asalariados. La otra fuente del proletariado fue la ruina de los artesanos.

Las características de la SITUACIÓN DE LA CLASE OBRERA recién nacida se originan en el mismo proceso capitalista, y, por tanto, son comunes a los diversos países, a saber:

  • Son convertidos en apéndices de las máquinas, con una rigurosa disciplina de fábrica, similar a la de las cárceles.
  • Obligados junto con niños y mujeres a trabajar jornadas de 16 y 18 horas para lograr más rendimiento a favor del capitalista.
  • Sin ninguna protección en el trabajo, se les obliga a hacerle mantenimiento a las máquinas sin apagarlas para no rebajar la producción, lo cual ocasiona muchos accidentes, la mayoría fatales.
  • Reciben salarios de hambre recortados con multas, y además para favorecer la reducción de costos del capitalista, les hacen trampas en su liquidación.
  • Viven hacinados en barriadas aledañas a las fábricas, antihigiénicas, contaminadas y convertidas en verdaderos focos de enfermedades y epidemias.

Las relaciones económicas y sociales entabladas por las nuevas clases produjeron una consecuencia directa e inmediata: la acumulación de riqueza en la burguesía y de pobreza en el proletariado. De ahí que el nacimiento de la clase obrera haya sido una tragedia, pero a la vez, la mejor noticia para la humanidad en toda su historia, porque es la clase destinada a emanciparla definitivamente. La dura situación material de la clase obrera, sumada a la carencia absoluta de derechos políticos, se convirtió en la base objetiva para el florecimiento de su lucha contra la burguesía y el capitalismo.

[Próxima entrega: Comienza la lucha de la clase obrera]
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