Es preciso, recordar que el régimen especial de la
ma�ia uribista, se llama especial porque por su forma
«democrática» y método ma�ioso de terror extremo
para gobernar, no se corresponde con un régimen
clásico demócrata-burgués, ni con un régimen de
dictadura abierta militar burguesa. Si bien el terror
ejercido a través del paramilitarismo, es un recurso
muy común de los Estados burgueses, no siempre va
de brazo con la ma�ia, como sí es el caso en México y
Colombia.
El régimen de la ma�ia uribista, no se impuso por azar.
Es la cúspide de un proceso, que �iel a la tendencia de
que el poder político estatal esté en manos de la clase
o las clases económicamente dominantes, se inició en
los años 70s del siglo XX cuando se con�iguró una
facción de la burguesía y los terratenientes, cuyas
rentas provenían principalmente de la bonanza
marimbera (cultivo y exportación) y luego desde los
años 80s, de las plantaciones de coca, el
procesamiento y trá�ico de cocaína. Esa facción, cuyos
jefes visibles eran en un comienzo directamente
capos ma�iosos como Carlos Lehder, Pablo Escobar,
Fabio Ochoa, Miguel y Gilberto Rodríguez Orejuela…
mediante la fuerza del capital y de las armas, cooptó
para su servicio en distintas regiones del país a jefes
militares, gobernadores, alcaldes, notarios… para
luego incursionar en la búsqueda de participación en
el Congreso y en la obtención del favorecimiento a sus
negocios por parte del poder ejecutivo (de lo cual lo
más sonado fue la relación del Cartel de Cali con la
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