El trabajo bolchevique y la camaradería – Conclusiones de una discusión

Recientemente se presentó una exasperada discusión en el organismo que elabora este periódico, donde fue planteada la renuncia de un dirigente. Allí se recordó la obligación que tenemos con el movimiento obrero como hombres y mujeres conscientes en la defensa del socialismo científico que queremos representar, el necesario deslinde que corresponde hacer con todo el liberalismo burgués, el revisionismo y el reformismo quienes confunden y desvían a las masas de la revolución. La reunión que abordó este problema pudo tratarlo con el método del marxismo leninismo maoísmo y resolverlo con acierto, gracias a nuestra enorme base de unidad ideológica y política que se concreta en el Programa para la Revolución Socialista en Colombia y la táctica revolucionaria. Consideramos oportuno escribir sobre este asunto a nuestros lectores porque es una cuestión de principios confiar en las masas y apelar a ellas sin reservas.

Realmente el camino trasegado por la construcción del Partido de la clase obrera en Colombia ha sido largo y sinuoso, pero el proletariado lucha para largo, porque la milenaria opresión y la explotación no se extinguirán de un día para otro y la misión de la clase más revolucionaria de la historia, que es la clase obrera, es instaurar la dictadura del proletariado y construir el socialismo. Una tarea que requiere tenacidad, sacrificio y la lucha de varias generaciones hasta la emancipación definitiva de toda la sociedad mundial.

Fue argumento en esta reunión la presión que se tiene por todas partes, lo cual no es de extrañar, porque, de un lado, el sistema imperialista mundial está agonizando prácticamente, sumido en una profunda crisis económica de la cual no puede salir, a punto de desatar una tercera guerra mundial y acabar por medio de ésta, la vida misma en el planeta; mientras por otro lado, en Colombia, hay una tenaz resistencia de todas las clases interesadas en continuar viviendo de la explotación asalariada para evitar que el proletariado se organice como clase consciente y le declare la guerra a muerte a este sistema. De cumplirse esta inevitable condición para desatar la revolución, las clases dominantes y sus acólitos tendrán los días contados, porque una organización política revolucionaria del proletariado, fundada sobre una única, sólida y científica base ideológica, conforme al estilo y los métodos del marxismo leninismo maoísmo, sí garantizará la dirección hacia el derrocamiento del poder político de los explotadores.

Misión que podrá cumplir con creces un Partido Comunista Revolucionario así, porque su base social es la mayoría del pueblo Colombiano, del cual el proletariado es la principal y más abundante clase entre todos los oprimidos y explotados del país, lo cual no es de poca monta. Porque mientras todos los estamentos intermedios en esta sociedad van descomponiéndose a medida que el capitalismo progresa, el proletariado en cambio se consolida, concentrándose en gigantescas ciudades, aumentando incesantemente su número; se hace más capaz, se acostumbra a la disciplina de la gran producción, se convierte en una clase que vive del trabajo cooperado y se adecua a él.

La clase que vive exclusivamente de la venta de su fuerza de trabajo, es fuerte y la más revolucionaria de la sociedad actual. Por algo fue considerada por Marx y Engels como la sepulturera del capitalismo desde el siglo XIX.

Aquí en esta reunión se habló de las limitaciones de quienes están al frente en estos momentos empuñando esta responsabilidad histórica, siendo proletarios de cuna y sacrificando su tiempo para hacer las labores intelectuales de escribir un periódico como Revolución Obrera. A personas así les ha tocado hacerse generales, habiendo sido soldados de la revolución. Se destacó en este encuentro que relatamos, que pese a los reveces y a las deficiencias que tengan los comunistas revolucionarios, lo que hacen, tiene trascendencia para el futuro, porque se ha mantenido en alto una táctica y una estrategia revolucionarias que sirven a la conciencia y están en pro de la emancipación de la clase obrera.

Hoy hay un estancamiento relativo en el desarrollo de las más importantes tareas de construcción del Partido por parte de esta pequeña pero tenaz organización, sobre todo porque manifestaciones de la ideología burguesa la están atrancando. El trabajo ideológico de la burguesía pesa y la labor del oportunismo y el reformismo por preservar este sistema se sienten, pero hemos concluido que no es algo invencible, pues los bolcheviques del siglo XXI tienen suficientes fuerzas dispuestas, más abundantes y capaces que nunca antes en esta era de la revolución proletaria mundial. Fuerzas que con una dirección correcta, de sobra pueden luchar y derrotar este sistema, causante de todos los males de la sociedad.

