En febrero de 1848, en Londres y en idioma alemán, el Manifiesto del Partido Comunista fue publicado por primera vez. En los años posteriores fue editado tantas veces en diversos idiomas y países, que Federico Engels en los Prefacios a la edición inglesa de 1888 y alemana de 1890, resaltó: «…en 1887, el socialismo continental era casi exclusivamente la teoría formulada en el Manifiesto. Y así, la historia del Manifiesto refleja hasta cierto punto la historia del movimiento obrero moderno desde 1848. Actualmente es, sin duda, la obra más difundida, la más internacional de toda la literatura socialista, el programa común de muchos millones de obreros de todos los países, desde Siberia hasta California.»
Escritos por Marx y/o Engels, cada edición iniciaba con Prefacios, de gran importancia para comprender el origen, contenido y significación histórica del Manifiesto, tanto así, que se hizo costumbre incluirlos en las ediciones posteriores a 1893, y hoy en día, Prefacios y Manifiesto, son considerados como un solo cuerpo.
En ellos se recordaban o machacaban características básicas del marxismo, como la relación entre la teoría y la realidad, que en el Prefacio a la edición alemana de 1872 se destaca así: «Aunque las condiciones hayan cambiado mucho en los últimos veinticinco años, los principios generales expuestos en este Manifiesto siguen siendo hoy, en su conjunto, enteramente acertados.» […] «El mismo Manifiesto explica que la aplicación práctica de esos principios dependerá siempre y en todas partes de las circunstancias históricas existentes, y que, por tanto, no se concede importancia exclusiva a las medidas revolucionarias enumeradas al final del capítulo II.»
O la teoría sobre el carácter de clase del Estado, que la propia lucha de la clase obrera había comprobado en las batallas de 1848 y 1871: «La Comuna ha demostrado, sobre todo, que “la clase obrera no puede simplemente tomar posesión de la máquina estatal existente y ponerla en marcha para sus propios fines”»
Después de la muerte de Marx, en el Prefacio a la edición alemana de 1883, Engels resalta la idea fundamental o núcleo del Manifiesto, aclarando que pertenece única y exclusivamente a Marx: «…la producción económica y la estructura social que de ella se deriva necesariamente en cada época histórica, constituyen la base sobre la cual descansa la historia política e intelectual de esa época; que, por tanto, toda la historia (desde la disolución del régimen primitivo de propiedad común de la tierra) ha sido una historia de lucha de clases, de lucha entre clases explotadoras y explotadas, dominantes y dominadas, en las diferentes fases del desarrollo social; y que ahora esta lucha ha llegado a una fase en que la clase explotada y oprimida (el proletariado) no puede ya emanciparse de la clase que la explota y la oprime (la burguesía), sin emancipar, al mismo tiempo y para siempre, a la sociedad entera de la explotación, la opresión y las luchas de clases.»
El Prefacio de la edición inglesa de 1888, es buena oportunidad para que Engels explique la relación entre la teoría del socialismo científico y el desarrollo del movimiento obrero, cuya derrota en 1848 ocasionó el olvido del Manifiesto por más de veinticinco años, luego de los cuales volvió al primer plano y se difundió profusamente entre el proletariado de todos los países, quien había logrado desarrollarse intelectualmente a través «…de la acción combinada y de la discusión mutua. Los propios acontecimientos y vicisitudes de la lucha contra el capital, las derrotas más aún que las victorias, no podían dejar de hacer ver a la gente la insuficiencia de todas sus panaceas favoritas y preparar el camino para una mejor comprensión de las verdaderas condiciones de la emancipación de la clase obrera.»
En este mismo Prefacio Engels explica por qué al Manifiesto se le llamó comunista y no socialista: «…cuando fue escrito no pudimos titularle Manifiesto Socialista. En 1847 se llamaban socialistas, por una parte, todos los adeptos de los diferentes sistemas utópicos; …de otra parte, toda suerte de curanderos sociales que prometían suprimir, con sus diferentes emplastos, las lacras sociales sin dañar al capital ni a la ganancia. En ambos casos, gentes que se hallaban fuera del movimiento obrero y que buscaban apoyo más bien en las clases “instruidas”. En cambio, la parte de la clase obrera que había legado al convencimiento de la insuficiencia de las simples revoluciones políticas y proclamaba la necesidad de una transformación fundamental de toda la sociedad, se llamaba entonces comunista. Era un comunismo rudimentario y tosco, puramente instintivo; …Así, el socialismo en 1847, era un movimiento de la clase burguesa, y el comunismo lo era de la clase obrera.”
¿QUÉ ES EL MANIFIESTO DEL PARTIDO COMUNISTA?
La aparición del Manifiesto coincide con las insurrecciones obreras de 1848 en Alemania, Italia, Hungría y Francia, período en el cual la Liga de los Comunistas fue una excelente escuela de actuación revolucionaria, llevó la conciencia y contribuyó a la dirección de la lucha obrera, sorteando incluso limitaciones de la clase tales como las tendencias nacionalistas, localistas y la falta de experiencia en la lucha política como clase guiada por un programa independiente. El auge de la revolución obrera culmina cuando la crisis industrial de 1847 es superada y comienza un período de prosperidad industrial, favoreciendo la derrota de las insurrecciones obreras, aún en el caso de los obreros de París quienes más allá de derribar al gobierno, estaban dispuestos a derrocar todo el régimen burgués, pero no pudieron coronar tal revolución porque ni el desarrollo económico del país, ni la conciencia de la clase obrera francesa, habían alcanzado su nivel. Los burgueses cosecharon los frutos de la revolución, impusieron la reacción y en 1852 condenaron a los dirigentes de la Liga en el proceso de Colonia.
El Manifiesto fue el Programa internacional de la Liga de los Comunistas, y como tal, el Programa Comunista del movimiento obrero, en el cual se expuso por vez primera la teoría del comunismo científico, demostrando la inevitable derrota del capitalismo y la necesaria victoria de la revolución proletaria que encuentra en la propia sociedad capitalista, las contradicciones y las fuerzas sociales necesarias para su realización.
En el Manifiesto, dice Lenin, «se expone, con una claridad y una brillantez geniales, la nueva concepción del mundo, el materialismo consecuente aplicado también al campo de la vida social, la dialéctica como la más completa y profunda doctrina del desarrollo, la teoría de la lucha de clases y del papel revolucionario histórico mundial del proletariado como creador de una sociedad nueva, comunista».
Por su contenido es el Programa de lucha de la clase de los proletarios; por su forma es una declaración pública de los conceptos, fines y tendencias del Partido de los comunistas.
[Próxima entrega: Contenido del Manifiesto del Partido Comunista]