El Capital | Crítica de la Economía Política (II)

La economía política

La Economía Política clásica, como ciencia burguesa, llegó en sus investigaciones hasta la comprensión de que las ganancias tenían relación con el trabajo, pero sin jamás admitir que la fuente de tales ganancias estaba en la explotación asalariada del trabajo. Sus máximos exponentes, Adam Smith y David Ricardo, aunque eran científicos, no podían aclarar el verdadero meollo del enriquecimiento capitalista, porque su punto de vista era burgués. En cambio, Marx y Engels adoptaron el punto de vista del proletariado y tomaron como suyos los intereses y necesidades de clase, con lo cual pudieron darle un poderoso y revolucionario desarrollo al estudio científico de la economía.

La Economía Política es una de las tres partes integrantes del marxismo, no como simple continuación de la Economía Política Clásica, sino como su negación dialéctica: tomándola como fuente o punto de partida, criticándola y elevándola a una base cualitativamente distinta, que ya no sirve a los intereses de la burguesía sino del proletariado. Esta nueva Economía Política es el contenido fundamental del marxismo, y se dedica al estudio de las relaciones sociales de los hombres en la producción.

En el prólogo a la primera edición de «EL CAPITAL Crítica de la Economía Política» Marx resalta que «la finalidad última de esta obra es, en efecto, descubrir la ley económica que preside el movimiento de la sociedad moderna», de ahí que esté centrado en el estudio científico de la relación entre el Capital y el Trabajo, relación que se constituye en el eje central del sistema capitalista:

  • Toda riqueza tiene su fuente en la naturaleza y el TRABAJO, y éste como tiempo de trabajo vivo o tiempo socialmente necesario para producir una mercancía, se convierte en la medida del valor de las mercancías y medida de todos los valores.
  • El trabajo también existe como trabajo acumulado o trabajo muerto, llamado CAPITAL; el cual, cuando se relaciona con el trabajo vivo del obrero en el proceso de la producción, da como resultado una asombrosa elevación de la productividad del trabajo vivo, por lo cual se le retribuye con un beneficio o ganancia al dueño del capital, y con un salario al dueño del trabajo vivo.
  • En el proceso de producción de la sociedad moderna, los capitalistas son cada vez menos y las ganancias del trabajo acumulado que poseen en propiedad privada son cada día mayores y gigantescas; mientras que el salario del trabajo vivo del obrero se reduce cada vez más, y ellos, los obreros, son cada día más numerosos y más pobres.
  • ¿A qué se debe este portentoso fenómeno? A que el capitalista encuentra en el mercado una mercancía que tiene una cualidad especial: al consumirse, crea un nuevo valor. Esa mercancía es la fuerza de trabajo, que al emplearse en una parte de la jornada (tiempo necesario), produce el valor que el obrero necesita para conseguir sus medios de vida, y que el capitalista le retribuye como salario.  Pero la fuerza de trabado ha sido comprada por el capitalista para consumirla durante toda la jornada, por lo cual, en el tiempo restante (tiempo excedente) el obrero sigue produciendo un mayor valor, una plusvalía, que se la apropia y acumula el capitalista.
  • Este trabajo no retribuido de toda la clase obrera, o, en otras palabras, la explotación asalariada, es la fuente de toda la plusvalía de todos los capitalistas, quienes la dividen en la ganancia para el capital industrial, el interés para el capital financiero y la renta para el dueño de la tierra o terrateniente capitalista.
  • El sistema de producción capitalista basado en la explotación asalariada, es sólo una fase transitoria de la sociedad, cuya misión histórica fue desarrollar las fuerzas productivas a tal punto que fuera posible pasar a un nuevo nivel de desarrollo social, basado en la cooperación del trabajo.
  • Las propias contradicciones internas del sistema capitalista terminan amenazando la existencia misma de la principal fuerza productiva de la sociedad moderna: el proletariado, y lo colocan ante la ineludible exigencia de perecer o convertirse en la nueva clase expropiadora y sepulturera de los expropiadores capitalistas; en la nueva clase dominante que apoyada en un nuevo Estado de Dictadura del Proletariado, tiene como misión entregar nuevamente la propiedad sobre los medios de producción a toda la sociedad.

El método de Marx para llegar a tan extraordinarios descubrimientos en el terreno de la Economía Política, parte de concebir el movimiento social no como una secuencia de hechos aislados y fortuitos, sino como un proceso histórico regido por leyes y contradicciones independientes de la voluntad y la conciencia de los hombres; un proceso que va de lo simple a lo complejo, que exige una exhaustiva y rigurosa investigación de la realidad, y la primera y más simple relación histórica de la sociedad capitalista, su célula económica fundamental es la forma valor que reviste la mercancía, en cuyo estudio profundo Marx no encuentra cosas, sino relaciones entre personas, y más exactamente, relaciones entre clases, ante lo cual, como lo expusiera una publicación de la época «Marx sólo se preocupa de una cosa: de demostrar mediante una concienzuda investigación científica la necesidad de determinados órdenes de relaciones sociales y de poner de manifiesto del modo más impecable los hechos que le sirven de punto de partida y de apoyo». De este fenómeno elemental y despreciado por los economistas burgueses de la época, parte Marx para exponer el contenido de todo su estudio en los tres libros de «EL CAPITAL Crítica de la Economía Política»:

  1. Proceso de producción y acumulación.
  2. Proceso de circulación.
  3. Proceso de producción, acumulación y circulación visto en su conjunto.

[Próxima entrega: El Capital – continuación]
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