La actitud acertada es entonces trabajar apasionada y consecuentemente de acuerdo a la responsabilidad que tenemos y a la importancia de nuestro papel en el movimiento obrero. Cada camarada -pluma de la clase obrera en este caso-, está en la obligación de cumplir disciplinadamente con sus responsabilidades, porque las tareas son justas y necesarias y del papel que juegue el elemento consciente, depende el futuro de la sociedad colombiana. La actitud incorrecta es claudicar, como si no valiera sacrificar dejándose reducir por las limitaciones e inconvenientes particulares.

Los comunistas revolucionarios de los 60’s en Colombia nos recordaron que

«Los bolcheviques eran conocidos por su extraordinario espíritu creador, por su audacia para destruir mitos y costumbres rutinarias en el trabajo revolucionario, por su arrojo e iniciativa para romper viejos dogmas, por su capacidad de asimilar las nuevas situaciones, utilizando nuevos métodos.»

y es un deber de los revolucionarios en el siglo XXI seguir este legado, desafiando todos los retos de una revolución que tiene inmejorables condiciones objetivas para darse.

En aquella reunión acordamos esforzarnos con ese espíritu bolchevique, que permitirá bajar la presión del trabajo por el cual respondemos a la clase obrera. Las masas lo deben juzgar en la calidad y continuidad de los escritos. Cumpliendo con las tareas de cada uno, seguro la respuesta al ataque ideológico del enemigo mejorará, potenciando como consecuencia la fuerza política del comunismo revolucionario entre las masas.

Además hubo otro importante compromiso de elevar a la Comisión de Agitación y Propaganda que elabora este periódico a la exigencia de nuestros Estatutos, en cuanto a que según el Art. 26

«Todo miembro y todo organismo están obligados a ejercer la crítica y la autocrítica para corregir las fallas en el trabajo o en la conducta y para aprovechar los aciertos. Estas armas, que miden la seriedad de los militantes, de los organismos y de la Organización, hay que utilizarlas bien para que no se conviertan en fuente de resentimiento o en simples disputas. La crítica tendrá lugar en el organismo respectivo, oportunamente y sobre bases ciertas; el criterio para el uso de la crítica es el de partir de la unidad para llegar a la unidad, y su método tratar la enfermedad para salvar al paciente.»

A menudo la tensión del trabajo lleva a que seamos agrios en el trato entre nosotros mismos, y que veamos más las deficiencias que los aciertos en la labor de cada uno; en suma, que desconfiemos de la organización. Hay que practicar el correcto método que señalan estas líneas para potenciar la construcción del Partido.

También nos comprometimos a luchar contra el subjetivismo, viendo la esencia de los reveses y deficiencias, de acuerdo al análisis materialista dialéctico que señala la línea del progreso revolucionario. Finalmente fue importante la reflexión en cuanto a que mejorar la dirección, exige seguir las recomendaciones de los marxistas-leninistas de los 60’s, que indicaban:

«Comités y no individuos dirigen el Partido en todas sus, escalas, y no habrá dirección justa si no hay dirección colectiva que elimine los riesgos del caudillismo y garantice en lo posible un análisis completo de las situaciones y fenómenos… Tenemos que aprovechar todas las inteligencias, aumentar la capacidad de razonamiento del Partido e impedir que algunos se tomen el derecho de pensar por los demás»

Por esto la Comisión de Agitación y Propaganda debe seguir bregando por mejorar su funcionamiento y estar a la altura de las necesidades de la dirección de la lucha de clases, en el lugar que le corresponde, que es la vanguardia en el movimiento obrero.

En cuanto a los cuadros, recordamos que

«El criterio que debe aplicar el Partido Comunista en su política de cuadros es ver si éstos llevan adelante con firmeza la línea del Partido, observan su disciplina, mantienen vínculos estrechos con las masas, poseen capacidad de orientarse independientemente…»

esto exige a los dirigidos reconocer la importancia y el papel de sus jefes, pero también a éstos actuar como auténticos dirigentes del proletariado, que tratan a sus camaradas con cariño, como a sus hermanos, tienen absoluta confianza en las masas y en el triunfo de la revolución.

Comisión de Agitación y Propaganda.

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